Las condiciones políticas, sociales y económicas de México pasan por uno de sus peores momentos. No se trata de cuestionar al presidente, sabemos que si le va mal a él, nos va mal a todos pero, desgraciadamente, los resultados de este gobierno son los peores en décadas.

Existe un gravísimo problema de inseguridad que AMLO se niega a reconocer y, por lo tanto, a atender. El presidente, sin salirse del guion que le preparan sus asesores, cada conferencia matutina repite la misma perorata.

La violencia

Ante los asesinatos de candidatos a diversos puestos de elección, en mayo de 2021 respondió: “Algunos medios de comunicación magnifican los atentados y homicidios de candidatos con el fin de enrarecer el ambiente rumbo a las próximas elecciones”.

Sin embargo, la violencia crece y cada vez es más evidente en entidades como Veracruz, Colima, Zacatecas, Sonora, Baja California, Jalisco, Chihuahua, Michoacán, Guerrero y Morelos, mientras él se limita a proferir los calificativos que ya todos conocemos, “amarillismo”, “politiquería” y “sensacionalismo” de los medios; para el presidente no “informan” los hechos delictivos, los “magnifican” y no se trata de un trabajo periodístico, sino de una “estrategia de los conservadores” para hacerlo quedar mal.

De acuerdo con Etellekt Consultores, en lo que va del sexenio de AMLO, se lleva un alza del 25% en violencia política en comparación con todo el gobierno de Felipe Calderón y un 445% más si lo comparamos con el sexenio de Vicente Fox.

Pero, ante su incapacidad para combatir el problema, AMLO ve como salida anunciar que hará mañaneras los fines de semana para evitar que lo ataquen.

El hackeo

Por otro lado, la información que empieza a conocerse del hackeo a la Sedena pone al descubierto el espionaje político que realiza un gobierno represor, sin dirección y vinculado con organizaciones del crimen organizado.

Se da cuenta de que la Sedena considera a funcionarios municipales y estatales (de Morena) de Campeche, Veracruz, Tabasco y Chiapas que podrían estar vinculados con cárteles.

Que el Hospital Militar está al servicio de funcionarios, legisladores, trabajadores y familiares cercanos a AMLO.

Que, siendo gobernador de Tabasco, Adán Augusto entregó la seguridad pública a personas muy cercanas al CJNG.

Que muchos de los gobernadores de Morena y sus aliados, presuntamente mantienen vínculos con el crimen organizado, como Alfonso Durazo de Sonora, Ricardo Gallardo de San Luis Potosí, Américo Villarreal de Tamaulipas, Cuauhtémoc Blanco de Morelos y Cuitláhuac García de Veracruz, entre otros.

Otro tema es el desastre en el manejo mediático de Ayotzinapa, donde las víctimas fueron usadas como medio político electoral.

El Gabinete

La fisura en el Gabinete es otro gran problema. Al hablar en su mañanera sobre la renuncia de la secretaria de Economía, advirtió: “Si yo pusiera por escrito, si las otras secretarías pusieran por escrito sus discrepancias, imagínense las diferencias entre Pemex y la Secretaría de Energía, las diferencias entre Hacienda y la Secretaría de Energía, las diferencias entre Medio Ambiente y Agricultura. Claro que hay diferencias”.

La renuncia de Tatiana Clouthier representa la salida de una de los pocos funcionarios capaces y con la valentía de decir lo que está mal aún a sabiendas de que con ello se ganan el desprecio del presidente. Ya son varios funcionarios que han salido por lo mismo, los secretarios de Hacienda, Carlos Urzua y Arturo Herrera, el jefe de la oficina de presidencia, Alfonso Romo, el director de la dependencia para Devolver al Pueblo lo Robado, Jaime Cárdenas, el consejero Jurídico, Julio Scherer y hasta César Yáñez, quien durante años fue su más leal colaborador y ahora se encuentra en entredicho no solo por el distanciamiento, sino por el libro que publicará su exesposa, titulado “El Rey del Cash”.

Este libro seguramente revelará los mecanismos para la recolección de dinero de procedencia desconocida de AMLO, desde Bejarano y hasta quien sabe dónde vaya a topar, este asunto debe tener nerviosos al presidente y a muchos de sus allegados.

El fracaso

El fracaso de este gobierno se aprecia en cualquier sector, en Salud y en Educación, donde se avecina un gran problema, que día a día universidades como la UNAM se van al paro y a huelga.

La economía sin resultados. Somos uno de los países con mayor inflación y según las calificadoras, la expectativa es que continuará creciendo. México es el segundo país de la OCDE con la peor caída en pandemia, solo superado por España y el que menos se ha recuperado con un 5% abajo del nivel prepandemia.

Y, como AMLO es incapaz de reconocer que se equivoca, no sabe trabajar en equipo ni escuchar otra voz más que la suya, ante los cada vez más fuertes reclamos, responde con la amenaza de que se va a endurecer y que su intransigencia perdurará:

“Va a ser muy probable que yo sea fresa en comparación a los que puedan quedar, mujeres u hombres. Porque yo estoy muy moderado. ¿No me ven, pues? Pero esto lo digo porque a lo mejor los conservadores están contando los días: ‘Ya se va a ir Andrés Manuel y va a venir alguien como los de antes’. No, no, no. Yo soy moderado, fresa, socialdemócrata, centrista”.

Andrés Manuel López Obrador

Un gobierno fallido, que se le desmorona en las manos.