Hace seis años, antes de la elección se percibía un “malhumor social” provocado por el exceso de corrupción de la administración de Peña Nieto y por los brotes de inseguridad y presencia del crimen organizado en ciertas zonas de la república, ambos temas fueron capitalizados por el candidato opositor que prometió que eliminaría el “flagelo” de la corrupción y que pacificaría al país en los primeros seis meses de su gobierno.

Llegamos a la recta final del sexenio de AMLO con un profunda y cínica corrupción, los más altos niveles de violencia y la pérdida del Estado de derecho.

La sociedad pasó del malhumor a un franco descontento. La decepción, frustración y desesperación se acentúan con el miedo que genera la inseguridad, la violencia y la incapacidad de los tres poderes en asumir su responsabilidad primaria de enfrentar al crimen organizado.

Un llamado al compromiso

Ante el enojo, la desesperanza y la degradación del tejido social por la violencia generalizada, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos y Religiosas de México, la Dimensión Episcopal para los Laicos y organizaciones de la sociedad civil, convocaron a los tres aspirantes a la presidencia de la república a firmar el Compromiso Nacional por la Paz.

Monseñor Rogelio Cabrera López explicó que el documento es resultado de un recorrido por todo el país, cientos de foros y conversatorios donde cada voz, cada historia y el clamor de las víctimas fue escuchado. A la propuesta por la construcción de la paz ya se han sumado más de 20 mil personas y surge a partir del Diálogo Nacional por la Paz, un evento que se celebró en Puebla el año pasado con el objetivo de impulsar un México más justo y pacífico y que sentó las bases para la creación de la Red Nacional por la Paz cuyo alcance abarca cada rincón de nuestra nación.

La segunda etapa Por la Paz contempla la firma del Compromiso, un documento donde participaron más de 50 expertos y expertas, no son ocurrencias ni temas del “conservadurismo”, es un clamor nacional y, como ya se ha dicho: “nada es más importante que lograr la paz”.

Un llamado al compromiso

A la convocatoria de la CEM se presentaron los tres aspirantes a la presidencia, dos aceptaron comprometerse y la oficialista Sheinbaum decidió descalificar el documento.

Al exponer su punto de vista, el candidato de Movimiento Ciudadano agradeció a la Iglesia por la iniciativa y planteó su propia propuesta: la vía civil y la policía, las prisiones y cárceles, poner fin al prohibicionismo, legalizar marihuana y vapeadores, una defensoría gratuita y la reforma y fortalecimiento del amparo, así como poner en el centro a las víctimas con una reforma de las instituciones.

Xóchitl Gálvez también expresó su agradecimiento a la Iglesia y recordó a los sacerdotes asesinados en el presente sexenio; en especial a los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora; habló de laicidad positiva y dijo que el principal reto es reconstruir el tejido social, un objetivo que sólo puede lograrse con la participación de todos los actores de la sociedad. Destacó que el documento coincide con sus propuestas; entre ellas, la desmilitarización de la seguridad pública, la atención a las víctimas, el respeto a los derechos humanos y la renovación del sistema penitenciario. Finalmente, comentó que la paz es plenitud, equilibrio, bienestar y serenidad, y México necesita recuperar la paz.

Aunque Claudia Sheinbaum agradeció la iniciativa de la Iglesia católica, advirtió que firmaría, pero, por honestidad, añadiría la leyenda: “anexo el documento Sigamos Dialogando, porque no coincido en todo”. Detalló ante los obispos los puntos en que diverge, entre ellos, la “evaluación pesimista del momento actual”, las referencias a la militarización y la minimización de los poderes y la información sobre el aumento de homicidios dolosos e inseguridad, y el otorgamiento de mayor presupuesto a los organismos judiciales, pues, aseguró, “es un derroche”.

La realidad no se puede ocultar

La violencia es cada vez más patente, en Guerrero, Chiapas, Michoacán, Tamaulipas, Zacatecas, Morelos, Sinaloa, Jalisco, Sonora, Colima y Tabasco, es inocultable y la retórica presidencial ya no alcanza para tapar la realidad.

El pasado miércoles en su mañanera AMLO negó que exista un alto nivel de violencia y criticó el acuerdo de paz propuesto por la CEM. “Desde luego yo respeto mucho a las iglesias, pero políticamente no estoy de acuerdo en que se quiera crear un ambiente que no existe”.

Por otro lado, mientras se incendia Guerrero. el gobernador de facto, Félix Salgado se puso a bailar y a descalificar a quienes exigen seguridad, mientras su hija la gobernadora no se ve ni se aparece por ningún lado.

La máxima del publirrelacionista de Hitler, Joseph Goebbels era: “Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad”, así los mentirosos crean una ilusión de verdad, pero al presidente ya no le alcanza repetir que vivimos en paz.

El descontento y frustración de la sociedad son genuinos, por más que Andrés y su candidata lo quieran ocultar.

X: @diaz_manuel