En menos de un mes dos misiles desde el extranjero, uno antes de las elecciones pidiendo a los electores mexicanos que no votaran por MORENA y el otro después del proceso electoral contra uno de los miembros más destacados del gobierno actual: el canciller Marcelo Ebrard Casaubón. No son casualidades, hay una línea de hostilidad manifiesta contra dicho gobierno en la prensa extranjera. Esta vez atacaron desde Londres en la Gran Bretaña y desde Nueva York en EUA, The Economist y The New York Times. El centro de los misiles son las políticas impulsadas por el gobierno del Presidente AMLO, en ataques muy ideologizados y con muy escaso conocimiento de lo que sucede dentro de México.

Antes había sido El País (noviembre de 2019), The Wall Street Journal con “Mexico’s Polarizing President Presides Over Rising Violence, Flailing Economy” (Diciembre de 2019), antes también The New York Times (mayo de 2019): “A New Revolution? Mexico Still waiting as Lopez Obrador Nears Half-Year Mark”, igualmente The Financial Times “”Investors see Uncertain future in Mexico” y también “Lopez Obrador’s anti-corruption is failing”; “Mexico leader as heedless as Trump in Coronavirus crisis,” Los Angeles Times. No tienen caso abundar en ello.

Tienen dos direcciones los últimos dos misiles, el de The Economist y The Washington Post: los cambios o reformas emprendidas, particularmente, la reversa en materia energética y el tema de las confrontaciones con la prensa de oposición al nivel nacional y la política anticorrupción; en general esas cuestiones son de las que se ocupa la prensa internacional adversaria al gobierno del Presidente AMLO, más la política de salud en la pandemia del Covid-19.

Pero en todos los casos con carga ideológica, mostrando su desacuerdo, su distancia ideológica, su desafecto político, su rechazo, a una vía distinta que no sean los caminos señalados por el Consenso Washington: las diez máximas del pensamiento y las políticas de corte neoliberal. En la prensa sub-regional, latinoamericana, no ha sido tan atacado el Presidente AMLO, sí en la prensa occidental, básicamente anglosajona, en menor medida en la española. El “Saving Mexico,” Time; “The Rise of Mexico,” por parte de The Economist, como punto de diferenciación y como elemento de simetría ideológica y de simpatía política, es más que suficiente.

Un mundo políticamente globalizado permite que los asuntos de un país se conozcan en tiempo real en todos los rincones del planeta, sobre todo en la áreas geográficas más inter-conectadas, lo cual permite lo que en otros tiempos podría ser considerado en sentido estricto una “actitud injerencista”, irrespetuosa de la soberanía nacional, hoy es parte de la globalización e interconexión de las sociedades nacionales. Incluso el pensamiento y los criterios de valoración adversos. Si de allí se pasara a la intriga, a la conjura o a la animosidad práctica, ya sería otra cosa, el gobierno tendría derecho a la legítima defensa en los términos en que lo considerara pertinente. Por lo momento no hay evidencia.

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En general el gobierno mexicano actual no es muy afecto al contacto con la prensa internacional, en los dos últimos casos, mediante su canciller, quien fue personalmente el objeto del misil periodístico del The New York Times, se optó por responder, alegando dos cuestiones esenciales: falta de conocimiento de lo que sucede en México y por lo tanto una valoración equivocada (incluyendo el tema del accidente en el Metro), y la idea errónea de que sus criterios ideologizados son correctos de por sí y en sí, sin considerar la posibilidad de que los que están equivocados son quienes escriben con rechazo sobre el gobierno del Presidente AMLO. Ha sido la tónica general.

El ataque a Marcelo Ebrard es a un aspirante sólido a suceder al Presidente López Obrador, sin mayor conocimiento que la eventual filtración de algunos documentos con valoraciones técnicas que ya circulan por ciertos ámbitos, pero que no pueden considerarse definitivos, no son el Documento Experto que todos estamos esperando. Por ello la osadía de responsabilizar al ex Jefe de Gobierno, directa o indirectamente de una tragedia tal, es demasiado atrevimiento sin que haya de por medio un conocimiento especializado, obviamente, que por ello raya en la irresponsabilidad y solo endulza los oídos y los sentidos de los adversarios acérrimos del gobierno actual y del propio canciller.

Hay quienes ya hablan de “fuego amigo” de frente a la sucesión presidencial contra Marcelo Ebrard por “las filtraciones”, nos parece improbable, no imposible, porque el más ansioso e impaciente de los aspirantes sabe que tienen primero que ayudar al Presidente AMLO a arrasar en la consulta sobre su mandato el próximo año y que no sería tolerable una jugada por pequeña que sea en esa dirección antes de dicho evento. Muy probablemente el Presidente no lo perdonaría, sería casi una traición anteponer ese interés personal al del Presidente AMLO y del rumbo de su gobierno en los últimos tres y cruciales años de su mandato. Desacomodar algo en dicho contexto sería suicida. Requiere un gabinete totalmente unificado en torno a su liderazgo para arrasar en la consulta.

Mario Delgado dirigente de MORENA afirmó recientemente que ya está pensando en el “referéndum revocatorio”. Es la línea y el trabajo que está por delante. Nadie se puede confiar, AMLO no necesita cualquier mayoría, necesita rozar el 65-70% para revestirse de toda la fuerza necesaria para la segunda mitad de su mandato.

Les ha informado a varios de los más grandes e importantes empresarios del país, miembros del Consejo Mexicano de Negocios (CMN) que piensa solo en tres próximas reformas constitucionales: la electoral sin desaparecer al INE, la de la industria eléctrica y la de seguridad que es convertir a la Guardia Nacional en un cuerpo armado dentro de la Secretaría de la Defensa Nacional. Todo dentro de un clima muy distendido, cordial y de respeto mutuo, según informaron a la prensa los propios empresarios participantes. Magnífica noticia porque distiende el clima de desconfianza y cierta tensión con el sector del gran capital mexicano, una absolutamente necesaria estabilización de las relaciones con este sector empresarial.

Es de celebrarse la disposición al diálogo y al respeto mutuo dentro de lo que sabemos perfectamente bien, son diferencias muy importantes sobre el rumbo y los medios e instrumentos que necesita México. Pero que se pueda dialogar sobre ello en un tono conciliador entre dos actores fundamentales de la vida nacional debe darnos un punto muy importante de tranquilidad sobre el desarrollo futuro e inmediato de la vida política nacional.