No sabemos si por convicción, cálculo político o porqué razón, pero la verdad es que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador dio un “apretón de tuercas” y parece que habrá sorpresas positivas en materia económica en este último tercio de su gobierno.

No se puede negar que la política fiscal ha logrado buenos resultados, sin tener que hacer una reforma, que normalmente son antipopulares y, si no se diseña bien, resultan ser contraproducentes para la economía. Por ello cabe reconocer que hizo bien en respetar la que se venía implementado y que haber endurecido la mano en contra de los evasores ha permitido una mayor recaudación hasta ahora.

Aprovechar el “nearshoring”

Los problemas con las cadenas de suministros ocasionados por la COVID-19 y nuestra proximidad con el mayor importador mundial son algunos de los factores que favorecen el nearshoring en México.

Estados Unidos es el mayor importador mundial y si bien China por muchos años ha sido uno de los mayores proveedores del país vecino, las relaciones entre estos los dos países cada vez están más tensas. Gracias a esta situación, México poco a poco ha ido ganando terreno y hoy nos encontramos con un escenario muy favorable para que más empresas en Estados Unidos adopten el nearshoring y se concentren en nuestro país.

Respeto a lo bueno del pasado

A esta buena fortuna, se suma el hecho de que uno de los mejores programas que existen en el país en materia económica y de comercio exterior, como es el Programa de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX), permite realizar importaciones temporales de mercancías con procesos productivos y/o servicios a mercancías de exportación o para prestar servicios de exportación. En otras palabras, el nearshoring cierra la pinza con el IMMEX y la situación geográfica de México se convierte en la más importante del planeta, lo que propicia una atracción de inversión extranjera directa sin precedentes.

Energía

Otro sector, delicado pero determinante para la economía es el de la energía, donde tal parece que el presidente López Obrador dio un giro que al final ha generado algo de la certidumbre y las condiciones necesarias para el desarrollo del país y la región de Norteamérica.

Si bien AMLO inició con el pie izquierdo el tema energético, enfrentado las demandas relacionadas con los gaseoductos, la cancelación de las subastas de energías renovables y de las famosas alianzas público-privadas, parece que se quitó las telarañas y dio paso a un importantísimo cambio en el sector que permitirá, por un lado, la llegada de inversiones y por otro, bajar los costos de la energía eléctrica.

Plan Sonora

Al anunciar el Plan Sonora que aglutina a dos programas determinantes, tanto en materia de transición energética, como en sustentabilidad, AMLO lanzó a la par el mayor proyecto de Latinoamérica para dicho sector, la construcción del parque solar en Puerto Peñasco, así como la construcción de al menos cinco parques más que permitirán solucionar la generación de electricidad para la península de Baja California, bajar las emisiones de CO2 y, por si fuera poco, exportar energía a Estados Unidos, particularmente al estado de Arizona.

Mayakan finalmente

El otro programa es en el sureste, donde finalmente, después de poco más de cuatro años, se firmó el contrato para la ampliación del ducto Mayakan para garantizar a las plantas de CFE de ciclo combinado Mérida IV y Valladolid, el gas suficiente para cubrir la demanda de energía de la Península y así evitar los apagones recurrentes de los últimos años, pero no solo eso, el costo de la luz bajará sustancialmente y con ello se atraerán a la región importantes inversiones que tanta falta hacen.

A lo anterior hay que agregar que México ya asumió un criterio conciliador en las consultas en el marco del T-MEC sobre el sector energético, con lo que se evita llegar a los paneles de controversia en el sector energético, algo así como “darle la vuelta a la tortilla” para evitar que se queme.

Al final en medio de la transición económica que se impulsa a través de la economía de Estados Unidos, la más grande del mundo y de los efectos perniciosos de la guerra entre Rusia y Ucrania, México, en términos futboleros, se ha convertido en un jugador estrella, tipo Ronaldo o Messi.

¿Se dobló, escuchó, rectificó? Lo que sea, los duros perdieron y ojalá así siga con discursos radicales pero con acciones benéficas. Al tiempo.