El 1 de julio es una fecha que ha marcado con letras de dignidad y esperanza la historia moderna de México. En 2018, millones de mexicanas y mexicanos votamos por un cambio verdadero, y lo logramos: Andrés Manuel López Obrador ganó con un respaldo abrumador, inaugurando una nueva etapa política: la Cuarta Transformación. En 2024, exactamente seis años después, esa transformación se consolidó con el triunfo de Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta de México. Hoy, celebramos un doble aniversario que nos obliga a reflexionar sobre lo que hemos logrado y lo que aún está por venir.
Como militante y dirigente nacional de Morena, he vivido estos procesos con emoción, convicción y compromiso. He sido testigo de cómo el proyecto de nación que nació del pueblo ha ido avanzando, no sin dificultades, pero con firmeza, hacia un país más justo, más equitativo, más libre. En siete años, hemos desmontado el modelo neoliberal que tanto daño causó a la soberanía, a los derechos sociales y a la ética pública. Y en un año, hemos demostrado que el relevo generacional en el movimiento no es solo posible, sino deseable y exitoso.
El legado de López Obrador
Cuando Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia en diciembre de 2018, lo hizo con un mandato claro: acabar con la corrupción, priorizar a los más pobres, recuperar el control sobre los recursos nacionales, y devolver al Estado su papel rector en la economía. Siete años después, los resultados están a la vista: millones de familias reciben apoyos directos sin intermediarios; el salario mínimo se ha duplicado en términos reales; se construyeron obras estratégicas como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas; y se recuperó el orgullo de ser mexicanos.
Pero más allá de los datos, el mayor legado de López Obrador es ético y político. Nos enseñó que se puede gobernar sin robar, que la política es un acto de servicio, y que el poder solo tiene sentido si se pone al servicio del pueblo. Nos devolvió la confianza en que el cambio es posible. Su ejemplo sigue vivo y su liderazgo sigue siendo referente, aunque con humildad ha dado un paso lateral para dejar que el movimiento siga su curso.
El primer año de Sheinbaum: continuidad con sello propio
El 2 de junio de 2024, el pueblo volvió a hablar con claridad. Claudia Sheinbaum obtuvo más de 35 millones de votos y ganó con más de 30 puntos de diferencia. No fue solo una victoria aritmética, sino histórica: por primera vez, una mujer fue elegida presidenta. Y no cualquier mujer: una científica, una luchadora social, una dirigente honesta y comprometida con los principios de la Cuarta Transformación.
Este primer año de gobierno ha sido de consolidación, pero también de innovación. Sheinbaum ha mantenido la política de austeridad republicana, ha fortalecido los programas sociales, y ha dado pasos firmes en la transición energética, el fortalecimiento de la ciencia y la tecnología, y la expansión de derechos. El Plan Nacional de Energía Solar, la creación de más universidades públicas, y el inicio de la reforma al poder judicial son señales de que no se trata de un gobierno de continuidad automática, sino de continuidad creativa.
Como parte del CEN de Morena, me llena de orgullo ver cómo Claudia ha asumido el liderazgo con firmeza, pero también con diálogo, apertura y una sensibilidad extraordinaria. Ha demostrado que ser mujer no es una cuota ni un símbolo: es una nueva forma de ejercer el poder, más incluyente, más empática, más transformadora.
Un movimiento vivo y en transformación
Morena no es solo un partido, es un movimiento social y político que se renueva cada día. Estos aniversarios son también una oportunidad para mirarnos hacia dentro. Tenemos el enorme reto de seguir siendo el instrumento del pueblo, no una maquinaria electoral. La unidad, la formación política, la ética en el ejercicio del poder y la cercanía con las bases deben seguir siendo nuestros ejes rectores.
Desde el CEN, trabajamos para consolidar estructuras que no se burocraticen, sino que escuchen, propongan y se movilicen. Los comités de base, las casas del movimiento, los círculos de estudio y los nuevos liderazgos jóvenes y feministas son clave para el futuro.
Lo que sigue: profundizar la transformación
El pueblo nos ha dado la mayoría calificada. Tenemos el mandato de aprobar las reformas estructurales propuestas por la presidenta Sheinbaum. La reforma al poder judicial, la consolidación del sistema de salud universal, la transición energética justa y la democratización de los medios de comunicación son tareas urgentes.
Pero también debemos cuidar que el poder no nos desvíe. Como decía el presidente López Obrador, “el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”. Que no se nos olvide. La lucha contra el clasismo, el racismo y el machismo no ha terminado. El país que soñamos aún está en construcción.
Conclusión
A siete años del triunfo de López Obrador y a un año del triunfo de Claudia Sheinbaum, Morena está más fuerte, más maduro y más comprometido que nunca. La Cuarta Transformación no es un sexenio, es una era. Y apenas estamos comenzando.
Hoy celebramos, sí. Pero también renovamos el compromiso. Porque como decía nuestro fundador: “amor con amor se paga”. Y al pueblo de México, que nos ha dado todo, no le vamos a fallar.
Arturo Martínez Núñez, secretario de ciencia, arte y cultura del CEN de Morena | X: @AMartineznunez