Desde hace 30 años, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), hoy (T-MEC) Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, se ha catapultado como el mayor vehículo generador de estabilidad económica para nuestro país y eso no está en tela de juicio. Por ello, no se entiende que el actual régimen esté dispuesto a poner en riesgo un instrumento de tan vital importancia para la economía de los mexicanos, a menos que sea el propósito de un personaje que presume de nacionalista pero en los hechos puede pasar a la historia como quien vino a destruir un muy pujante país como lo era México hasta antes de ser nombrado Ejecutivo de esta gran Nación en 2018.

Los principales analistas y estudiosos en la materia, han advertido del peligro en que ya se encuentra la economía nacional tan solo ante el hecho de que se lleven a cabo las consultas técnicas que nuestros socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, han solicitado por considerar que la política energética de México es violatoria al tratado comercial.

Tal como lo refirió la semana pasada el influyente diario The Washington Post (TWP), “Estados Unidos lo acusa de tres cosas. La primera es que esta nueva Ley de la Industria Eléctrica solo permite comprarle electricidad, antes que nadie, a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y deja fuera a las demás empresas. Después, que a los productores de combustible se les impuso una política de producción con ultra-bajo azufre, menos a Petróleos Mexicanos (Pemex), lo cual le da un trato preferencial. Y por último, que desde 2013 las empresas podían importar y transportar gas natural, pero ahora solo Pemex y CFE —empresas paraestatales de petróleo y electricidad— pueden transportar gas natural, otra vez privilegiándolas sobre las demás”.

Ya habíamos escuchado por ejemplo, verter sus comentarios en torno a este tema a gente de reconocida capacidad como lo es el exsecretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien advirtió que la decisión del gobierno federal de cambiar las reglas del juego de forma unilateral en el sector energético podría llevar al país a consecuencias legales inimaginables y pondría en riesgo las inversiones extranjeras y los empleos para los mexicanos.

Guajardo Villarreal, quien en su momento fungió como negociador de dicho Tratado, se pronunció a favor de que el gobierno no genere más incertidumbre con una postura negativa ante las acciones de los socios comerciales en el contexto del T-MEC, ni se arriesguen los empleos en el sector exportador, en un momento económico complicado, con alta inflación y falta de crecimiento.

Sugirió tomar como una oportunidad de corregir el rumbo en decisiones de política energética, los recursos legales emprendidos por los gobiernos de Canadá y la Unión Americana.

“Afortunadamente los paneles de controversias, nos dan la oportunidad de corregir el rumbo, de sentarnos a dialogar de forma responsable con nuestros principales socios comerciales”, expresó.

Del otro lado de la frontera no lo ven de manera diferente, saben que se afectará a México sobremanera, según reconoció el propio Kenneth Smith, exjefe negociador del T-MEC.

“La alta probabilidad de que México pierda en el panel de discusión con Estados Unidos y Canadá por posibles incumplimientos al T-MEC pondría en peligro los salarios de los trabajadores del sector exportador.

Esto, dado que dichos salarios son 40% superiores a los que se pagan en el resto de la economía, lo que además supondría un riesgo que se extiende a los empleos del sector.

“Si los afectamos, vamos a dañar seriamente a la economía nacional. Si nos imponen represalias comerciales en contra de los productos más exitosos de nuestro sector exportador, se ponen en peligro esos empleos”, advirtió.

Destacó que si el panel concluye que México violó el T-MEC, EU y Canadá, puedan retirar sus preferencias comerciales, cuando las exportaciones y la inversión extranjera son el motor de México para salir de la crisis económica.

Lo anterior, derivaría en que Estados Unidos se surtiría de otras partes, por lo que con ello México, “a todas luces”, perdería, agregó el especialista”.

Y si a los serios reclamos de los socios comerciales le agregamos la insolente respuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador que contestó con una canción de Chico Che, y sus envalentonadas poses y su nacionalismo equivocado, entonces se tiene que suponer que el problema es grave y las consecuencias pueden ser mayúsculas.

De hecho, ya se pueden comenzar a ver reacciones negativas, pues tal como lo señaló en su comunicado sobre el aviso de consultas de resolución, el gobierno de EU, los cambios de política energética en México desincentivan la inversión de proveedores y empresas que buscan comprar energía limpia. Es decir que, nuestro país ha dejado de ser atractivo para inversionistas extranjeros quienes observan que el gobierno de este país no brinda certeza y seguridad, que no reconoce las reglas del juego y aunado a ello, su presidente se burla, y desafía a sus socios.

Por si no fuese suficiente, la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, ha expresado que si bien ha tratado de trabajar de manera constructiva con el gobierno mexicano para abordar estas preocupaciones, las empresas estadounidenses siguen enfrentando un trato injusto por parte de México.

El nacionalismo rancio que evoca el presidente López Obrador, coloca en peligro a toda la nación, pues argumentar que permanecer en el T-MEC significaría “ceder soberanía”, es un muy bajo recurso para ganar simpatías con ese sector del pueblo ignorante que le festeja y aplaude sus desproporcionadas posturas y ocurrencias, mientras sus socios y el resto del mundo observa con disgusto la falta de seriedad del mandatario mexicano.

Y como también lo advirtió TWP, el castigo para México será la imposición de aranceles elevados contra sus exportaciones hacia Estados Unidos y Canadá.

México podría recibir entre 10 mil millones y 30 mil millones de dólares en aranceles si pierde la disputa comercial, de acuerdo con el ya mencionado Kenneth Smith, quien fue el principal negociador del T-MEC por México hasta 2019 y el exsecretario de Economía, Ildefonso Guajardo.

También funcionarios estadounidenses han calculado pérdidas económicas en ese rango, mientras que el modelo de análisis BloombergNEF calcula que por lo menos más de 22 mil millones de dólares en inversión privada están en riesgo. Las medidas se impondrían donde elijan los países quejosos, y pueden ser en los productos más competitivos de México.

El golpe que Andrés Manuel está a punto de propinar a la economía nacional debido a su estulticia, insensatez, altivez, su desprecio por los ricos y su tendencia a infringir las leyes, normas y acuerdos, es de dimensiones todavía inimaginables.

López puede condenar a todo un país a la pobreza, y ese momento quizá esté más cercano de lo que imaginamos.

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