Si bien es cierto que el gobierno de Ecuador, que encabeza Daniel Noboa, se excedió y cometió un ilícito en el marco del derecho internacional y de los tratados existentes al allanar el territorio mexicano, porque las embajadas son precisamente eso, extensiones del territorio mexicano en el extranjero y deben ser respetadas en el marco de toda norma, también es una realidad que esto fue producto de una acción políticamente incorrecta, por la imprudencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y es que, tal como lo señaló en su intervención ante el consejo de la Organización de Estados Americanos (OEA) el embajador ecuatoriano Mauricio Montalvo Samaniego, México habría violado los principios de no injerencia en asuntos internos y la no utilización de embajadas de manera incompatible con la Convención de Viena, al tiempo que reprochó las declaraciones de López Obrador sobre su país, las cuales calificó de ofensivas.

Aún cuando el desencuentro entre Ecuador y México proviene desde diciembre pasado cuando el ex vicepresidente Jorge Glas se convirtió en refugiado político en la sede consular mexicana, lo que detonó el rompimiento de relaciones fue la desagradable intromisión del presidente López Obrador, a quien el 3 de abril pasado le pareció que para la audiencia de su conferencia mañanera sería de interés platicar una anécdota respecto a las pasadas elecciones en Ecuador.

López Obrador platicó que durante las elecciones en aquel país, la candidata de las fuerzas progresistas, Luisa González, mantenía una ventaja de aproximadamente diez puntos porcentuales sobre sus competidores. Sin embargo, de manera inesperada, Villavicencio fue asesinado, lo que provocó un cambio en el panorama electoral.

“Hubo elecciones en Ecuador, iba la candidata de las fuerzas progresistas como 10 puntos arriba, 10 puntos”, declaró el presidente.

La candidata líder cayó en las encuestas y el candidato que ocupaba el segundo lugar ascendió en popularidad. López Obrador expresó su preocupación por las circunstancias en las que se desarrollaron los comicios.

“Entonces, un candidato que habla mal de la candidata que va a arriba de repente es asesinado, y la candidata que iba arriba se cae, y el candidato que iba en segundo sube”.

Asimismo, el presidente denunció la creación de un ambiente de violencia durante la campaña electoral, ilustrando cómo algunos candidatos se presentaban a los debates utilizando chalecos antibalas, lo cual, según él, contribuyó a una atmósfera enrarecida.

Sus comentarios desencadenaron tensiones diplomáticas entre ambos países, lo que llevó a Ecuador a declarar tan solo un día después, persona “non grata” a Raquel Serur, embajadora mexicana en Quito, y le emplazó a abandonar el país.

Verónica Sarauz, esposa del ex candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, criticó al presidente Andrés Manuel López Obrador por sus comentarios sobre el asesinato de su esposo.

Sarauz expresó su pesar por las palabras del mandatario mexicano.

“Lamentable la declaración del presidente de México sobre el magnicidio de mi esposo Fernando Villavicencio”, escribió en X.

Además, hizo un llamado al respeto por la memoria de su esposo y demandó al presidente López Obrador que se mantenga en silencio sobre el tema.

La reacción de la hija de Villavicencio fue aún más furiosa, a través de X, antes Twitter, aseguró que su padre fue asesinado por los mafiosos que él siempre investigó; algunos de los que, señaló, se encuentran asilados en la embajada de México en Ecuador y en la propia República Mexicana.

“Lávate la boca López Obrador antes de hablar de mi padre... Qué poca madre tienes para dar estas declaraciones tan mediocres e inhumanas”, agregó.

El asunto habría quedado hasta ahí como uno más de los desencuentros que acumula el gobierno bajo la égida de Andrés Manuel y a los cuales ya nos tiene casi acostumbrados, puesto que España, Argentina, Perú, Bolivia, y Uruguay, solo por mencionar algunos, aparecen en la lista de países con los que el presidente mexicano ha creado conflictos.

Sin embargo, en el caso de Ecuador el tema escaló de manera singular cuando el presidente Noboa instruyó la expulsión de la embajadora mexicana y AMLO determinó otorgar asilo político a Jorge Glas.

Luego entonces, el viernes 5, la embajada de México en Quito, fue el escenario de un abrupto incidente, cuando un contingente policial ecuatoriano forzó su entrada en la instalación diplomática, donde se refugiaba el ex vicepresidente Jorge Glas, a quien México había otorgado asilo político unas horas antes.

El asalto a la embajada sucedió cuando los oficiales, arribaron en vehículos de color negro, rompieron las puertas externas y penetraron hasta los patios de la sede diplomática. Durante los hechos, el jefe de cancillería de México en Ecuador, Roberto Canseco, fue sometido por policías. A las 22:30 horas, López Obrador anunció finalmente la ruptura de las relaciones diplomáticas con Ecuador, mientras que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) advirtió recurriría a la Corte Internacional de Justicia, así como a otras instancias regionales e internacionales pertinentes, para denunciar las violaciones al derecho internacional.

Como ya se veía venir, en la sesión del miércoles, la Organización de los Estados Americanos, respaldó a México y aprobó una resolución que condena “enérgicamente” el violento asalto de policías de Ecuador a la embajada mexicana. Se trata de un proyecto de resolución que fue presentado por la delegación de Colombia y al ser convocado a sesión extraordinaria fue aprobado por la gran mayoría de países miembros de la OEA. En la votación 29 sufragaron a favor; uno (Ecuador) en contra; El Salvador, se abstuvo. Venezuela (que no tiene representante) y México (que estuvo ausente), no votaron.

No conforme con el resolutivo, este jueves, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pidió suspender a Ecuador por el asalto a su embajada en Quito en la denuncia que presentó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Además de la expulsión de la ONU, México plantea a la Corte Internacional de Justicia los siguientes puntos:

Establecer el precedente de que cualquier nación que actúe tal como Ecuador (es decir, que invada una embajada), debe ser expulsado en definitiva de Naciones Unidas.

Evitar la repetición de estos casos ante el Consejo General de la ONU.

Juzgar y declarar que Ecuador es responsable del daño.

“La demanda mexicana no parece fácil de cumplir a juzgar por la propia historia de Naciones Unidas pues desde su fundación, solo un Estado ha sido expulsado: fue en 1971 cuando Taiwán fue despojado del asiento de la República de China, que en su lugar fue entregado a la República Popular de China.

Ecuador no solo es miembro de pleno derecho de la ONU sino que en este mismo momento tiene asiento en el Consejo de Seguridad dentro de la cuota de países latinoamericanos y caribeños, un puesto que ocupa desde junio de 2022″. (El Financiero 11/04/24).

No es ocioso hablar de las diversas posturas y polémica que aún en nuestro país ha generado todo este asunto. Están los que pecan de patrioteros y no observan intromisión alguna en la actuación de López Obrador, y los que condenan y le responsabilizan de generar el problema no solo por su impertinente posición sino por asilar a un delincuente fugitivo.

Pero bueno, lo cierto es que en efecto el presidente Noboa se propasó. Si AMLO actuó inadecuadamente la historia lo juzgará, por quizá haber puesto al país al borde de un conflicto en el que ya hay una principal consecuencia que es el rompimiento de relaciones.

Lo más lamentable, con seguridad, es que una vez más, México está envuelto en un conflicto internacional y en esta ocasión de muy graves dimensiones, dejando a connacionales que viven en aquel país en una situación de indefensión, afectando el comercio y a empresarios mexicanos, generando un estado de inseguridad y enviando una percepción de debilidad de parte de un país como México que todavía es el más sólido económicamente y en aspectos de fortaleza institucional, pese a que tenemos un gobierno que lo desdora cada día.