“Para crear se necesitan siglos y gigantes; Para destruir, un enano y un segundo”

San Agustín

“Si al marchitarse tu gentil belleza

De impuros goces al embate fuerte,

Como beso postrer el de la muerte

Sintieras, sin pesares ni tristeza;

Si al reclinar tu lánguida cabeza

En el lecho de amor, quedase inerte,

¿Qué dicha cual la tuya? ¿mejor suerte

Te pudiera ofrecer Naturaleza?

Mas no; que el tiempo al trascurrir impío

Reserva para tí tormento y llanto,

Desprecio, olvido, sinsabor y hastío;

De tantos sueños y delirio tanto

Recuerdo amargo en hospital sombrío

Y el último rincon del camposanto”

Francisco Sosa Escalante

Odia el conocimiento; hay mediocridad intelectual. El régimen del presidente historiador, del que ha escrito libros, de quien presume de conocer el país como nadie y de tener una esposa con doctorado, aborrece el saber, la ciencia, el discernimiento; la academia toda. Solo acepta la feligresía fanática que pulula a su alrededor.

La 4T tiene “algo” —más bien todo— contra el que se jacta de ser estudioso. Pone, entonces, a seudocientíficos a enfrentar la pandemia mientras permite terminar las aspiraciones de los jóvenes cancelándoles sus becas del Conacyt, así como cercenando el futuro de los chavos más sesudos procurando cerrar los centros de estudios del país y tachándolos de neoliberales.

Los gobiernos que se visten de autoritarios procuran limitar el pensamiento crítico, sea en publicaciones o eliminando cualquier centro que pueda generarlo y expresarlo por la vía de estudiantes y maestros que pueden llegar a impugnar o rebatir al gobierno. Suprimir cualquier atisbo de cuestionamiento es el sueño de una administración autoritaria, insegura y resentida.

Eso sí, disfrazan sus intenciones a través de nuevas universidades y centros de estudio donde solamente se imparta la ideología del régimen. Así hemos conocido a gobiernos fascistas y comunistas, los cuales hablan con la voz de la exaltación de una historia deformada. Totalitarios ambos, no permiten el pensamiento crítico.

El libre albedrío, la discusión informada se da en centros de estudio donde se permite el disenso. Uno donde el nivel de estudios es tal que está sectorizado en los Centros Públicos de Investigación Conacyt; sus maestros deben de tener doctorado para poder trabajar ahí, sus egresados laboran en la administración pública y ofrece cuatro licenciaturas, siete maestrías y tres doctorados.

Las columnas más leídas de hoy

Debería encender las alarmas el que el CIDE esté hoy en jaque. El desdén burlesco en contra de la prensa independiente, el ataque artero a la UNAM y otras universidades del país, la acusación falsa y sin bases en contra de los científicos del Conacyt y ahora el ataque al CIDE son muestras inequívocas de que la 4T busca el autoritarismo (y eso que no mencioné la aversión demostrada en contra del INE).

Lo que está sucediendo hoy en contra del CIDE exuda intolerancia aderezada con prepotencia y el amiguismo para imponer a un director que solo sabe dinamitar a la institución y al estudio.

El embate contra el CIDE se agudizó, pero inició con el principio de la 4T, al lograr la renuncia de su director general (rector) Sergio López Ayllón, se esfumaron fideicomisos y se bloquearon proyectos a los estudiosos de dicha institución.

La directora del Conacyt designó a José Antonio Romero Tellaeche como director general interino, quien haciendo gala de su soberbia y saberse protegido destituyó a Catherine Andrews, secretaria académica, aduciendo “rebeldía”. Su rebeldía fue negarse a romper la norma.

El mismo Romero Tellaeche unas semanas antes removió a Alejandro Madrazo, director de la sede centro en Aguascalientes, porque exhibió independencia de criterio.

Este director interino presume también ser amigo de Lorenzo Meyer, cuyo hijo Román forma parte de la 4T como secretario de SEDATU. Con esos amigos, se ufana de ser invencible.

El acoso en contra del CIDE es también dirigido hacia su personal académico; el gobierno se ha negado cumplir con el contrato colectivo y en algunos casos a los maestros de la institución no se les paga desde hace un año.

En una burla a los maestros, se sabe que los fondos están ahí, mas no se puede acceder a ellos puesto que el Conacyt no ha liberado las nuevas reglas de operación (no existe aún el visto bueno en Hacienda).

María Elena Álvarez Buylla, quien se considera científica pero dinamita el Conacyt desde su dirección, es la que ha evitado los pagos a los académicos del CIDE.

A base de subterfugios, tampoco han permitido que los proyectos con financiamiento externo puedan ser devengados por quienes los han realizado.

¿Por qué castigar a quienes realizan su trabajo? La única razón es que la administración federal ha decidido llevar al matadero al CIDE. Hoy todos los mexicanos debemos unirnos para evitar la destrucción del CIDE. Alzando la voz podemos lograr que pare el ataque a esta institución; académicos, estudiantes, egresados y todos quienes consideramos que la ciencia y el conocimiento no pueden seguir siendo torpedeados por esta administración.

#YoDefiendoAlCIDE

Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero