Cuánta razón tuvo Karl Marx al referirse que “la religión es el opio del pueblo” y aún más cuánta razón ha tenido AMLO que entendió con toda perfección como utilizar ese opio para control, manipulación y dominación. Marx cuando realizó el análisis no se refería de forma directa en contra de ninguna iglesia ni religión, sino contra las formas “teológicas” y fetichistas de dominación de quien detenta el poder.

Esta metáfora del filosofo alemán se ha convertido en el principal instrumento de control de los gobernantes populistas. El comunismo dictatorial, el populismo, el fascismo se convirtieron en una verdadera iglesia, con sus papas infalibles, sus santos y sus mártires, con sus textos sagrados y los profanos, sus bulas, sus procesos inquisitoriales, a tal grado que quien se atreviera a contradecir al líder máximo correría con el riesgo de la inquisición, de las purgas en el caso estaliniano, o a encarcelamientos y persecuciones.

La palabra sagrada del líder, la palabra del señor es reproducida a diario, tanto por el líder, “mesías” tropical como por sus apóstoles. Para AMLO su salida siempre ha sido el imperio de los “otros datos”, es decir su palabra es la ley sagrada que nadie puede contradecir.

No existe discurso de funcionario público de cualquier gobierno morenista o miembro del partido en que no se haga una referencia a la bondad o magnificencia de su guía moral, ejemplos de esto sobran, con una estructura de la narrativa que no puede ser cuestionada. La culpa es de los neoliberales, de los fifis, de la clase media aspiracioncita, de Calderón, García Luna y ahora es de Xóchitl Gálvez que promueve cosas distintas.

El descarrilamiento del Tren Maya, estuvo precedido de infinidad de denuncias sobre la mala calidad de la obra, como los resultados de la Auditoria Superior de la Federación sobre la mala calidad de los materiales utilizados y la corrupción de las grabaciones presentadas por Latinus, donde muestran a un sobrino de AMLO y Amílcar Olán, burlándose de que el Tren Maya podía descarrilarse por las tranzas que venían haciendo con el balastro y peor aún, días antes del accidente los reyes de Suecia decidieron no subirse al tren porque su equipo de seguridad advertía riesgos de seguridad.

La respuesta en la mañanera del presidente fue que habría sido un “sabotaje”, en esa misma mañana Xóchitl Gálvez con base en lo sucedido y los antecedentes, levantó una denuncia de hechos ante la FGR, lo que hizo que salieran sus apóstoles a la defensa. Sheinbaum conforme a la palabra del señor cuestionó a Gálvez por no pedir que investiguen al extitular de seguridad, Genaro García Luna y al ex presidente Felipe Calderón.

Antes, como toda la 4T, tiene que hacer referencia siempre al “señor”: “Conceptualmente, el proyecto ya está terminado y está diseñado, será una segunda etapa importante del proyecto integral del Tren Maya. Como lo ha dicho el señor presidente la República, está proyectado que sea así…”

Sin embargo, ante la grave crisis de seguridad, donde las muertes, desapariciones, feminicidios, linchamientos, levantones, masacres, se apilan a diario, AMLO las niega y dice que estamos felices, felices.

Y sus apóstoles salen a dar lectura de las parábolas del mesías, como Manuel Espino quien con toda desfachatez asegura: “En seguridad hemos mejorado por decisión inteligente y valiente de @lopezobrador_ : parar el conflicto del Estado con grupos criminales, sin permitir impunidad y sin poner al pueblo de carne de cañón. @XochitlGalvez quiere continuar la guerra sangrienta de @FelipeCalderon”

Prometió que el costo de Dos Bocas costaría la cantidad de 8 mil millones de dólares, que estaría funcionando en 2023 y que ya seríamos autosuficientes en gasolina, además aseguraba que no sería como los gobiernos “conservadores” que decían que costaría una cantidad y al final costaba el doble. Pues bien, Pemex informó a la SEC en EUA que ha recibido 17 mil 700 millones de dólares para Dos Bocas, es decir más del doble y aún no refina un solo barril de gasolina, y mientras México importa más que nunca.

Niega hechos como las muertes de 40 migrantes en Ciudad Juárez en condiciones infrahumanas, más de 160 en Tlahuelilpan, Hidalgo por el huachicol, 26 muertos por el derrumbe del Metro de la CDMX, las masacres y fosas clandestinas, los desaparecidos, feminicidios, la crisis de Pemex y CFE, pero mantiene la “palabra del señor”, Calderón es el responsable, Pemex se rescato y hoy funciona, cuando padece la peor deuda de su historia, lo mismo que su producción, en los niveles más bajos registrados, CFE por su parte no pudo mantener su eficiencia y hoy vemos corrupción y apagones a diario en muchas zonas de la república.

Mantiene la ilusión a través de su promesa de cada principio de año y cada que lo requiere, de que tendremos un sistema de salud como el de Dinamarca. Cuando es uno de sus peores fracasos.

Sobre corrupción, AMLO prometió que acabaría con este “flagelo”, pero resultó ser un gobierno mucho más corrupto que el de su antecesor y lo peor es que los principales protagonistas son familiares. Los contratos que otorgó Pemex a su prima Felipa, La Casa Gris de José Ramón López Beltrán, los sobres amarillos que entregó Manuel Velazco a Pio López Obrador, los negocios de sus hijos documentados en la serie de Latinus “El Clan” con grabaciones y contratos, los reportes que aparecieron en Guacamayas y el peor de todos los fraudes, Segalmex con todo y premio al responsable, Ignacio Ovalle.

Lo peor es que ante toda la evidencia, ante todo lo que hay, una parte de la sociedad, sale a defensa de AMLO por los efectos del opio que representa su palabra, todo un acto de fe que no debe ser cuestionada, incluso ante la falta de argumentos, recurren a las muletillas de AMLO, Calderón robo más, es culpa de los conservadores, por culpa del neoliberalismo, del PRIAN, el cual por cierto está totalmente incrustado en la 4T.

Los fanáticos podrán sacudirse y reaccionar ante la magia de la “Palabra del Señor” lo que no podrán, es arrepentirse del daño que le hicieron al pueblo.