¿Cuál es la verdadera ventaja competitiva en la era de la inteligencia artificial (IA)? El buen juicio. Tanto las organizaciones privadas como el gobierno necesitan líderes con buen juicio para aprovechar los avances tecnológicos.

El líder que tiene buen juicio usa la tecnología para ser más crítico, más creativo, más independiente. Y, a medida que la IA sea más accesible para todos, el buen juicio se volverá tan importante como cualquier habilidad técnica de programación.

Tomar buenas decisiones no es algo exclusivo de la alta dirección. Vemos que el conocimiento, los datos y las tecnologías están cada vez más ampliamente distribuidos. Desafortunadamente, no ocurre lo mismo con el buen juicio.

El buen juicio se ejerce con las preguntas correctas, definiendo el problema adecuadamente y evaluando el contexto más amplio. Luego viene la data y el proceso colaborativo entre humanos y máquinas. El buen juicio ayuda a evitar que los modelos de IA produzcan información inexacta o generen respuestas que contradigan los valores de la empresa o del gobierno.

Dos episodios de la historia del siglo XX nos pueden ayudar a reflexionar sobre el buen y el mal juicio:

En 1990, Nelson Mandela salió de prisión, después de 27 años de reclusión. En ese momento, Sudáfrica estaba profundamente dividida por motivos raciales. El “apartheid”, un sistema de segregación y discriminación racial institucionalizadas, había causado inmensos sufrimientos e injusticias.

La liberación de Mandela representó un momento crucial en la historia de Sudáfrica. Sus acciones demostraron su notable buen juicio y su habilidad como estadista. En lugar de buscar venganza o promover la violencia, Mandela abogó por la reconciliación y el perdón. Entendió que la nación necesitaba sanar sus heridas y avanzar unida.

El papel de Mandela en las negociaciones para poner fin al apartheid y lograr la transición de Sudáfrica hacia una nación democrática y multirracial es uno de los ejemplos más notables del buen juicio de un líder. Participó en conversaciones con el gobierno del apartheid y su capacidad para encontrar puntos en común y buscar compromisos con sus antiguos opresores fue extraordinaria.

El buen juicio de Mandela se extendió también a su estilo de liderazgo. Hizo hincapié en la inclusión y la unidad, acercándose activamente a varios grupos raciales y políticos. Este enfoque ayudó a construir una coalición de base amplia para el cambio y evitó una mayor división.

En 1994, Sudáfrica celebró sus primeras elecciones democráticas y Nelson Mandela fue elegido como el primer presidente negro del país. Su liderazgo, caracterizado por su buen juicio, jugó un papel fundamental para evitar un conflicto racial potencialmente catastrófico y sentó las bases para el proceso de reconciliación de la nación.

Un ejemplo significativo del siglo XX de cómo el mal juicio de un líder provocó graves daños a una nación es la historia de Adolf Hitler y sus decisiones durante la Segunda Guerra Mundial.

Hitler, líder de la Alemania nazi de 1934 a 1945, tomó una serie de decisiones catastróficas que tuvieron consecuencias devastadoras para su país y el mundo. Uno de los ejemplos más infames de su mal juicio fue su decisión de invadir la Unión Soviética en junio de 1941, una campaña militar conocida como Operación Barbarroja.

En ese momento, la Alemania nazi ya había conquistado gran parte de Europa occidental y Hitler creía que una rápida victoria sobre la Unión Soviética aseguraría el frente oriental y proporcionaría acceso a recursos valiosos. Sin embargo, esta decisión resultó ser un grave error de cálculo. Hitler subestimó el tamaño y la resistencia del ejército soviético, el duro invierno ruso y los desafíos logísticos de llevar a cabo una invasión a gran escala en lo profundo del territorio soviético.

Como resultado del mal juicio de Hitler, la Operación Barbarroja se convirtió en un conflicto prolongado y brutal. El ejército alemán se vio sobrecargado y la Unión Soviética, a pesar de sufrir importantes pérdidas iniciales, logró reagruparse y lanzar una contraofensiva. La batalla de Stalingrado en 1942-1943, uno de los puntos de inflexión de la guerra, provocó enormes bajas en ambos bandos, y la derrota alemana marcó un revés significativo para la Alemania nazi.

