“No hay hombres pobres, sino pobres hombres.”

“Dádiva de ruin, a su dueño parece.”

DICHOS

La falta de medicinas y la falta de atención médica son dos monstruos diferentes, si bien corren al paralelo. Juntos o mezclados se vuelven mortales.

Cientos de miles de mexicanos que contaban con el Seguro Popular se vieron desprotegidos al momento en que se convirtió en el Insabi. Aquella promesa vacua pero a la vez anhelada de que la salud pública en nuestro país alcanzaría niveles como el de Dinamarca, no pasó de un discurso de la mañanera.

Juan Antonio Ferrer, director del Instituto, a pesar de que finalmente se signó a comparecer ante el Legislativo, sigue sin aclarar el porqué de las compras a sobreprecio, también aquello de los medicamentos pagados pero no recibidos durante la pandemia, así como el desabasto que se ha vivido en los últimos casi cuatro años… ¡como consecuencia de la operación del Insabi!

Ya que está de moda: CRÍMENES DE ESTADO que significan no solo un desfalco a la nación, sino también miles de muertes.

Ferrer acaba de realizar una de las maromas de más alta dificultad por el grado de mentira y todo para rechazar lo que sabemos: querer justificar que el Insabi ocasionara el empeoramiento en el servicio de salud que antes brindaba el Seguro Popular.

A la tercera solicitud de la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados para comparecer, finalmente —y luego de dignarse a asistir— el funcionario se aventó a decir que hay mala información al respecto de lo que creemos sobre el Insabi. Señaló: “Dicen que el Insabi presta servicios de salud, no, el Insabi no presta servicios de salud, lo prestan las entidades, salvó Nayarit que transfirió esas funciones al IMSS bienestar”.

Resulta ser, según Ferrer, que las funciones del Insabi son: fortalecer la contratación de trabajadores, la creación de infraestructura y garantizar justicia laboral en el sector salud.

Después de decir que el Insabi no está para proveer el servicio de salud pidió “pensar dos veces” lo desatinado que sería volver al esquema del Seguro Popular.

En pocas palabras: el Insabi sí sirve pero No OFRECE servicios de salud, aunque fue creado para eso. Ahora, en lo más bajo que le he oído a un miembro del gabinete de López Obrador (y eso que hay mucho de donde escoger) pide que no regrese el Seguro Popular y que la salud de los mexicanos siga deteriorándose. Entre más rápido, mejor.

Ferrer recordó que antes la población recibía atención parcial y que no era absolutamente gratuita. ¡Criminal! ¿No ve que ahora no se cobra (y mismo eso es falso), pero tampoco se brinda atención médica?

Ferrer defendió las compras consolidadas de medicamentos porque ahora —dice— no hay corrupción. No dio, sin embargo, las razones —y opciones para revertirlas— para que las mismas no lleguen a la población mexicana.

Dice que ahora sí ya se tienen las medicinas del 2022 y están en pláticas para adquirir las del 2023 y 2024. Será el sereno, pero el hecho es que la problemática recae ahora en su distribución de dichos medicamentos; “comprar medicamentos ya no representa un problema, la problemática recae en su distribución”.

Qué triste que el chiste que ha sido el Insabi no termine en una carcajada o tenga un final feliz.

Estamos frente a la sumatoria de miles de pacientes que no tuvieron sus medicinas a tiempo, de quienes vieron morir a sus parientes, a los que se les degradó su condición de vida y todo porque el Insabi —ahora resulta— que no era para substituir al Seguro Popular.

El Instituto nunca iba a ser lo que nos prometieron.