“Mis amigos son unos atorrantes

Se exhiben sin pudor, beben a morro

Se pasan las consignas por el forro

Y se mofan de cuestiones importantes

Mis amigos son unos sinvergüenzas

Que palpan a las damas el trasero

Que hacen en los lavabos agujeros

Y les echan a patadas de las fiestas

Mis amigos son unos desahogados

Que orinan en mitad de la vereda

Contestan sin que nadie les pregunte

Y juegan a los chinos sin monedas.”

JOAN MANUEL SERRAT

“Estimado @ManuelBartlett, le deseo un feliz cumpleaños reconociendo su trabajo a favor de la soberanía eléctrica nacional.”

CLAUDIA SHEINBAUM, 23/02/2023

En agosto del año pasado, Manuel Bartlett y su esposa recibieron una fuerte rechifla y el grito de “rateros” cuando salían de comer de un restaurante ubicado en la colonia Polanco. (Debo decir que también, en el colmo del cinismo, Emilio Lozoya Austin se dejó ver en elegante restaurante en Lomas a finales del 2021, y solo gracias a las fotos que la periodista Lourdes Mendoza compartió fue que este señor pisó prisión.) Otro caso paradigmático sería la aún ministra Yasmín Esquivel, quien continúa tan campante a sabiendas del daño que le causa su actitud a la UNAM y a la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y hay diversos funcionarios de la 4T que departen en comedores criticados por su movimiento, pero que bien que son gozados por sus paladares.

Allá ellos y su decisión de optar por dejarse ver en público y más en esos lugares; son libres de hacerlo. Como también somos libres los ciudadanos de criticarlos y propinarles una probadita de desprecio social. Se lo merecen.

De hecho, lo que sucedió en aquel restaurante debería ser repetido y reiterado al cansancio. Cada vez que nos encontremos a algún “funcionario público” que merece el oprobio social por sus “des funciones”, hay que señalarlo. Volverlo un paria del tejido social; digo, mientras la ley empieza a funcionar...

Mas, desafortunadamente, hay personas que en lugar de exigir a los funcionarios públicos que cumplan con sus tareas o que pasen a retirarse (o que de plano se les mande a prisión) se prestan para andar de zalameros y para estar dispuestos a la foto.

Eso sucedió ahora con Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la República, en su primer acto público en que se le vio de regreso de su convalecencia (por cierto, ¡qué mal semblante!). Sí, el procurador de justicia conocido por torcer la ley (además de inventarla) con objeto de lograr venganzas personales. Si me preguntan, debería ser ejemplo social de corrupción y de criminalidad lo que este señor hizo (ayudado por más de un funcionario de la Cuarta Transformación) al encarcelar a Alejandra Cuevas por más de un año sin razón alguna ni crimen cometido.

Pero volvamos al evento ayer: el presidente entrante de la Barra Mexicana del Colegio de Abogados, Víctor Olea Peláez, y el presidente de la World Jurist Association, Javier Cremades, prestándose a convivir con Gertz Manero. No solo eso, los miembros del consejo directivo de WJA ¡lo invitaron a su siguiente asamblea en la que le darán un reconocimiento por el trabajo que ha realizado en “la vida jurídica de nuestro país”!

Obvio, además de la foto y la invitación, Gertz Manero felicitó a Víctor Olea por su nuevo encargo y le deseó todo el éxito… Olvidó recordar que el propietario del Bufete Olea y Asociados es el mismo que apareció en los audios filtrados donde él, Gertz Manero, le da instrucciones a quien era el “intermediario” del caso de Alejandra Cuevas ante la SCJN. Casi, casi, dándoles señalamientos a los jueces de cómo proceder.

Con Cremades dijo que la FGR establecerá “una relación de trabajo y de transparencia en las tareas realizadas en la procuración de justicia en nuestro país”. Ni siquiera quiero imaginar el resultado…

Por ponerlo muy amablemente: levanta más de una ceja —genera dudas e incertidumbre “— el saber que Víctor Olea, quien acató las órdenes de Gertz en el tema de Alejandra Cuevas, dirige ahora la Barra Mexicana Colegio de Abogados y otro tanto que él y la WJA busquen la foto con el fiscal.

Ante las fehacientes pruebas de que los funcionarios públicos son corruptos o manejan la ley a su antojo o son plagiarios o detentan los vicios que supuestamente un funcionario público no debería tener, no podemos ni debemos prestar nuestros nombres y peor aún de las asociaciones que representamos con objeto de codearse con tan execrables servidores públicos.

Es momento de que, como ciudadanos, por lo menos les encarezcamos su convivencia en sociedad. Cero zalamerías, nulo aplauso a quien no lo merece y sí, en cambio, la ley —aunque sea la “del hielo”— hacia todas sus acciones. Señalarlos a donde sea que vayan como lo que son: corruptos, vendidos, plagiarios, criminales, violentos.

Basta de la obsequiosa relación que atestiguamos con Gertz. No separaron a los practicantes del derecho de quien es un deformador de este.

Se definieron como entregados a la Fiscalía. Vergonzoso.