Imitando al inimitable Gatell

Jorge Zepeda Patterson publica columnas de opinión en dos diarios —Milenio y la edición mexicana de El País, de España—, y sin duda él realiza con excelencia su trabajo. Es tan bueno que en los temas menos polémicos abiertamente dice lo que quiere decir y, en los asuntos más complejos, no dice lo que sí le interesa decir.

¿A qué me refiero imitando el clásico de López-Gatell de “el cubrebocas sirve para lo que sirve y no sirve para lo que no sirve”? A algo aparentemente muy sencillo, pero en verdad muy complicado: redactar todo un artículo para enviar un mensaje político sin mencionar el nombre del beneficiario.

En su columna de hoy, “La derrota en el Congreso y la sucesión presidencial”, Zepeda Patterson pregunta si el rechazo a la reforma eléctrica de AMLO en la Cámara de Diputados y Diputadas cambia los planes del presidente y Morena relacionados con la candidatura principal de este partido para las eleciones de 2024.

La respuesta de Zepeda es que “la derrota” del morenismo en el mencionado espacio legislativo sí va a cambiar la estrategia de Andrés Manuel:

Dice Zepeda Patterson que lo ocurrido en la Cámara de Diputados y Diputadas debería “preocupar a Palacio Nacional”.

“AMLO podría asumir que la campaña presidencial no necesariamente será el paseo triunfal que en círculos oficiales se anticipaba”.

“Si cabe la posibilidad de un contratiempo o el riesgo de una derrota, los criterios de selección del delfín quedan condicionados”.

“La primera prioridad para el presidente es dar continuidad a su proyecto y con ese criterio, se entiende, elegirá a su sucesor. Pero esto es así solo si el triunfo está asegurado; en caso de percibir algún riesgo, un segundo criterio podría rivalizar con el primero para efectos de la definición del candidato: uno que garantice la victoria”.

“Estoy convencido de que, en absoluta libertad, López Obrador se inclinaría por Claudia Sheinbaum atendiendo el primer criterio (lealtad y cercanía ideológica)”.

Pero…

Quienes aspiran a la candidatura presidencial de Morena, además de lealtad y cercanía ideológica con AMLO, deberán “demostrar aún con más ahínco que, además de lealtad, pueden resultar atractivos para el electorado y ofrecer al presidente un margen de victoria tranquilizador”.

“A un candidato de Morena —en realidad Zepeda se refiere a una candidata: Sheinbaum— le convendría que la oposición se fragmentara”.

√ Pero a otros candidatos de Morena —no lo dice Zepeda pero se refiere a solo un candidato: Marcelo Ebrard— “les sería más útil un frente unido y competitivo que los hiciera indispensables”.

Dijo lo que dijo y no dijo lo que sí dijo

En resumidas cuentas, Zepeda lo que sí ha dicho con toda claridad es que antes del triunfo de la oposición en el debate de la reforma eléctrica, Claudia Shienbaum tenía asegurada la candidatura presidencial del partido del presidente López Obrador.

Lo que también dijo el columnista pero sin decirlo —ni mencionar al beneficiario: este es el verdadero arte— es que después de la demostración de fuerza y unidad de la oposición, se fortalecen las posibilidades de Marcelo Ebrard de quedarse con la candidatura de izquierda.

¿Así son las cosas?

Zepeda Patterson ha argumentado muy bien acerca de por qué la oposición ha pasado de segura derrotada en 2024 a una situación de competitividad electoral. Lo que no ha explicado es por qué Ebrard —a quien NO menciona, pero en quien sí piensa— es un candidato más fuerte que Sheinbaum. No ofreció el articulista de Milenio y El País ninguna estadística, ningún razonamiento deductivo, ninguna reflexión al menos superficial basada en encuestas para justificar su diagnóstico.

En este caso no puedo recurrir a otro gran clásico de la política —el ”tengo otros datos”— porque Zepeda no ofreció datos de ningún tipo. Pero SÍ tengo algunos datos: los del tracking diario de MetricsMx que publica SDPNoticias: en este estudio Sheinbaum consistentemente supera a Ebrard, sin duda por un margen reducido de dos a cinco puntos que hablaría de un empate técnico, pero lo cierto es que la jefa de gobierno ha superado todos los días, en términos aritméticos, al titular de Relaciones Exteriores.

Si tales números son correctos —habrá que seguir midiendo y, desde luego, habrá que analizar seriamente otras encuestas— es falso que Ebrard sea más competitivo que Sheinbaum.

Olvidar a Colosio, serio error analítico

Por lo demás, el tracking responde a una pregunta que Jorge Zepeda se hace y deja en el aire: la de si la oposición tiene a un aspirante suficientemente fuerte para el 2024. Lo tiene, sin duda: Luis Donaldo Colosio Riojas, de Movimiento Ciudadano, quien no ha decidido si buscará la candidatura presidencial. Lo único que se sabe es que, en caso de interesarse en la misma, no estaría motivado a ir en alianza con el partido, el PRI, que para muchos creó las condiciones que llevaron al asesinato de su padre en 1994.

Un escenario a estudiar —se lo dejo de tarea a Zepeda Patterson y a otros analistas, sobre todo a quienes diseñan estrategias para Morena— es el de la posibilidad real de que la alianza entre el PRI y el PAN se agote en la Cámara de Diputados y Diputadas. Es decir, tengo información de que hay priistas inconformes con el proyecto de ir a las elecciones presidenciales de 2024 de la mano con el panismo. Rechazan esta idea por razones ideológicas, pero también porque creen que les conviene favorecer al partido de AMLO de esa manera.

Si no se diera la alianza PRI-PAN en 2024, crecería la motivación de Colosio Riojas para acercarse, como candidato externo, a la estructura panista, con o sin el apoyo de su actual partido, Movimiento Ciudadano que trae su propio juego, pero que sin Luis Donaldo estará condenado al fracaso —lo acepte o no el dirigente, Dante Delgado, a quien se le han achaparrado dos gobernadores, Samuel García, de Nuevo León, y Enrique Alfaro, de Jalisco,

¿Colosio solo como candidato del PAN podría ser competitivo frente a la maquinaria poderosísima de Morena encabezada? Esta pregunta solo puede responderse adecuadamente con otra: ¿Y por qué no?