One love, feeds the fire

One heart, burns desire

I wonder who's crying now?

Two hearts, born to run

Who'll be the lonely one?

I wonder who's crying now?

So many stormy nights

So many wrong or rights

Neither could change their headstrong ways

And in a lover's rage

They turn another page

The fighting is worth the love they save

JOURNEY

Más audaz

Que un cuchillo

Activo seductor

No hay moral

Ni principio

Que pueda pararle los pies

Juega con dos barajas a la vez

A contramano de la ley

Siempre hace trampas, mal perdedor

Me ha secuestrado el corazón

Hola, qué tal, ¿cómo te va?

Hola, qué tal, ¿quieres bailar?

Halo de amor y lujo supernatural

Hola, qué tal, encantador

Hola, qué tal, mi buen ladrón

Que hipnotiza, brujo al fin, quieras que no

FANDANGO

Ayer en SDPnoticias, mi colega columnista en este espacio, el abogado laboralista Humberto Cavazos, planteaba el dilema que todo aspirante a la candidatura presidencial que podría emanar del partido en el poder enfrenta: no enemistarse con el presidente en turno —esto sería suicida— y a la vez tratar de NO ahuyentar al electorado que no simpatiza con el jefe de Estado y con la forma en que se ha conducido su gobierno (https://www.sdpnoticias.com/opinion/el-dano-que-le-ha-hecho-amlo-al-lopezobradorismo/). Podrá uno estar o no de acuerdo con lo adecuado, lo correcto, lo saludable de esa disyuntiva, pero lo cierto es que en un sistema político hiperpresidencialista como ha sido el mexicano, no confrontarse con el primer mandatario saliente —el destapador, como le llaman ahora— es crucial para asegurar la candidatura. Eso, a su vez, genera rechazo y resquemor de una parte del electorado (de más de la mitad de los electores mexicanos en estos momentos).

Las mejores prácticas de estrategia electoral indican, entonces, que los candidatos deben ir a su voto duro (el del lopezobradorismo en este caso) y consolidarlo; ya después lanzarse por más, si se puede…

Naturalmente hay quien no sigue a pie juntillas ese esquema; ahí tienen, por ejemplo, a un Ricardo Monreal marcando distancia de López Obrador de antemano (traicionando y rompiendo con la 4T, dirían en Morena).

No se me malinterprete, con esto no estoy apoyando al senador, decantándome por él, diciendo que eso es lo correcto o ético. Simplemente intento hacer ver que hay quien se aparta de esa regla no escrita de la política y prácticamente asegura NO quedarse con la candidatura. Vaya, no por mucho decir “soy el as bajo la manga de López Obrador”, como lo expresó Monreal hace un par de días, lo convierte en cierto. Monreal no ha estado dentro de las precandidaturas de Palacio y no haya cómo ser considerado, pues de antemano él mismo se descartó. Así de simple.

Mención aparte merece el finado Luis Donaldo Colosio. Él cumplió con la norma básica de la estrategia electoral planteada antes, mas, ya con la candidatura en la bolsa, producto de acercarse a otros sectores del electorado, de esbozar lo que sería su plan de gobierno y existiendo intrigas palaciegas que se cocinaron al más alto nivel, se fue gestando el terrible desenlace que todos conocemos.

Al momento, siguen el libreto Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard —de Adán Augusto López no estoy tan segura—. Pero la cosa se complica cuando, mientras se está en ese trance de la pre pre pre campaña —compitiendo por la candidatura—, deba decidirse a cuáles aliados tradicionales de lo que hoy es la 4T acercarse y a cuáles no. En otras palabras, qué actores del propio sistema sumar a la lucha por la grande.

Aquí hago un paréntesis en mi escrito. Una pausa para introducir un elemento fundamental al análisis que viene después: estoy convencida de que uno de los grandes fracasos de la reforma educativa, del porqué el sistema de educación en México no ha prosperado en décadas, ha sido la incapacidad de separar la esfera de lo propiamente concerniente a las necesidades y exigencias laborales del aparato docente como tal (la administración del magisterio nacional) de lo relativo al modelo educativo, la visión para los educandos, el desarrollo de contenidos, la formación docente, los métodos pedagógicos. Lo primero ha predominado sobre lo segundo; lo que es más, ha asfixiado la función primordial de enseñar a pensar a los niños y jóvenes de México.

Para muestra un botón: le llevó varios años al exsecretario de Educación, Aurelio Nuño, impulsar —imponer, dirían otros— la reforma educativa de 2013; las movilizaciones de secciones del magisterio y de la Coordinadora (CNTE) actuaron en contra con enorme fuerza. En cambio, echar abajo esa reforma, más allá de la mayoría calificada que consiguió Morena en el Congreso (cierto, no es poca cosa), y a pesar de que a la fecha no se ha establecido claramente con qué se sustituye el modelo educativo —de qué se trata la Nueva Escuela Mexicana— no provocó básicamente ni un solo levantamiento, movilización o enfrentamiento. Ya lo he dicho antes, las fuerzas lopezobradoristas azuzaban las movilizaciones docentes hasta el 2018. Ahora ya no.

En fin, deseo fervientemente que quien suceda a AMLO —y cuando esto eventualmente ocurra— lleve a cabo una transformación educativa que empiece por separar la gestión educativa de los objetivos de la docencia misma como país… y que la SEP deje de ser nocivamente patrón de los educadores y al mismo tiempo pretenda ser rectora de la educación.

Y es en ese tema que, la semana pasada, dentro de un proceso de sucesión adelantada, se movieron las piezas. Para empezar, entró Leticia Ramírez como nueva titular de Educación. No haré aquí ni ahora una evaluación de la idoneidad o no de su perfil para el bien de la educación (ya sea lo que concierne a las estructuras docentes y las instituciones educativas o lo relativo al modelo de cómo deben ser los contenidos y métodos educativos). Lo que sí diré es que a la maestra Lety se le relaciona con la CNTE, en la que participó, y con el SNTE solo con las secciones de este sindicato que nada tienen ni nada quieren tener que ver ahora con la exlideresa del magisterio, Elba Esther Gordillo.

No extraña por ello, tras la designación de la nueva titular de la SEP, que La Maestra saltara cual resorte de colchón viejo y entró en escena después de años de haberse mantenido a la sombra.

El SNTE simplemente no había dado color en lo que va de esta adelantadísima sucesión presidencial. No me dejarán ustedes mentir. Mas, con el retorno de Elba a escena (sus abiertas y duras críticas a la nueva secretaria de Educación; hablar de no anteponer la política a la educación, como si Gordillo hubiera hecho en su momento algo distinto.. ), el sindicato educativo buscó a Claudia Sheinbaum y esta se dejó apapachar por el SNTE. Sí, se dio una reunión el jueves de la semana pasada y en ella la jefa de gobierno capitalino dijo: “La educación pública y el magisterio han sido esenciales en la transformación de México. Nunca más un gobierno que desdeñe la labor de las maestras y maestros. Agradezco la invitación del SNTE nacional para hablar sobre la Nueva Escuela Mexicana”.

¿Entenderá Claudia el factor, antes descrito, que ha ocasionado el fracaso educativo en México? Pero no nos desviemos. ¿Por qué el SNTE no se acercó a Marcelo Ebrard? Sencillo: como es sabido, hay una conocida co-dependencia Elba-Marcelo desde hace muchos años… y auténtico temor en el sindicato de que si Ebrard llegara a la presidencia, la maestra Gordillo recuperaría su poder.

Poder que ciertamente ya no es el de antes cuando aglutinó al SNTE, habiéndolo heredado de Carlos Jongitud Barrios. Logrando una negociación a nivel nacional pese a que el gobierno federal —tras enormes esfuerzos— había descentralizado los fondos educativos a los distintos estados. En ese entonces y por muchos años el sindicato era una fuente de presión frente a cualquier gobernador, e impidió por tanto tiempo las reformas que a nivel de planes de estudio se querían hacer.

Lo demás es historia: llegó un momento en que Elba Esther traicionó a Roberto Madrazo; Felipe Calderón obtuvo la presidencia, mientras que el hoy detenido exprocurador Jesús Murillo Karam procesó a Elba Esther, quien terminó encarcelada por el desvío de 2 BILLONES de pesos del sindicato.

Hoy todo indica que el SNTE ha tomado partido, por Claudia. El canciller también lo ha hecho: Elba Esther vende humo y Ebrard lo ha comprado.

Marcelo Ebrard cree que Elba Esther Gordillo le puede aportar su “capital político”. Y ella se vende cara, aunque ya no tiene ni la estructura ni los controles que siempre dependieron de su cercanía al poder (¡cómo olvidar que Vicente Fox y Martha Sahagún le dieron todo; igual que Calderón, quien incluso le entregó el control de la educación a doña Elba a través de su yerno!).

Elba ha alejado al SNTE de Marcelo... y ha acercado al sindicato magisterial a Claudia. En esas estamos ahora…