Durante varios días el querido Ciro Gómez Leyva se ha expresado en sus artículos de Excélsior y en su noticiero de Radio Fórmula más como activista de oposición que como periodista objetivo. Pero hoy, al comentar el primer informe de gobierno de Claudia Sheinbaum, en tono de derrota y hasta de resignación coincide con sus amigos españoles que le dicen: “Es una suerte (para la sociedad mexicana) tener tan buena mandataria”.

Desde luego, hay bipolaridad en Gómez Leyva y en el resto de la comentocracia. El trastorno bipolar en el periodismo lleva a quienes lo sufren a oscilar entre la manía —caracterizada por la euforia claramente expresada en trabajos informativos nada objetivos— y la depresión que conduce a aceptar la realidad con la más intensa tristeza. Ojalá Ciro no caiga en la tentación y se inmole.

Durante sus episodios de manía, es feroz la crítica de los y las columnistas a todo lo que representa la presidenta de México, que es exactamente lo que representaba el odiado expresidente AMLO. Después, en la depresión, se rinden ante la realidad, sobre todo si están ante personas más imparciales y, por lo tanto, perfectamente capaces de comparar la demostrada eficacia de Sheinbaum con la torpeza de gobernantes objetivamente torpes como el español Pedro Sánchez.

¿Por qué Sheinbaum, de México, gobierna mejor que un presidente como Sánchez, de España? Porque el segundo es como todos los de su especie: un político maniobrero muy poco preocupado por simple y sencillamente gobernar, ya que dedica la mayor parte de su actividad a la intriga que le permita conservar el poder.

La ventaja de Claudia Sheinbaum radica en su vocación: no es política, sino científica. Si algo distingue al político es que se emperra en sus ideas, aunque resulten fallidas. La gente de ciencia, en cambio, si por algo se caracteriza es por su voluntad de corregirse a sí misma si las cosas empiezan a salir mal.

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En ese sentido, me gustó el mensaje de redes sociales que ayer difundió el joven Oliverio Tijerina, de Monterrey: el informe de la presidenta Sheinbaum le sirvió para recordar a su abuelo, del mismo nombre, un destacado médico que fue el primer rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León —antes de que la dirigiera el doctor Tijerina la universidad pública nuevoleonesa no tenía autonomía—.

Oliverio comparó a Claudia con su abuelo seguramente en el momento en que ella subrayó en su informe que, en este gobierno, es histórica la inversión en educación, ya que hay más becas para estudiantes de todos los niveles y más universidades.

Entiendo la comparación que hizo Tijerina, quien trabaja en Palacio Nacional en una de las dependencias de la Secretaría de Hacienda. La verdad de las cosas impresiona que en un año se hayan destinado 104 mil millones de pesos para becar a 13.6 millones de alumnos y alumnas.

Impresiona todavía más el compromiso presidencial de abrir 330 mil nuevos espacios en las universidades. Después de tanto tiempo de abandono y de reformas educativas centradas en ahorrar recursos y no en las necesidades de quienes estudian, motiva que el Estado vuelva a poner en el centro de sus prioridades la enseñanza. También a la ciencia, por cierto: “Hemos incrementado en 193 por ciento los apoyos a proyectos de investigación científica, en 70 por ciento las becas al extranjero y en 23 por ciento las estancias posdoctorales”.

Y, en proyectos específicos de investigación, dijo la presidenta, “conformamos equipos de trabajo de profesores, investigadores y estudiantes de universidades e instituciones públicas de educación superior —aprovecho para saludar a sus rectores y rectoras— dedicados al desarrollo de 10 proyectos estratégicos de innovación, desarrollo de tecnología nacional y estudios humanistas. Entre ellos destacan: El minivehículo eléctrico Olinia. El proyecto Kutzari, Taller de Diseño de Semiconductores. Los satélites de observación Ixtli. El Sistema Metaocéanico de Monitoreo Climático y Protección Civil. Y Quetzal, el diseño y producción de un vehículo aéreo no tripulado de última generación".

Hay cerca de 500 investigadores trabajando en tales proyectos. La ciencia al fin es una prioridad para el Estado mexicano. Se ha dado el primer paso para cumplir el sueño de viejos maestros entregados al conocimiento y a la enseñanza, como el doctor Tijerina, de Nuevo León.