IRREVERENTE

Ya van a ser tres años del incidente que en seguida les platico y que fue publicado en mi columna de este mismo espacio.

El martes 30 de julio de 2019 estuvo Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en Monterrey para asistir a un evento de la organización PRO, de Verónica Sada.

Lo sentaron en el presídium del salón más grande del Club Industrial y antes de que le dieran la palabra -que ya de por sí es de muy pocas- se le cayó encima la bandera de México que justo estaba detrás de él.

Lo que dijo aquella vez no pasó a la historia, porque incluso el personaje venido de la CDMX fue opacado por uno de los “teloneros” que participaron en la reunión: César H. Cadena, a la sazón presidente del Clúster Energético de Nuevo León.

Hasta ahí mi referencia a lo ocurrido hace tres años en estas bárbaras, violentas, inseguras y ahora sedientas comarcas del norte.

Lázaro Cárdenas del Río

Desde antes de llegar a la presidencia, don Andrés Manuel sostuvo y sigue sosteniendo, que el presidente que más ha amado al pueblo de México -y viceversa- ha sido Lázaro Cárdenas Del Río.

La viceversa de dicha expresión dice mucho de López Obrador, si consideramos que le gusta mucho ser comparado con ese calibre de ex presidentes que ha tenido México.

En una ocasión llegó a decir que Cárdenas Del Río amaba más a su pueblo que los mismitos Benito Juárez y Madero, su otro par de ídolos, junto a Morelos.

Es cierto.

Al expropiador de la industria petrolera lo amaba tanto la gente, que hasta los españoles dieron muestra de ello, cuando recibió a los “niños de Morelia” y les dio refugio cuando sus padres los metieron en barcos para librarlos de la represión y la persecución franquista.

Qué tanto amaba la gente a Cárdenas Del Río que los originales de su natal Jiquilpan, Michoacán, se referían a él como “Tata”, padre en su idioma.

Pues bien, detrás de tanto amor de la gente hacia el “Tata” Lázaro, la historia señala por todos lados que fue él quien “mal acostumbró” a los mexicanos a extender la mano y recibir la dádiva, en vez de pedir trabajo.

El secreto para ser amado: Dar y más si damos lo que es de otros

¿Quién no va a ser amado si regala?

El problema ocurre cuando el regalo proviene no del bolsillo del generoso que lo da, sino del de otros.

Y el asunto se exacerba si demás, lo que se regala le fue quitado antes a otros.

No me lo tome nadie a mal, ni me digan sacrílego como ya me lo han dicho otros, pero los “veneros del diablo” que Cárdenas Del Río les “regaló” a nuestros antepasados mediante la expropiación del 18 de marzo de 1938, pertenecían a otros.

Que se lo habían robado a México los extranjeros; que los habían “comprado” o “rentado” o “contratado” engañando y a la mala, no es tema de este artículo. Eso la historia lo ha estado juzgando desde hace casi un siglo.

El asunto es que el “Tata Lázaro “mal acostumbró” a los mexicanos a pedir y con ello, le dio en la madre al aspiracionismo de ganar más mediante el trabajo.

Lo más cómodo es pedir y mucho más aún, que alguien nos regale algo SIN SIQUIERA HABERLO PEDIDO.

Mientras tanto en el México de 2022

La irreverente de mi Gaby tiene una tía que vive en Estación Manuel, Tamaulipas -a tiro de piedra de Tampico- que dice amar a don Andrés Manuel porque ha sido el único hombre en su vida que le regala dinero. Así lo dijo, que le regala.

Ahora, lean esto: la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, reveló que en mayo de este año, la tasa de desocupación laboral aumentó 0.3% en comparación a la de un mes antes.

Solamente en mayo se perdieron 518,000 empleos.

En ese mes fueron reportados por el IMSS 57 millones 145,785 personas con trabajo formal.

En abril había ocupadas laboralmente 57 millones 663,864.

¿Saben a qué se debe esto?

A que la inversión pública PRODUCTIVA sigue en picada por una sencilla razón: el gobierno de la 4T tiene secos los presupuestos de egresos destinados a todo aquello que no sean los tres proyectos emblemáticos y hoy -por decreto- considerados como de seguridad nacional, para que nadie ose mancillarlos:

  1. AIFA.
  2. Refinería Dos Bocas.
  3. El Tren Maya.

Manejo de los egresos

Rogelio Ramírez de la O, en una de sus varias renuncias que le ha presentado al presidente López Obrador, esgrimió como motivo medio escondido, la imposición de la que fue objeto por orden presidencial, del sub secretario de egresos de la SHCP, el jovenzuelo Juan Pablo de Botton.

El hecho es que todos o bueno, casi todos los egresos de las secretarías están a cargo de gente leal al presidente.

Que sean capaces es también “peccata minuta”, el asunto es que son gente de todas las confianzas del presidente y además, designados directamente por él.

Así se controlan los destinos de los presupuestos nacionales.

La voracidad de las tres bocas a las que va todo el alimento del erario es tal, que no promueve ni alienta a la inversión privada, que por más anuncios que vayan a hacer al Palacio Nacional los santones de la IP, no se ve por ningún lado.

Y para meterle más mocos al atole, la fuga de capitales mexicanos hacia el exterior sigue volando alto.

En reuniones formales e informales que he tenido con gente de la “privada de iniciativa” -perdón- de la iniciativa privada regia, sé que el que puede se está yendo.

El clamor es: “el dinero y familiares primero”, recordando la célebre expresión de los capitanes de los barcos cuando se están hundiendo: “los niños y mujeres primero”.

Una de las preguntas que más recibo en los foros y programas en que participo es: ¿por qué está sucediendo lo que pasa en México?

Y sin el ánimo de armar navajas y mucho menos de encender los ánimos, respondo que mucho se debe a la “cultura” de la dádiva para ganarse el amor del pueblo, que enseñoreó al “Tata” Lázaro como el presidente que más ha amado y ha sido más amado por los mexicanos.... y que hoy postula, pregona, propagandea y de la cual hace alarde el presidente López Obrador.

CAJÓN DE SASTRE

“Como decía tu abuelita, cuando fue alcaldesa de Perros Bravos, NL, que luego cambió su nombre a Gatos Güeros, NL, merced a la primera consulta popular en la historia de México: ´¿quieren más o les guiso un huevo?”, remata la irreverente de mi Gaby; ya ven cómo es ella de claridosa…