La decisión de Hitler de invadir la Unión Soviética no sólo provocó un conflicto prolongado y costoso en el Este, sino que también desvió recursos y atención de otros frentes. Debilitó a las potencias del Eje y permitió a los Aliados, incluidos Estados Unidos y el Reino Unido, aumentar sus fuerzas y lanzar ofensivas en el norte de África, Italia y Europa occidental.

Además, las políticas de agresión, persecución y genocidio de Hitler dieron como resultado el Holocausto, el asesinato sistemático de millones de judíos y otros grupos minoritarios. Este acto atroz es uno de los ejemplos más trágicos del grave daño causado por el mal juicio de un líder en el siglo XX.

Más cerca de nuestro tiempo y de nuestras vidas, el buen juicio es una cualidad indispensable en las decisiones tomadas tanto en el contexto gubernamental como empresarial.

A. En el gobierno:

  • Los líderes deben ganarse la confianza y credibilidad del público. El buen juicio les permite tomar decisiones que sean éticas, justas y en beneficio de los ciudadanos a los que sirven.
  • Los gobiernos enfrentan a menudo desastres naturales, pandemias y crisis económicas. El buen juicio es crucial para tomar decisiones rápidas y efectivas que protejan a los ciudadanos y mitiguen los daños.
  • Los líderes deben considerar las consecuencias a largo plazo de sus decisiones. El buen juicio les ayuda a evaluar políticas e iniciativas en el contexto de su impacto en las generaciones futuras.
  • Las agencias gubernamentales siempre tienen recursos limitados. El buen juicio les permite asignarlos de manera eficiente, optimizando los servicios públicos y minimizando el desperdicio.
  • Las políticas públicas impactan a varios sectores de la sociedad. Los líderes con buen criterio pueden diseñar políticas que aborden cuestiones complejas de manera efectiva, generando resultados positivos para los ciudadanos.
  • Las decisiones deben adaptarse a las circunstancias cambiantes y adoptar la mejora continua. El buen juicio permite a los líderes innovar y gestionar servicios públicos de excelencia.
  • El buen juicio es esencial para abordar cuestiones sociales como la atención sanitaria, la educación y las políticas medioambientales, que afectan directamente al bienestar de la población.
  • Las decisiones relacionadas con la justicia social, la inclusión y la equidad requieren un buen juicio para promover la armonía y la unidad entre poblaciones diversas.

B. En los negocios:

  • Los líderes empresariales deben tomar decisiones que se alineen con las metas y objetivos de la organización. El buen juicio les permite priorizar iniciativas, planear estratégicamente y asignar recursos sabiamente.
  • Las empresas operan en un entorno dinámico e incierto. El buen juicio ayuda a los líderes a evaluar los riesgos con precisión y a tomar decisiones informadas sobre inversiones, expansiones y asociaciones.
  • Construir y mantener relaciones positivas con clientes, empleados, proveedores, inversores y otras partes interesadas es vital para el éxito empresarial. El buen juicio garantiza que los líderes tomen decisiones que mejoren estas relaciones.
  • El buen juicio ayuda a las empresas a obtener una ventaja competitiva al tomar decisiones estratégicas que las diferencian de sus competidores.
  • Los líderes empresariales con buen juicio crean un ambiente de trabajo positivo, que levanta la moral, fomenta la satisfacción y la productividad de los empleados.
  • Tomar decisiones financieras acertadas, como gestionar los presupuestos y las inversiones con prudencia, es crucial para la salud financiera de una empresa. El buen juicio en asuntos financieros es esencial para el éxito a largo plazo.
  • Las empresas tienen una obligación moral con la sociedad más allá de la obtención de beneficios. El buen juicio los guía en la toma de decisiones éticas, como iniciativas de responsabilidad social corporativa y prácticas sostenibles.
  • Las decisiones comerciales acertadas pueden estimular el crecimiento económico al crear empleos y contribuir a la prosperidad general de una región o país.

El difícil arte del buen juicio es la brújula para avanzar por el camino correcto y asegurar el éxito en la vida. Por lo general, se basa en el conocimiento, la reflexión y la sabiduría. Pero, más que todo, es el resultado de la experiencia. Paradójicamente, la experiencia suele ser el resultado de un mal juicio.