VA EN SERIO
Cuando escuchamos el nombre de Javier Díaz dentro de la comunidad acuática, es recordar a aquel joven que con 21 años debutó en Juegos Olímpicos y a un hombre que ha entregado buena parte de su tiempo al desarrollo de las actividades acuáticas.
Pero además, es hablar de alguien que ha dejado un legado en la figura de su hijo, del mismo nombre, un chamaco con mucho talento, quien seguramente buscará emular a su padre, quien nadó do Olímpicos, tanto en Sidney 2000 como en Atenas 2004, en los 200 metros libre.
Es una historia más de una familia que lleva la natación en la sangre, como muchas que hay en nuestro país y que sin duda alimentan a este bello deporte, que busca superar los problemas de los malos manejos a nivel directivo para seguir evolucionando.
Javier papá toda la vida se formó en Coahuila, en Saltillo, y siempre tuvimos una relación cercana. Tuve la oportunidad de ver cómo se desarrolló como atleta, después como comentarista y hasta directivo, ya que fue presidente de la Comisión Estabilizadora que puso la FINA para trabajar luego de desconocer a la Federación Mexicana de Natación.
Ahora Javier hijo se encuentra en Coventry, Inglaterra, participando en los International Children Games, en los que obtuvo medalla de bronce en los 100 metros pecho.
El chavo tenía muchas ganas de venir a ICG, y como le hemos hecho con otros nadadores en otras ediciones, trabajamos de manea transparente para que la asociación de Coahuila pidiera solicitud a la asociación del Estado de México, para que pudiera competir en este evento solamente. Se le autorizó sin ningún problema para que nadara con el aval de ambas asociaciones, y por supuesto con el aval del comité organizador.
No tiene nada de malo cuando las cosas se hacen abiertamente para beneficiar a los deportistas. Aquí se trata de ver lo que más le conviene al deportista, y en este caso para Javier, él determinó que quería asistir a esta competencia.
Javier no está formado en ninguna de mis acuáticas, ya que trabaja intensamente con en Saltillo con su entrenador Humberto Gómez (cinco años con él), y hay que darle honor a quien honor merece.
La verdad que es bonito y satisfactorio cuando se hacen las cosas con las cartas claras, no hay quien te diga que no se pueden hacer las cosas y ojalá nos dejemos los pretextos del trabajo de escritorio que no benefician en nada a los muchachos, quienes son, siempre, por los que debemos velar, por sus intereses, y no por los de quienes ni siquiera ponen un pie en las albercas.