En la competencia interna de la alianza PRI, PAN, PRD la aspirante Xóchitl Gálvez perdió todos los debates —y por goliza— contra su rival Beatriz Paredes. Quedó demostrado: la candidata X no está calificada para polemizar. Temeraria, Xóchitl se atrevió a ir a la guerra de ideas, y la noquearon. Los dueños de tales partidos políticos se vieron obligados a detener la contienda porque, era un hecho, Paredes se iba a quedar con la candidatura, lo que atentaba contra los planes del capo de capos, Claudio X. González, y sus acólitos, el priista Alejandro Alito Moreno y el panista Marko Cortés. Así, Beatriz fue descalificada a la mala.

Si es tan mediocre para la polémica, ¿por qué razón, entonces, Xóchitl Gálvez desea enfrentarse a Claudia Sheinbaum, una mujer todavía más preparada para la argumentación racional que Beatriz Paredes? Porque, ni hablar, la candidata X desde hace meses está en un debate consigo misma: se debate entre la vida y la muerte electoral. Ha intentado resucitar en la sala de terapia intensiva de las columnas políticas, en las que se elogia su discurso del pasado domingo, pero de muy poco le ha servido. Necesita un milagro y lo busca provocando a Sheinbaum, pero evidentemente esta científica dedicada ahora a la política no está interesada en salvar a la otra. Si Xóchitl a partir de junio desaparece, muy su problema. Pudo haber tenido más posibilidades de éxito en la búsqueda de la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, pero se negó a buscarla. Entró a una pelea electoral para la que no estaba preparada, y así le está yendo.

Morena va a arrasar en las elecciones presidenciales, lo dicen todas las encuestas. E inclusive gana donde no debía ganar, como en Yucatán y Jalisco. Lo más sorprendente: ha rebasado a la derecha en la entidad más conservadora de México, Guanajuato. Así se lee en nota de hoy de SDPNoticias sobre el reciente estudio demoscópico de MetricsMx: “Morena lidera con una mínima ventaja”. Mínima su ventaja, sí, pero antes el partido de izquierda nada representaba en tal estado.

Ha habido un notable avance de Morena entre los y las guanajuatenses, quienes hace unos pocos años mayoritariamente rechazaban a la izquierda y que este 2024 podrían tener a una gobernadora partidaria de la 4T, Alma Edwviges Alcaraz Hernández. La fallida campaña de Xóchitl Gálvez algo de culpa tendrá de la crisis de la derecha en la entidad donde esta opción política era más fuerte, pero lo cierto es que el desastre que ya se anuncia para la alianza PRI, PAN, PRD en Guanajuato en gran medida se debe al fracaso del actual gobernador, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo.

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Si Morena gana donde no podía ganar, lógicamente arrasa donde la izquierda ha realizado buenos gobiernos locales, como en Sinaloa. El excelente trabajo del gobernador Rubén Rocha es la explicación de la ventaja enorme que tiene en las encuestas la fórmula de Morena para el Senado, integrada por Enrique Inzunza Cázarez e Imelda Castro Castro. Superan por muchísimos puntos porcentuales en estudios que he visto a Eduardo Ortiz y Paloma Sánchez, de PRI, PAN, PRD.

Así está el país entero. Morena, con amplias —y crecientes— ventajas, gana prácticamente todo. Por eso su candidata presidencial se debate entre la vida y la muerte y exige polémicas que, según ella, le darán vida artificial.

Las científicas y las universidades

Creo que, más bien, Claudia Sheinbaum debe dialogar con su equipo de especialistas acerca de lo que hará con los grandes problemas nacionales una vez que llegue a la presidencia. Uno de tales problemas, el del financiamiento de la educación superior. La verdad sea dicha nuestras universidades son bastante mediocres, por supuesto con algunas pocas excepciones como la UNAM y el Tec de Monterrey.

Leía hace rato en el Financial Times que se vislumbra una crisis financiera en las universidades del Reino Unido, que están entre las mejores del mundo. Si allá ese es un problema mayor, imaginemos el tamaño del reto en México.

Enseñar ciencia y técnica es bastante caro. Pero cuesta muchísimo más —en dinero, además de en esfuerzo intelectual— generar conocimiento, particularmente en disciplinas como la astrofísica que no parecen tener una utilidad práctica inmediata.

En el mismo Financial Times leí sobre una estudiante de doctorado en cosmología y astrofísica, Alexia López, de la University of Central Lancashire. Esta joven mujer, maestra de violín además de científica —y aventurera, a juzgar por su foto en la red social X—, descubrió una megaestructura cósmica en forma de anillo que desafía todas las teorías del universo.

No es realista esperar que las universidades mexicanas realicen investigaciones de tal profundidad científica y hasta filosófica. Pero algo deberá cambiar urgentemente, de tal modo de dar un paso hacia adelante en la presidencia de la primera persona especializada en ciencia que despachará en Palacio Nacional.

Claudia Sheinbaum debe ocuparse de lo importante y no distraerse con las provocaciones de Xóchitl Gálvez y quienes en los medios desean ver un debate entre dos mujeres que no tienen el mismo nivel. Y es que, ni hablar, si Xóchitl perdió frente a Paredes, sería de escándalo —lo será cuando lleguen los tiempos del INE— la goleada que recibiría de parte de Claudia.