Hace unos días, ya todos lo sabemos, se gestó una de las marchas más nutridas que se han dado en el país: Esta vez fue para defender al INE. Pero, ya lo sabemos también, el presidente lo tomó personal, como toma todo lo que le suena a crítica y a cuestionamiento. Esta marcha la “adoptó” por así decirlo como que era una marcha en contra de él.

No podemos negar, seamos simpatizantes del partido que sea que fue una manifestación bastante nutrida.

Al presidente le enojó mucho también, que hayan marchado personalidades de la política que, para bien o para mal, son muy reconocidas. Eso le dolió más. No puso su atención en que si habían en esa marcha madres de hijos desaparecidos o padres de niños con alguna enfermedad exigiendo atención pronta para sus hijos.

Su atención estuvo dirigida en quién de los que le caen muy mal al presidente, estuvo ahí presente.

Por supuesto no mencionó a la diputada de Morena María Clemente quien, sin disimular, fue directamente a provocar y a querer romper la marcha generando algún conato de bronca. ¡Qué raro! De eso no hablo el presidente.

En fin... Ahora resulta que, cual niñito emberrinchado, organizará una manifestación en el Zócalo. Él ama hacer pachangas en el Zócalo, ama hacer manifestaciones ahí. Cada año lo hace, pero esta marcha ya toma otros tintes distintos.

Así como para demostrar que él sí lo llena (porque claro que lo ha llenado anteriormente) y que él tiene más “likes” y seguidores en el mundo que él vive.

Una marcha del berrinche le llamaría yo. Una manifestación en el Zócalo que no será de esas habituales que al presidente le encantan.

¿Le dolió al presidente la marcha del 13 de Noviembre?

Por supuesto que le dolió, y más que para el cumplir años siempre ha sido muy importante, o al menos siempre cuenta que lo festeja o se lo celebran. Entonces imaginan que el mero día de su gran cumpleaños, se les ocurre hacer una marcha enorme... pues dolió.

Pero en revancha, él ahora organiza una de sus gustadas manifestaciones; ahora con más ahínco; seguramente le llamará “pacífica” en el Zócalo, este 27 de noviembre.

¿Con cuál fin? Ninguno importante para el país. Nada que abone a las grandes necesidades qué hay.

El objetivo es saciar su sed de venganza.

¿Llenará el Zócalo? Por supuesto que sí y más... Eso creo.

Tiene además de sí miles de seguidores, cuenta con todo el aparato de poder y todo el presupuesto para pagarle acarreados, movilizar camiones, personas, alimentación, playeras, gorras, etc, etc.

Y uno diría “bueno pues está en su derecho” pero qué pena decirles que no, no está en su derecho porque esa manifestación nos costará carísima a todos y a todas.

Porque todo ese dinero que se ocupará para abarrotar el Zócalo no saldrá gratis .

Y llena de rabia y de impotencia que en lugar de destinar recursos para las áreas más sensibles como lo son la salud y la educación, por berrinche se ponga armar otra vez un “AMLO FEST”. El presidente ya perdió el rumbo y lo digo sin afán de burla.

Se enganchó brutalmente en los que no piensan como él, y está en contra de ellos lleno de furia, queriéndoles “ganar”.

Nada le importa ahora: ni la inseguridad ni los feminicidios ni el desabasto médico. Le importa, como en un partido de futbol llanero, ganarle a la manifestación del 13 de noviembre. Ahí es donde pone su atención, su intención y los recursos.

Ahí es donde de aquí hasta ese día planeará toda la “logística” para que cientos de personas sumidas en la más profunda necesidad, a cambio de un pago mínimo y un lunch, asistan al Zócalo.

Gente que irá pero regresará sin contar con atención médica de primer nivel como en Dinamarca.

Gente que asistirá al Zócalo pero regresará sin haber encontrado empleo.

Gente que irá al Zócalo pero de regreso quizá sea asaltada.

La marcha del siglo, la marcha del berrinche.

¿Hasta dónde quiere llegar?

Es cuanto.