Para los que llevamos varias décadas trotando en este mundo, es fácil recordar cómo era el aeropuerto capitalino, su tamaño, su estacionamiento descubierto frente a la terminal aérea. Yo era una niña, entre los 8 y 9 años de edad que utilizaba aviones para ir de vacaciones. Aún siendo pequeña pude observar con detenimiento la distribución de la terminal, las salas A y B correspondían a llegadas y salidas nacionales y la sala C a las internacionales; les estoy hablando de los años 80.

El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) no había sido remodelado desde los años 60; algunas modificaciones se hicieron al edificio terminal al adaptar los famosos “gusanos”, los pasillos telescópicos que comunican del edificio con la puerta del avión.

La primera gran remodelación del AICM fue en los 90

Entrados los años 90 vino la primera gran remodelación, porque desapareció el estacionamiento al aire libre, se amplió la terminal aérea dejando la parte “vieja” como nacional y la “nueva” como internacional, mientras se construyó el estacionamiento del área internacional.

Cuando entré a volar en Mexicana de Aviación en 1998, recuerdo que aún se consideraba “nueva” la parte internacional, y desde ese entonces no puedo olvidar el día en que se metió el agua a la terminal aérea. Acababan de ampliar el edificio terminal, así que extendieron el techo y por ahí cuando llovía, se metía el agua.

Si van al aeropuerto, ustedes mismos pueden comprobar esta ampliación, pues los pilares que estaban ya en la calle quedaron en medio del pasillo principal. Sin duda alguna la terminal aérea del aeropuerto capitalino es un edificio viejo, que tiene una infinidad de parches y que ha ido creciendo “a la buena de Dios”.

Pero esto no es nuevo, el “caos” que hoy vemos en el ACIM no es responsabilidad exclusivamente de la actual administración; el deterioro de la terminal aérea tiene más de 30 años, y creo que empezó justo cuando se hizo la primera ampliación, con el gobierno del PRI.

A toda la parte que se quedó como “Nacional”, nunca le metieron un centavo de inversión. Como trabajadora de la aviación que conoce todos los recovecos de la terminal aérea sé perfectamente que las goteras se hacían presentes año con año, sin falta. En alguna ocasión se tuvo que quitar la alfombra de la sala B porque se inundó.

Me consta que el aire acondicionado lo prenden a las 5 de la mañana, pero a las 2 de la tarde ese mismo aire está apagado. Y repito, viví desde 1998 asientos gastados, en malas condiciones, salas mal ventiladas… eso sí, infinidad de comercios tanto afuera como adentro.

Desde su inauguración la Terminal 2 del AICM ha sido una construcción “mal hecha”

Por otro lado, desde su inauguración la Terminal 2 es y ha sido una construcción mal hecha. Su pésima planeación, hecha en el sexenio de Vicente Fox, no tuvo en cuenta la comodidad del usuario como prioridad, sino cuántos locales comerciales se podrían rentar.

Las administraciones pasadas son las que dejaron como herencia la determinación de “matar” al aeropuerto, porque para 2024 calcularon que se estaría inaugurando el NAIM. Esa es la razón por la que hoy, el AICM es utilizado para decir que la actual administración es la responsable de no haber invertido un centavo, pero eso es falso.

Desde el 2019 se empezaron los trabajos de la ampliación de la Terminal 2, conocida como “Dedo L”, la cual se ubica en la zona suroeste del AICM, atrás de las vías del Aerotrén, a la altura de la Avenida Hangares. Esta nueva instalación incluye salas de espera en el primer piso y mezzanine. Dos bandas transportadoras de 45 metros corren a lo largo del nivel 1 y se cuenta con dos elevadores.

Diferentes medios de comunicación y usuarios se han quejado del deterioro de las instalaciones aeroportuarias, asegurando en su narrativa que es derivado de las políticas de austeridad de la 4T; pero ¿esto es cierto? ¡No! Como lo expuse unas líneas más arriba, ni en los sexenios del PRI ni en los del PAN, le han dado un adecuado mantenimiento al principal aeropuerto del país.

Parches muchos, pero una rehabilitación de dimensiones mayúsculas, nunca. Y es que se antoja complicado, pues hay varios frentes laborales que lo impiden; desconocemos quién y cómo se autorizó la construcción de un edificio corporativo dentro de las instalaciones federales; justo en la punta donde estaban las “remotas sur”, Interjet instaló su edificio.

Y esto trajo como consecuencia la desaparición de las posiciones remotas sur, reduciendo el espacio para acomodar a los aviones cuando no hay posiciones de contacto. Hoy esa empresa está en medio de una huelga por parte de sus trabajadores ¿qué se hará con ese edificio?, el panorama es incierto, pues las autoridades laborales van muy lentas con la resolución de dicha huelga.

Ahora entremos a la T1, y veremos la Cafetería de los jubilados de Mexicana y una tienda de los trabajadores agremiados al sindicato de tierra de la misma empresa ocupando largos espacios en la zona de mostradores.

Carlos Ignacio Velázquez Tiscareño, nuevo director del AICM

Coincido en que el deterioro de ambas terminales vuelve un suplicio la experiencia para los usuarios, pues no funciona como debería. Ese es un gran reto para el nuevo director de la terminal aérea, el vicealmirante Carlos Ignacio Velázquez Tiscareño, que ocupa el cargo tras la salida de Carlos Morán.

La apuesta debe ser versar, desde mi punto de vista, en convertir los espacios amigables a los usuarios, en hacer eficiente el flujo de personas y las aéreas designadas a la espera de pasajeros. Habrá que repensar muy bien el tema del drenaje, pues desde hace más de 30 años, al alba, nuestro aeropuerto huele a aguas negras. Debe ponerse especial atención para que en temporada de lluvias no haya cascadas internas, pisos mojados y una infinidad de goteras; es de capital importancia que los baños sirvan, que tengan agua y un buen sistema de ventilación.

Todo un reto, pues solo hemos hablado de las terminales, falta ver el reordenamiento del espacio aéreo, el esperado regreso a la Categoría 1, la incorporación del nuevo sistema aeroportuario coordinando tres terminales aéreas.

Nadie puede negar los hechos, y está bien que medios de comunicación, opinadores y usuarios de redes sociales pongan el dedo en la llaga. Pero de eso, a hacerle al público que estos problemas surgieron recién apareció a 4T es un error. Seamos serios y hagamos los señalamientos necesarios pero con la verdad por delante, al final, el beneficio debe traducirse para todos los usuarios y brindar una mejor cara a los pasajeros. Los usuarios y los trabajadores de a industria merecen instalaciones dignas. De nada sirve culpar a las administraciones por sus colores partidarios. El AICM, y todos los aeropuertos de nuestro país, deben funcionar siempre, sin importar los tiempos políticos.