El Presidente AMLO demostró que tiene las riendas de la conflictividad con EUA bien controladas: comercio e inversiones en energía y seguridad, interna y fronteriza, sin haber resuelto totalmente las problemáticas, pero listo para la negociación en el caso energético FUERA de los mecanismos para ventilación de controversias en el T-MEC. Y en seguridad su presión sobre el comercio de armas debilita la postura exigente de EUA. Reporta avances suficientes para distender la relación harto conflictiva. Marcelo Ebrard hábil y eficiente negociador.

La seguridad y la paz avanzan en México. Mi postura es que no se trata de una estrategia aplicada plenamente victoriosa pero sí que reporta avances, aunque con ella no considero posible enfilar a México por la senda de la pacificación efectiva en pocos años, salvo con la realización de ajustes importantes en la inteligencia nacional, en las instituciones de procuración, administración e impartición de la justicia, en la organización y operación de los cuerpos armados, en la mejora sustantiva de los marcos jurídicos y en el compromiso de todas las fuerzas políticas en una misma concepción y dirección de los esfuerzos nacionales.

El gobierno nos indica que entre enero-junio de 2022 se registraron 38,560 investigaciones sobre presuntos delitos del fuero federal, 49.01% están contenidos en el Código Penal Federal y 50.99% en otras Leyes y Códigos, de un total de casi 69,000 incidencias delictivas. De estas, los homicidios dolosos tienen un peso determinante, y cayeron en el primer semestre de este año en 9.1%, de 16,948 a 15,400 respecto a 2021. Es decir, 1,558 menos. Esta cifra respecto a junio de 2018 se ha reducido en 13.4%, siendo este último año el más violento en este tipo penal. A esto me refiero: no hay un desplome vertical, pero sí una mejora. No obstante, la estridencia mediática de muchos “analistas” e “informadores” sitúa la situación actual como la peor en los últimos 15 años, porque se basan en un dato: el número de asesinatos, pero no se respaldan esta afirmación. Los feminicidios cayeron en 8.02% (respecto a la misma fecha 2021): de 536 a 493. Los feminicidios llegaron a su máximo histórico en agosto de 2021, y en agosto de 2022 disminuyeron 20%. Los datos no respaldan la estridencia mediática.

¿Qué dicen otros estudiosos del problema?: el Instituto para la Economía y la Paz con sede en Sídney Australia, organismo internacional serio e independiente cuyos analistas registran mejoras que vale la pena presentar y reflexionar al respecto. Cito: “En 2021, el impacto económico de la violencia en México se estimó en 4.9 billones de pesos (US$243 mil millones), equivalente al 20.8% del PIB de México. El impacto económico de la violencia mejoró por segundo año consecutivo en 2021, disminuyendo un 2.7%, o 137 mil millones de pesos, con respecto al año anterior. Las disminuciones en delitos como homicidio, secuestro y robo apuntalaron la mejora en el impacto económico de la violencia”. En ello se expresa el hecho de que el Estado mexicano ejerció el gasto público en ejército, sistema judicial y el orden y la seguridad pública (es decir, el gasto en contención de la violencia) ha aumentado un 78.5% desde 2007.

Se ha ejecutado así: el gasto militar aumentó un 127% desde 2007 para llegar a casi 167 mil millones de pesos, el nivel de gasto más alto registrado. En el mismo período, el gasto en seguridad pública y el sistema judicial ha aumentado un 18.4% y un 56.2%, respectivamente. Estas cifras tienen un alto impacto conclusivo: el discurso oficial de pacificación, contención de la violencia y caída de la incidencia delictiva, se apoya cada vez más en un creciente esfuerzo financiero para la institución militar. Es una flagrante contradicción. Podría llevar a una falsa conclusión: a mayor gasto militar mayor caída delictiva.

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Pero veamos: el gasto público mexicano en justicia y seguridad pública está muy por debajo de los niveles regionales e internacionales. México gastó el 0.63% de su PIB en el sistema de justicia y seguridad pública en 2021, menos de la mitad del promedio de la OCDE, organismo al que pertenece. Pero también gasta menos que el promedio de los países de América Latina en dicho rubro (0.6% contra 1.9% de Chile, 1.4% Brasil, 1.6 Bolivia, 0.8% Argentina, Ecuador 2.4%, Paraguay 1.0%, Uruguay 2.3% y Colombia 3.4%) según el Banco Mundial. Internacionalmente estamos abajo, nacionalmente ha crecido mucho, con relación a países con la misma problemática de criminalidad y violencia que México.

