El primer debate llevado a cabo en el marco de esta campaña electoral federal, específicamente el contraste de ideas entre las candidaturas a la presidencia de la república postuladas por la coalición denominada Fuerza y Corazón por México, que postuló a Xóchitl Gálvez, la bautizada como Seguimos Haciendo Historia, que tiene como aspirante a Claudia Sheinbaum, y la del Movimiento Ciudadano, que abandera Jorge Álvarez Máynez, tiene la posibilidad de decantar un primer análisis en cuanto a lo que de este ejercicio se observó.

Y tendría que ser iniciando con la referencia a las inconformidades unánimes en cuanto a la forma en que se diseñó y cómo se desahogó este primer encuentro entre los tres aspirantes a la máxima magistratura del país.

No obstante que se buscó, al parecer, una fórmula novedosa con la participación de la sociedad en el planteamiento en cuestión de las preguntas, no se puede considerar, al menos es prácticamente una constante entre una gran mayoría de analistas y la sociedad, a través de sus liderazgos y los comentarios que se hacen en redes en diversas formas y fuentes, de que no fue demasiado atractivo y resultó ineficaz; que se hicieron repetitivas muchas preguntas generando respuestas repetitivas también, que hubo fallas de logística muy importantes como es el manejo de los tiempos a través de las fallas en el reloj, los cronómetros, la escasa habilidad que tuvo uno de los dos conductores, en este caso Manuel López San Martín, quien no respondió a las expectativas planteadas, quizá le sobró juventud y le faltó habilidad y tuvo un problema de eclipsamiento frente a su compañera en la conducción del debate como moderador, frente a la experimentada periodista Denise Maerker, quien por cierto lució bastante, quizá un poco más que las propias candidatas.

En otro orden de ideas está la forma en que fueron acomodadas las personas debatientes, que a diferencia de otros ejercicios similares históricos, lo hicieron sentadas y eso generó un acartonamiento. La forma en que no podían estarse viendo frente a frente como debiera ser, y que generó la imposibilidad de algo más directo, recordando como contrapuesto a ello la lucidez con la que se desarrollaron los debates históricos, por ejemplo aquellas ocasiones en que un candidato de pie se salía de su entorno y las cámaras lo seguían para pararse frente al otro casi a medio metro de distancia e interpelarlo, donde se levantaban a mostrar artículos de apoyo con mayor atractivo en cuanto a su mensaje corporal, acentuando con los gestos y su voz, la mayor desenvoltura que tuvieron históricamente los participantes en cuanto a los debates que se han venido significando a lo largo de las campañas electorales hace varios sexenios.

Y por otro lado, en el esquema del manejo tan reprimido de tiempos, y además tan mal manejado, que no permitió que quienes participaron tuvieran un lucimiento mayor, que hubiera sido interesante para los espectadores que al final de cuentas podrían emitir su voto a favor de ellos tras escucharles y verles.

Más allá de esto, la temática no generó lo que se esperaba, quizá lo más importante es que faltó un momento inicial de presentación específico, porque los tres aspirantes aprovecharon esta primera intervención para tomar tiempo de su preciado espacio para dedicarlo a presentarse y posteriormente dedicarle mucho tiempo a los señalamientos encontrados y lo que generó el menor lapso para el planteamiento de propuestas.

Más que entrar a detalle de quién ganó a quién perdió un debate, lo cual es muy subjetivo, razón de que la calificación no tiene un parámetro, no tiene un supuesto metódico para llevar una evaluación y cada quien tendrá su óptica. Ya se ha dicho que el tema se aprecia dependiendo quien lo mire y generalmente con algún tipo de favoritismo, simpatía o situación de falta de empatía por alguien, y esto afecta obviamente la capacidad de expresar opiniones imparciales. Sin embargo, la gente tuvo oportunidad de ver un primer escarceo, a priori una candidata del partido en el gobierno que parecía una esfinge impertérrita ante señalamientos, ante cuestionamientos severos que dejó de contestar simplemente por dejarlos pasar, que no cayó mucho en las provocaciones y dejando de contestar cosas que debió quizá responder para satisfacer el interés de quien escuchaba los cuestionamientos que en ocasiones sí eran muy acertados pero que se perdían como si fueran jabs al aire por parte de un boxeador y por otro lado, el regreso de ésta hacia sus aspirantes concurrentes con señalamientos también ligados a su pasado, a su trayectoria o más allá de lo útil en relación con personajes propios más a los partidos que los respaldan o postulan que a la propia trayectoria de las personas.

Hubo destellos por parte de los tres, quizá el que pasó más desapercibido en cuanto a algún planteamiento fue Álvarez Máynez, quien a mi juicio hizo lo que se esperaba de él, muy poco y prácticamente testimonial y significarse solamente a que existe. Y la situación sigue planteada en torno a la presencia, trayectoria, propuestas y figura de las dos mujeres que buscan en mayor posibilidad de éxito la obtención de la presidencia de la república.

Se diga lo que se diga en las diversas encuestas, que hay centenares en las redes, algunas promovidas por importantes personajes con brillo en la academia o en la comunicación o en análisis político reconocido y otras incluso por comunicadores o periodistas que aprovechan las herramientas que hay en las redes para generar sondeos de opinión. Al margen de ello, donde quizá en la mayoría se señala como ganadora a Xóchitl Gálvez y en algunas a Claudia Sheinbaum y muy pocas referentes al señor Álvarez Máynez, lo que podemos pensar es que no hay mucho movimiento en cuanto a la apreciación desde el electorado en relación con las personas que están contendiendo.

Desde mi punto de vista se mantiene una diferencia no muy amplia de la señora Sheinbaum que ha aprovechado bien sus muchos años de campaña a partir de su presencia como jefa de gobierno de la Ciudad de México sobre Xóchitl Gálvez que irrumpe en el escenario político apenas hace un año, pero que ha venido creciendo y que quizá a un paso lento, pero hasta donde puedo observar seguro va avanzando y muy lejanamente, prácticamente imperceptible, el candidato del Movimiento Ciudadano quien busca ser consolidado como la tercera vía, pero está muy lejos de haberse visto como tal.

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