La política, por naturaleza, es un ámbito guiado por estrategias, agendas y maniobras calculadas. Sin embargo, existe una fuerza misteriosa conocida como “serendipia”: un suceso inesperado o una coincidencia afortunada que puede dar forma al curso de un nuevo paisaje político. Es un hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. A lo largo de la historia, innumerables eventos y resultados políticos han sido influidos por momentos fortuitos. Eventos o encuentros imprevistos y descubrimientos accidentales han provocado cambios transformadores.

El término “serendipia” deriva del inglés “serendipity”. Este neologismo fue acuñado por Horace Walpole, en 1754, cuando se refirió al cuento persa “Los tres príncipes de Serendip”.  La isla Serendip es el antiguo nombre persa de Ceilán, la actual Sri Lanka. Y los príncipes solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades.

La serendipia a menudo se revela a través de encuentros inesperados que pueden redefinir el panorama político. Por ejemplo, en la década de 1970, se produjo la famosa “diplomacia del ping-pong” entre Estados Unidos y China, cuando un intercambio improvisado de jugadores de tenis de mesa condujo a un avance diplomático. Este encuentro provocó un deshielo en las gélidas relaciones entre las dos naciones, lo que llevó a la eventual normalización de los lazos diplomáticos.

Del mismo modo, la casualidad desempeñó un papel importante en el derrumbe del Muro de Berlín en 1989. El anuncio involuntario de un funcionario del gobierno de Alemania Oriental sobre la relajación de las normas de viaje provocó una oleada no planificada de ciudadanos hacia el muro. Este giro imprevisto de los acontecimientos finalmente condujo al desmoronamiento del muro, lo que marcó el final simbólico de la Guerra Fría y remodeló el panorama geopolítico de Europa.

Los sucesos fortuitos también pueden producir consecuencias no deseadas que impactan los sistemas políticos. El descubrimiento accidental del escándalo Watergate a principios de la década de 1970 ejemplifica este fenómeno. Lo que inicialmente comenzó como un simple robo en la sede del Comité Nacional Demócrata en Washington, D.C., reveló una red de corrupción política y encubrimientos que finalmente condujeron a la renuncia del presidente Richard Nixon. Este incidente no sólo expuso el abuso de poder, sino que también condujo a cambios profundos en la política estadounidense, incluido un mayor escrutinio público y reformas institucionales.

La casualidad política también puede manifestarse a través de innovaciones transformadoras que remodelan los paisajes políticos. Un ejemplo notable es el descubrimiento accidental de la penicilina por Alexander Fleming en 1928. Este encuentro casual con una placa de Petri mohosa condujo al desarrollo del primer antibiótico, revolucionando la atención médica y dando forma a las políticas de salud pública en todo el mundo. El descubrimiento de la penicilina ilustra cómo la casualidad puede conducir a avances que trascienden las fronteras políticas y afectan la vida de millones.

Otro ejemplo es la invención de Internet, que se originó a partir de una colaboración entre científicos que buscaban una red de comunicación descentralizada en caso de una guerra nuclear. Sin embargo, esta tecnología demostró ser un cambio de juego en la política. Internet ha democratizado la información, ha facilitado los movimientos ciudadanos y ha proporcionado plataformas para el discurso político. La red ha brindando a las personas un mayor acceso a la información y la capacidad de movilizar la acción colectiva.

Si bien a menudo se le asocia con una planificación meticulosa, decisiones estratégicas y acciones calculadas, la casualidad nos recuerda la imprevisibilidad inherente de la esfera política. A través de encuentros inesperados, consecuencias no deseadas e innovaciones transformadoras, la casualidad tiene el poder de dar forma a todo un sistema político. Reconocer el papel de la casualidad nos permite abrazar el potencial de cambio positivo y adaptarnos.

En su libro, “The Serendipity Mindset”, Christian Busch, del Centro de Asuntos Globales de la Universidad de Nueva York, argumentaba que la serendipia es el resultado de una sensibilidad que permite a las personas detectar y actuar sobre conexiones inesperadas y fortuitas. Es posible que las personas cultiven esta mentalidad y utilicen la imprevisibilidad en su beneficio.