Ahora bien: desde 2015 hasta 2021, la paz en México se ha deteriorado en un 17.1%; el deterioro general centralmente ocurrió entre 2015 y 2019, con pequeñas mejoras registradas en los últimos dos años, de 3.4% en 2020, y reduciéndose a sólo una leve mejora del 0.2% en 2021. Los impulsores detrás de este cambio en los últimos dos años son principalmente: reducción generalizada en acciones armadas y en tasa de homicidios. Aquí influyó de manera determinante la postura no ofensiva del ejército mexicano en sus movilizaciones por el territorio nacional.

Entre 2015 y 2019, el deterioro de la paz se debió principalmente al deterioro de los indicadores de homicidios y delitos con armas de fuego. Estos últimos registraron el mayor deterioro de todos los indicadores del IPM (Índice de Paz en México que consta de 12 sub indicadores agregados en cinco indicadores más amplios), con un aumento de su tasa del 77.9%. Como reflejo de este aumento en la violencia armada, la proporción de homicidios cometidos con arma de fuego aumentó del 57.4% en 2015 al 68% en 2021. En general, la tasa de homicidios ha aumentado un 76.3% desde 2015. Hubo un deterioro muy importante en este rubro, y cada vez son más mujeres las que son asesinadas con armas de fuego. Cito:

“A pesar de que la gran mayoría de los estados mejoraron en paz en 2021, el puntaje de paz nacional experimentó solo una mejora marginal. Esto refleja el grado en que los deterioros en una minoría de estados están impulsando los elevados niveles generales de violencia en México. Al igual que en 2020, solo seis estados (Guanajuato, Baja California, Estado de México, Michoacán, Chihuahua y Jalisco) concentraron aproximadamente la mitad de todos los homicidios. Como reflejo de la importante divergencia en los niveles de violencia en todo el país, la tasa promedio de homicidios en los cinco estados menos pacíficos de México fue de 73 por cada 100,000 habitantes, en comparación con 8.2 por cada 100,000 habitantes en los cinco estados más pacíficos”.

Índice de Paz en México

En 2020 fueron 21 Estados los que mejoraron su desempeño respecto de la paz, en 2021 fueron 23 Estados, dos más. En tanto, en 2020 11 Estados de la República deterioraron su situación de paz, y en 2022 solo 9, dos menos. El tema de la violencia está localizado por Estado (no por Municipio) en 6 entidades: Guanajuato, Baja California, Estado de México, Michoacán, Chihuahua y Jalisco. Ellos están gravitando drásticamente en el deterioro del conjunto. Si a ellos sumamos los 10-20 principales municipios más violentos, y la identificación de los principales grupos delictivos (tanto las organizaciones mayores como las agrupadas en torno suyo) que en ellos actúan tenemos la base para una estrategia regional de pacificación que seguramente está en proceso.

“La investigación del IEP también encontró que, a nivel estatal, la corrupción y la ineficacia administrativa permiten el crimen y la violencia a través de la mala asignación de fondos que, de otro modo, podrían haberse dedicado a la seguridad pública. La falta de derechos políticos y libertades civiles también muestra una asociación con mayores niveles de violencia y delincuencia.

Sin embargo, México ocupa el puesto 76 de 163 países en el Índice de Paz Positiva, en contraste con su posición 140 en el Índice de Paz Global, lo que significa que, a pesar de la crisis de seguridad pública, México sí cuenta con las condiciones sociales que le permitirían aspirar a una paz más sostenible”.

Índice de Paz en México

Identificar y replicar casos exitosos de programas de construcción de paz y resiliencia podría llevar a México a un ciclo virtuoso hacia niveles más altos de paz. En 2021, tres de los cinco indicadores del IPM mejoraron, de allí el avance aunque pequeño. Cabe destacar que tanto los delitos cometidos con armas de fuego como el homicidio han mejorado, con tasas que cayeron un 6.2% y un 4.3%, respectivamente; ambos alcanzaron una tasa cercana a 26 por cada 100,000 habitantes. Esto marca el segundo año consecutivo de mejora para ambos indicadores luego de pronunciados aumentos entre 2015 y 2018.

Tenemos aquí, variables y conceptualizaciones fuera de los lugares comunes que pueblan intensamente las columnas periodísticas y la editorialización de comentarios en los medios electrónicos. Puede ser útil conocer un enfoque distinto para mejorar el entendimiento de una problemática harto compleja que muy a menudo se simplifica groseramente.