Una de las fascinaciones por las encuestas es que pretenden reducir la compleja e incierta realidad a una cifra, sea la evaluación de una autoridad, la percepción de la economía, la inseguridad o la prospectiva electoral. Los números son obsesión desde hace muchos años y tiene que ver con la pretensión de simplificar la vida. La realidad es que las cifras merecen una mejor interpretación a pesar de su simple expresión, y sean de las cuentas públicas o de los estudios de opinión merecen una discusión que casi nunca se presenta.
Muchos de los que observamos la evolución de los temas públicos en México nos vemos obligados a seguir con cuidado lo que sucede en EU, porque nuestra dependencia -más allá de nuestras pretensiones y buenos deseos soberanistas- muestra que estamos muy expuestos por lo que hagan y decidan las autoridades norteamericanas. Deseamos que México no sea piñata de nadie y que nuestra presidenta defienda al país, pero la realidad se impone y nos presenta sumamente frágiles ante el vecino. Desde antes de Trump el secuestro y la entrega del mayor capo del narcotráfico, El Mayo Zambada, daba cuenta de un vecino dispuesto a todo.
Bien sabemos que la suerte del país, al menos en una buena parte, dependerá de los términos de la renegociación del acuerdo comercial con EU y Canadá. La letra del acuerdo habla de revisión, pero es un hecho que debemos pensar en una renegociación porque así lo decide quien domina el juego. El calendario puede jugar a favor de México, especialmente por sus efectos en la cadena de suministro ante la perspectiva de un año electoral en el que Trump y los republicanos se juegan mucho, porque allá la sociedad vota y rechaza a quien gobierna mal; además, la pérdida del Congreso afectaría porque la fuerza del presidente sobre su partido descansa en ser el factor para ganar elecciones, tema de gran importancia, que se volvería en contra. Trump pasaría a ser una consideración de repudio electoral. Hay que subrayar que los aranceles han probado ser muy impopulares en los votantes norteamericanos.
El umbral del desastre se ha alcanzado en estos días según uno de los estudios de opinión más recientes, Strength In Numbers/Verasight, que revela una diferencia entre republicanos y demócratas, de 7 puntos, a favor de los últimos (https://bit.ly/48Y9GFp). Además, para este martes 4 de noviembre se perfilan derrotas a los republicanos en la simbólica elección de alcalde en NYC y de gobernadores de New Jersey y Virginia. En palabras del autor Elliot Morris, se trata de “un público que prefiere los controles y equilibrios a las acciones presidenciales unilaterales”; además, en la contienda, incluso en algunas elecciones locales, la aprobación presidencial tendría un fuerte impacto, una suerte de referéndum sobre Trump.
Pero no solo se trata de la negociación del acuerdo comercial. México no puede asumirse como un potencial beneficiario respecto a las diferencias de Trump con otros países como China, Japón y Corea del Sur, ni siquiera Canadá, naciones con más recursos de negociación. Desde luego que la economía norteamericana está muy articulada con la proveeduría de origen mexicano, nuestra mayor ventaja, temas que se resuelven no por la vía institucional, sino por la presión de las mismas empresas en EU que podrían resultar afectadas, sin dejar de lado a los consumidores por el incremento de la inflación, asunto explosivo desde el punto de vista electoral.
El mayor riesgo para el país está en el plano de la seguridad. Es previsible que Trump pretenda ganar terreno en los temas de mayor fortaleza como seguridad fronteriza y lucha contra el crimen organizado asociado a las drogas. Ventaja que Venezuela anticipe la agenda y que sería un error monumental desestabilizar a México, en especial cuando la colaboración del gobierno está a la vista y del quiebre respecto a la política de “abrazos, no balazos” del pasado inmediato; sin embargo, podría ser el caso de pretensiones imposibles de conceder y presentar un conflicto en la relación.
El país está en problemas que no pueden soslayarse. En buena parte son herencia, en otra son entorno, con margen de maniobra estrecho, y que un Trump arrinconado por los malos resultados de sus decisiones en materia económica y por una opinión pública crecientemente adversa pueda hacer de México objetivo para ganar imagen o al contrario, dar espacio al entendimiento a manera de reestablecer condiciones en beneficio de los dos países.
Por lo pronto, el umbral del desastre, el 7% de las intenciones de voto genéricas para la elección de noviembre del próximo año son un referente.


