Ernestina Godoy no fue ratificada como fiscal general de la Ciudad de México. Los panistas, priistas y los pocos perredistas que quedan lo celebraron con entusiasmo. Los morenistas y sus aliados lo minimizaron. Los únicos perdedores de que la capital del país no tenga un fiscal general somos los ciudadanos y los beneficiarios directos son los delincuentes, los cárteles y los criminales que aprovecharán esta situación para actuar con manga ancha.

Imaginen que, en Ciudad Gótica, Batman y el comisionado Gordon dejen sus cargos para buscar una senaduría y una diputación; que el fiscal Harvey Dent quiera permanecer en el puesto y se lo impidan; así como que el alcalde Marion Grage deje su puesto para ser presidente. El Guasón, El Pingüino, Gatubela, El Acertijo y demás villanos harían de las suyas.

En la CDMX, los titulares del gobierno, de la procuración de justicia y de la policía andan en campaña. Por regla, de política y de vida, todo buen servidor público deja de serlo cuando son picados por el gusano del poder, porque sus prioridades cambian. Los sustitutos, encabezados por Martí Batres y los que le siguen, incluido el encargado de despacho de la fiscalía, le echan ganas, pero no es lo mismo un sustituto o un encargado de despacho que los titulares electos por el voto ciudadano.

Los delincuentes que asechan nuestra ciudad son mucho peor que los villanos de Ciudad Gótica. Hablo de La Unión Tepito, de Los Estúpidos, de Los Guerrero, de las bandas de Mario Bagui, de El Lenin y del Maestrín; así como de Los Rodolfos y de la Güera. Además del Cártel Inmobiliario y todos los demás grupos criminales que desean entrar y echar raíz en alguna zona del codiciado territorio de la Gran Tenochtitlán.

También están los delincuentes comunes, los que con violencia despojan y aterrorizan a ciudadanos de bien y les quitan sus pertenencias, como le ocurrió a uno de mis amigos en la noche de Reyes, a unos metros del kiosco Morisco en la popular colonia Santa María la Rivera. Lo golpearon, le quitaron su cartera, le hicieron un cargo por 30 mil pesos, le robaron su celular, destruyeron en cristal de su camioneta y por poco se llevan a su hijo.

Como muchos ciudadanos, siento impotencia, después un enorme coraje y después tristeza. Con qué cara le digo a mi amigo que debe consolarse, que las cosas no pasaron a mayores, que al fin y al cabo las pérdidas fueron materiales. Que pudieron haberlo “droneado” como a los habitantes de Buenavista, que no es una víctima en las masacres de Texcaltitlán, en el Edomex; de Salvatierra, en Guanajuato o Petatlán en Guerrero.

Sé que no debemos asumir la justicia por propia mano, pero qué hacer cuando no hay Estado. Como proceder cuando la prioridad de las autoridades es la disputa por el poder y no los ciudadanos. No tenemos héroes sino hombres bragados y defensores de sus comunidades como el doctor Mireles; Hipólito Mora; el padre Pistolas, Jesús Alfredo Gallegos Lara; el sacerdote Filiberto Velázquez; los habitantes de Texcalpilla o los pasajeros de la combi que evitaron ser asaltados. Estamos solos, tenemos que ayudarnos y defendernos por nosotros mismos.

Necesitamos en el gobierno y en la oposición políticos comprometidos con la sociedad. Deseo el mayor éxito al Jefe de Gobierno sustituto, al encargado de despacho de la fiscalía y al nuevo titular de la policía, por el bien, no de un partido o de una candidatura, sino por mi ciudad, la región más transparente del aire.

Eso pienso yo. ¿Usted qué opina?... La política es de bronce.