Comúnmente se asume que la serendipia es simplemente algo que nos sucede. Pero una vez que usted profundiza en las historias de serendipia, y cómo se desarrollaron, puede ver que generalmente es el resultado de detectar posibles desencadenantes o eventos inesperados que se conectan con algo que es relevante o significativo. Pero no podemos detenernos allí. Cuando “conectamos los puntos” se vislumbra un panorama diferente.

Algunos analistas de la política mexicana, a veces, subestiman lo inesperado y valoran el pensamiento lineal y la ilusión de control. Pero la vida no es así. Se planean las cosas de una manera y sucede otra cosa. Es necesario desarrollar una capacidad para hacer frente a lo inesperado. ¿Oportunidad o amenaza? La innovación surge cuando se atan cabos, cuando se conectan los puntos, los hechos o eventos no relacionados.

En el ambiente político de México hay una tendencia a subestimar lo inesperado, tanto la posibilidad de que suceda como el potencial que tiene. Estamos tan acostumbrados a ver las cosas de cierta manera, que no apreciamos formas nuevas o más simples de hacer las cosas. Hay muy poco sentido de humildad. Necesitamos valorar a las mentes inquisitivas. Debemos practicar la curiosidad, sentirnos libres para hablar sobre lo inesperado, lo incompleto, lo que es poco racional.

Ante la serendipia de la política mexicana rumbo al 2024, el concepto de “conectar los puntos” puede ser una poderosa metáfora que nos podría ayudar a reconocer y comprender la relación que existe entre personajes, eventos, ideas y experiencias. Este concepto alienta a las personas a buscar significados, patrones y relaciones más profundos para obtener una perspectiva integral.

Con origen en el campo de las matemáticas, “conectar los puntos” se ha convertido en una herramienta invaluable para la resolución de problemas, la toma de decisiones y el crecimiento personal. Steve Jobs la popularizó en su famoso discurso de graduación de la Universidad de Stanford en 2005.

Al identificar conexiones entre eventos o ideas aparentemente no relacionados, uno puede obtener una comprensión integral de situaciones complejas, lo que permite una toma de decisiones más efectiva. Además, conectar los puntos fomenta la creatividad y la innovación, ya que permite la síntesis de diversas ideas y perspectivas.

El concepto de “conectar los puntos” nos enseña varias lecciones valiosas:

  • Enfatiza la importancia de la curiosidad y la apertura mental. Al mantener un sentido de curiosidad, buscamos activamente conexiones y patrones, lo que nos ayuda a descubrir ideas y oportunidades ocultas.
  • Nos enseña paciencia y resiliencia. A veces, las conexiones pueden no ser evidentes de inmediato y se requiere perseverancia para navegar a través de la incertidumbre y la ambigüedad.
  • Destaca la importancia de la reflexión y la retrospectiva. Sólo mirando hacia atrás y conectando experiencias pasadas podemos apreciar completamente el impacto que han tenido en nuestro presente y futuro.

¿Para qué sirven las “conexiones de puntos” en la política? No basta con unir cosas sino crear algo nuevo. Se trata de descubrir un nuevo horizonte. Crear una hoja de ruta para el futuro. Es la esencia de la creatividad e innovación. Nos ayuda a desarrollar paciencia y curiosidad. Conectar los puntos no se trata sólo de reconocer patrones y relaciones, sino también de abrazar lo desconocido, estar abierto a nuevas perspectivas y usar esas conexiones para crear algo significativo y transformador.

La visión de Steve Jobs, en su discurso de Stanford, sigue siendo relevante, particularmente en estos tiempos de polarización e incertidumbre en la política mexicana: “no puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes conectarlos mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna manera en tu futuro. Tienes que confiar en algo: tu instinto, destino, vida, karma, lo que sea. Este enfoque nunca me ha defraudado, y ha hecho toda la diferencia en mi vida”.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino