Vaya que hemos tenido debate en las redes sociales por este tema.

El caso se centra en una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que obligó a Karla Estrella Murrieta a ofrecer disculpas públicas a la diputada Barreras por violencia política de género. ¿El “delito”? Un mensaje publicado en X por Estrella en febrero de 2024, en el contexto del proceso electoral.

En el mensaje la internauta criticaba lo que consideraba nepotismo en la candidatura de Diana Karina Barreras, sugiriendo que su éxito se debía a la influencia de su esposo, el diputado Sergio Gutiérrez Luna. A la letra decía: “Así estaría el berrinche de Sergio Gutiérrez Luna para que incluyeran a su esposa, que tuvieron que desmadrar las fórmulas para darle una candidatura. Cero pruebas y cero dudas”.

La diputada petista se quejó ante la autoridad electoral, pues sintió vulnerados sus derechos políticos. Como era de esperarse, el Tribunal Electoral le dio la razón y Estrella, una ciudadana de a pie, ama de casa que solo expresó una opinión, fue sentenciada por el TEPJF a disculparse públicamente durante 30 días, refiriéndose a Barreras como “dato protegido”. Además la multó y obligó a recibir capacitación en perspectiva de género. Todo esto me parece grave, pues desde esa óptica la sentencia podría sentar un precedente peligroso, utilizando la legislación de violencia política de género para silenciar la crítica y restringir la libertad de expresión.

No falta, por supuesto, quien defienda el fallo de la autoridad, y su defensa se basa en la importancia de proteger a las mujeres en la política de la violencia política de género. Otros argumentan que el comentario de Estrella, aunque presentado como crítica política, contenía elementos que podrían interpretarse como ataques personales y misóginos.

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Pero hay algo más. La controversia alrededor del caso “dato protegido” se intensifica al considerarlo en el contexto del voto de Barreras contra el desafuero de Cuauhtémoc Blanco. Este voto, tomado en medio de acusaciones de tentativa de violación contra el diputado, ha generado fuertes críticas y ha sido interpretado por algunos como una muestra de falta de sensibilidad ante la violencia de género por parte de Barreras.

Las redes sociales alzaron la voz, defendiendo a Estrella y atacando a la diputada federal, quien al final se dijo atacada. Dijera el clásico: “¡Qué necesidad!”.

El caso “dato protegido” presenta un dilema complejo que requiere un análisis profundo y una discusión pública sobre los límites de la libertad de expresión y la protección contra la violencia política de género. Es crucial encontrar un equilibrio que garantice la protección de las mujeres en la política sin restringir indebidamente el derecho a la crítica política. El debate continúa, y es fundamental que la sociedad participe en él de manera informada y responsable. ¿Habrá más casos como éste? Sin duda, por lo que urge la revisión y precisa puntualización de lo que es la violencia política en razón de género para evitar sanciones desmedidas e innecesarias como la de Estrella. Se vale, por ejemplo, el diálogo, la mediación, un arreglo entre ambas partes o algo menos drástico que tachar a una persona de “violenta” por solo expresar su opinión.