En los ecos de lo que fue el #GranPremioDeItalia en Monza, siguen retumbando las quejas por el final de carrera que se tuvo en donde la misma, se definió bajo la bandera amarilla y con el Safety Car en pista. Pilotos, Team Principal, gente de la prensa que cubre la fuente de la Fórmula Uno, así como los mismos aficionados, se han manifestado al unísono por la decisión de la Dirección de Carrera de terminar la carrera del pasado domingo sin acciones reales en pista.

Pero el tema no es que la Dirección de Carrera haya tomado una mala decisión al respecto, de hecho la determinación de terminar bajo bandera amarilla en Monza, estuvo apegada al reglamento; el problema real fue la pésima gestión que se dio al tratar de retirar el McLaren de Daniel Ricciardo. Los comisarios de pista tardaron mucho en encontrar la solución para mover el monoplaza a una zona segura, detrás de los guardarrailes, porque el coche del australiano se quedó con la marcha puesta y al estar completamente apagado, era imposible empujarlo en cualquier dirección para retirarlo.

Entonces, tuvieron que llamar a la grúa para que ingresara a la pista e hiciera las maniobras pertinentes para remolcar al McLaren, y cuando quedó sujeto el auto a la misma, la maniobra de la grúa tuvo que ser en reversa justo en el momento en el que varios monoplazas pasaban por la zona con velocidad controlada, pero aun así, con cierto peligro tanto para los comisarios como para los pilotos.

Y así, se fueron las seis vueltas que faltaban para terminar el Gran Premio, por lo que concluyó de la forma más sombría que pudo haber sido, sin relanzamiento de carrera y sin acciones en pista, aun cuando los pilotos punteros ya estaban preparados con un stint de neumáticos blandos que montaron durante los primeros giros del Safety Car, posteriores al incidente de Ricciardo.

Ya mencionamos que la decisión de la Dirección de Carrera, fue apegada al reglamento para ese tipo de contingencias; sin embargo, si se hubiese decidido sacar la bandera roja, habría sido una buena opción, porque de esta forma se hubiese parado la carrera, todos los monoplazas tendrían que haber ido al pit lane, los comisarios en pista habrían tenido todo el terreno libre para hacer las maniobras necesarias con la grúa para mover el vehículo, limpiar la pista y despejarla por completo; y entonces las seis vueltas que faltaban se habrían dado en óptimas condiciones de competitividad, con un cierre más que merecido para el público en el graderío y en la televisión, y para la historia de un circuito tan mítico como el de Monza.

Pero a la Dirección de Carrera se le olvidó por completo que la Fórmula Uno es, además de un deporte, uno de los mejores espectáculos en el mundo que no merecía un cierre de Gran Premio como el que nos dieron en Italia. Es en este punto donde -rememorando lo que pasó en Abu Dhabi el año pasado, en el último Gran Premio de la temporada 2021, que nos dejó un cierre de campeonato de los más emblemáticos en la historia de la Fórmula Uno-, cuando toma relevancia la decisión que tomó el entonces Director de Carrera, Michael Massi, de tener un cierre en bandera verde, después del incidente de Nicholas Latifi con su Williams en el giro 53 de 58, después del cual, Max Verstappen venció en pista a Lewis Hamilton para proclamarse campeón del mundo en aquella temporada.

Después de esa épica definición del campeonato, a Michael Massi se le cuestionó tanto, principalmente desde Mercedes, que perdieron de fea forma el campeonato de pilotos ante el neerlandés, al grado de que Massi fue destituido como Director de Carrera de la máxima categoría. Sin embargo, el pasado fin de semana se necesitaba una decisión como la que tomó Massi en Abu Dhabi para entregarnos un cierre de carrera digno del Templo de la Velocidad en Monza.

Por lo tanto, tanto la FIA como la misma Fórmula Uno deben modificar lo que tenga que modificarse en sus protocolos de acción ante un incidente, para permitir que el espectáculo continúe y sea este el que dicte las emociones del graderío y de los millones de televidentes que desde casa esperan ver el show que merece la Fórmula Uno.

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