Vivimos tiempos inciertos y desafiantes. Tras la devastación del huracán Otis, se reveló que solo 16,000 propiedades y 20,000 vehículos tienen seguro, a pesar de que más del 90% de las viviendas y el 80% de los hoteles en la costa de Guerrero sufrieron daños que afectaron al 65% de su extensión.

Según la agencia calificadora Fitch Ratings, las pérdidas catastróficas causadas por el huracán Otis se estiman en 16,000 millones de dólares, tanto en términos económicos como asegurados. La reconstrucción y el Plan de Gobierno necesariamente debe involucrar un esquema de participación mixta en el que asegurar inmuebles, tanto de vivienda como de comercio, sea aportación compartida entre gobiernos y ciudadanos. Ignorar esta realidad implica que con todo y millonarias cantidades invertidas en programas de asistencia a damnificados, cualquier otra catástrofe deje a las familias acapulqueñas en el mismo lugar.

Concanaco-Servytur asegura que en el estado de Guerrero hay 83,801 negocios relacionados con el turismo, de los cuales el 43% se encuentra en Acapulco; de estas empresas, entre 8,000 (un 22%) y 10,000 (un 28%) tienen un seguro, mientras que fueron afectadas hasta 28,000 empresas. Las declaraciones de Héctor Tejada, presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur), son preocupantes: menos del 28% de aquellas empresas contaban con un seguro al momento de sufrir el impacto natural.

La estadística es escandalosa pues en este escenario, la necesidad de seguros asequibles y accesibles se vuelve más urgente que nunca. No se puede pensar en un Plan de reconstrucción sin seguros creados de la mano con instituciones financieras y gobierno para ofrecer opciones de bajo costo que permitan a las comunidades proteger sus viviendas y pertenencias.

El Gobierno federal estima que se necesitarán 61,313 millones de pesos (más de 3,400 millones de dólares) para reparaciones y apoyo social en el estado sureño de Guerrero después del impacto del huracán Otis, una semana después del desastre. A propósito de que nuestro país es uno en el que la banca cobra las más altas comisiones, es el mejor momento para idear seguros populares que sean facilitados a los pobladores de Guerrero, igual para la pequeña empresa, para la tiendita que para las viviendas. Pareciera ser que tan sólo las cadenas hoteleras trasnacionales y otros empresarios contaban con esta previsión.

Aunque los seguros de salud y automovilísticos son los más comunes, en pleno cambio climático lo opcional comienza a volverse imprescindible: asegurar colonias, municipios, asegurar servicios eléctricos, infraestructura de servicios públicos, electrodomésticos, etc. Existen experiencias en otros países, con ejemplos de colaboración exitosa entre gobiernos, bancos y aseguradoras en la provisión de seguros de los que podemos aprender. En países como Alemania y Holanda, los sistemas de seguros de inundación son un modelo a seguir.  Los modelos de seguros contra inundaciones de estos dos países se manejan así:

Alemania:

Alemania ha implementado un sistema de seguros de inundación conocido como “Elementarschadenversicherung” (seguro de daños elementales) como parte de su sistema de seguros generales. Este sistema de seguros cubre una variedad de riesgos, incluidas las inundaciones. Este seguro es obligatorio para propietarios de viviendas hipotecadas, en nuestro país prácticamente cualquier inmueble sujeto a un crédito está asegurado en favor del banco o entidad financiera, aunque la suerte cambia cuando se ha terminado de pagar pues si no se renueva o recontrata el seguro y algo sucede como un terremoto, la pérdida es del propietario.

El gobierno alemán también brinda subsidios para reducir el costo del seguro de inundación en áreas de alto riesgo y los seguros de inundación pueden ser proporcionados tanto por compañías de seguros privadas como por entidades gubernamentales, como la Asociación de Aseguradoras de Daños por Inundaciones (VdS). El concepto de “comunidades propietarias” también cobran un papel relevante pues en algunas áreas, las asociaciones de propietarios de viviendas trabajan juntas para adquirir seguros de inundación a granel, lo que puede resultar en tarifas más bajas para los propietarios.

Países Bajos:

Los Países Bajos han desarrollado uno de los sistemas de gestión de inundaciones más avanzados y efectivos del mundo, que incluye una combinación de infraestructura de protección contra inundaciones, políticas gubernamentales y seguros. Ellos cuentan con un Programa Nacional de Seguros contra Inundaciones (Nationale Hypotheek Garantie, NHG) que garantiza hipotecas en áreas de alto riesgo de inundación. Esto alienta a los bancos a proporcionar hipotecas a tasas más bajas en estas áreas, siempre que los propietarios tengan seguro de inundación. Su esquema de cobertura es interesantísimo pues además de los daños estructurales en viviendas, se cubre la pérdida de contenido y otros costos asociados con las inundaciones. Es decir que los electrodomésticos, menaje y muebles son cuantificados.

El gobierno de los Países Bajos también juega un papel importante en la gestión de inundaciones, pues de entrada, se encargan de financiar proyectos de infraestructura de protección contra inundaciones. En Guerrero debe cambiar el plan urbano para que algunas zonas de riesgo no sean habitadas de nuevo, como aquellas donde hay riesgo de deslaves. Desafortunadamente, los asentamientos irregulares que nacen de la necesidad no siempre contemplan un esquema de riesgos. La reconstrucción de Guerrero debe contemplarlo para evitar que, a futuro, este sitio donde sismos, inundaciones y huracanes son frecuentes, vuelva a sufrir una devastación de este nivel.

En el fondo, se trata de incentivar la cultura de asegurar, desde acercar la información a las comunidades hasta facilitar esquemas de contratación. Ojalá pronto lleguen los “Seguros del Bienestar”.