“En el ajedrez tienes que tener espíritu de lucha. Tienes que forzar jugadas y asumir riesgos.”

BOBBY FISCHER

“Observa dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello.”

HENRI-FRÉDÉRIC AMIEL

Se van, pero se quedan. Las periodistas Denise Maerker y Paola Rojas salen del aire, ya no las veremos —no físicamente— en los noticieros. Mas, afortunadamente, ahora estarán intelectual y de forma sustantiva en los mismos.

Ante el anuncio de que ambas dejan las pantallas, surgió la pregunta de si había censura y del porqué las sacaban poniendo a caballeros en su lugar. Denise Maerker será sustituida por Enrique Acevedo como titular del programa televisado de noticias y Paola Rojas por Genaro Lozano.

La misma Denise compartió en sus redes sociales que, a partir del 9 de enero, deja de conducir “En Punto”, pero será productora ejecutiva del noticiero, además de que se dedicará a hacer reportajes y documentales para N+.

Ya dije, algunos podrán considerar esto como un veto a que dichas periodistas estén en el aire. Otros, con conocimiento de causa, pueden opinar que es porque el rating no es tan alto. Aunque en este último caso olvidan integrar variables como es la posibilidad de que muchos —cada vez más— obtenemos información por otras vías y no necesariamente vía noticieros televisados. Y, claro, no faltará quien haya decidido que esto es una afrenta al feminismo.

Todas esas explicaciones pueden ser sostenidas. Sin embargo, yo me decanto por otro razonamiento y línea de explicación para todo esto:

Si lo pensamos bien, si en lugar de “mirar” tratamos de “observar”, tal vez la lectura puede ser otra. Una lectura de hecho bastante feminista en la que la relevancia no debe ser “la carita que aparece a cuadro”. No el estar al aire simplemente por cumplir con una cuota o por ser mujeres o por ser bonitas o atractivas. No en el rubro de las noticias al menos. Porque ese es exactamente el discurso que no se debe buscar, el que se acercaría más al machismo.

En este sentido, ganamos. Porque si las mujeres empiezan a despuntar en la creación de contenidos y en la dirección ejecutiva, ¡qué mejor! Bien vale salir del aire. Que entren ahí figuras masculinas, que cierto, en esta sociedad, comunican una “seriedad” que tristemente las mujeres pocas veces transmiten. Y no por culpa de nosotras. Claro que no.

En otras palabras, por deformación cultural, tomamos más en serio las cosas si las escuchamos en voz de un hombre; desde misa (oficios religiosos) hasta la Presidencia. ¿Lo bueno? Que —insisto— esa es la fachada, no la sustancia. Graciosamente, de cierta manera se está optando en los hombres por “su carita”, por lo que representan, porque al público televidente —suponemos— a la hora de las noticias prefieren una figura masculina.

Si dichas comunicólogas salieran de Televisa y fueran solamente ellas, podría acusarse desde censura hasta cierta misoginia o machismo, sin embargo y afortunadamente, se quedan y en una función que se ve menos, pero pesa más. Bastante más.

En ese sentido, creo que podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío. Pero en este caso considero necesario que les demos su valor a estas mujeres, aplaudiendo lo que están logrando; porque es un logro de ellas y en favor de todas nosotras las féminas. Lo que no es un logro cuando ser conductora se basa en si se es mujer, en llenar una cuota o ser bonita, como productoras sí lo es al llevar la batuta en las investigaciones periodísticas. Eso tiene mayor peso que solo repetir las notas.

Hagamos un símil con Katherine Graham quien, en la década de los 70s, siendo ella la dueña del “The Washington Post”, decidió que se publicaran investigaciones sobre la Guerra de Vietnam. El gobierno estadounidense le presionó para evitarlo y llegó incluso a amenazarla con quitarle las licencias de televisión. Para 1972, Graham apoyó a Carl Bernstein (periodista) y a Benjamin Crowninshield Bradlee (el director del diario) para que pudiera salir a la luz el escándalo de Watergate. Después de dos años de hostigamientos gubernamentales por parte de Nixon, este, siendo presidente de los Estados Unidos, tuvo que renunciar. Por ello, por apoyar los reportajes que sacaron a la luz la podredumbre política de su país, llego a ser considerada la mujer con mayor poder en los Estados Unidos. Sí, lo sé, ni Paola ni Denise son dueñas de Televisa, pero de ellas dependerán muchas investigaciones y el ímpetu para darlas a conocer.

Ahora bien, al respecto de la estrategia de las diversas empresas o televisoras, la estrategia suena prometedora si bien no por ello arriesgada. Posiblemente, al saber que los ratings no eran tan buenos, decidieron generar mejores contenidos y poner “caritas” (hoy hombres) para atraer más televidentes y aumentar sus audiencias.

Lo importante, en todo caso: las conquistas de las féminas pueden (y se comienzan a dar) en cosas más sustantivas que en términos de ser pantalla o llenar una cuota de género en el gabinete presidencial…

Así que mientras mayor número de mujeres estén detrás en las direcciones, en las producciones, encargadas de las decisiones de las empresas (en todos los ámbitos) y acciones, estaremos atestiguando que la lucha feminista está ganando posiciones. No por cuanto visibilidad, sino en la sustancia y en la realidad.

Por último, para quienes insistan en gritar ”censura”, me aventuro a decir que no hay tal (ustedes saben que NO soy ni nunca seré porrista del régimen). Existen otros comunicadores mucho más críticos del régimen que estas dos grandes mujeres y allí siguen. Esa es la verdad.

Concluyo diciendo: en este enroque de Denise Maerker y de Paola Rojas, todos y todas ganamos. ¡Felicidades a ambas!