¡Menuda equivocación en la que incurren quienes creen que en la política no hay trabajo de equipo… solo individualidades… solo intereses personales o grupales revestidos de hipocresía!

En la política existe un método muy socorrido y exitoso para el arribo de proyectos de bienestar común, que trasciendan en el tiempo y en el ámbito de la ambición común y corriente: el trabajo en equipo.

Un método que tiene como cemento unificador a uno de los valores cada vez más escasos en el terreno de las relaciones interpersonales de nuestro tiempo: la lealtad.

Valor que tiene el atributo de prevalecer no obstante las amenazas exteriores o ajenas a una relación filial, de tipo genético o no la lealtad se da más en el plano de las relaciones amistosas, curiosamente.

En el pasado, el valor de un guerrero, de un cortesano o un tribuno, estaba dado en la medida de su lealtad a la patria, a su historia o a los intereses del pueblo al que representaba…

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Hoy día, en la política moderna, ser leal a un proyecto con trasfondo popular y nacional, implica todo un compromiso de renuncia al genuino interés que, como protagonista de la vida pública todo político profesional tiene, en el lenguaje de los intereses profanos o materiales es un ser humano al fin.

Por eso llama poderosamente la atención, el emotivo discurso pronunciado por el actual gobernador de Sonora, Alfonso Durazo Montaño, uno de los icónicos fundadores del partido-movimiento hoy mayoritario en México, Morena.

Y es que Durazo Montaño empezó haciendo una reminiscencia de aquellos años aciagos, en los que la mística y el pundonor ideológico eran el motor de sus acciones, más allá de los escasos presupuestos financieros con que contaban.

El también exsecretario particular de Luis Donaldo Colosio y de Vicente Fox Quesada empezó su alocución durante el acto inaugural de un hospital del programa IMSS-Bienestar, donde también expresó puntual respaldo a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien desarrolló así su gira de trabajo por tres entidades del noroeste del país este fin de semana: Sinaloa, Sonora y Baja California.

El año 2005, lo recordó Durazo porque es el año en que llegó al movimiento (antes PRD) y compitió en su natal Sonora para el Senado en fórmula con Paty Patiño y no ganaron, pero obtuvieron más de 150 mil votos que para entonces era un mundo para los registros históricos logrados por la oposición en aquella entidad.

Aun así, recordó el mandatario sonorense, en términos generales fueron trece años de “puro desierto” (puro “estiaje financiero” puras adversidades financieras y materiales).

Incluso ya en el 2018, pocos creían en las posibilidades del movimiento de reciente creación (Morena) nadie se animaba a ser candidato a nada “ni yo mismo”, dijo Durazo. “Así fue, aunque también gracias a la tómbola, fue que encabezó la fórmula Lilly Téllez”, remató entre reproches folclóricos de los asistentes, que descalificaban a la hoy senadora sonorense por el PAN.

Luego se dirigió a cuadros y militantes y a ciudadanos sonorenses en general convocados para el evento de recepción a la presidenta de México.

Les dijo que en este corto periodo de vida del partido-movimiento (Morena) que integran y que, coincidentemente ese 12 de julio celebraban sus primeros once años de vida con registro legal, gracias al trabajo de sus diputados y senadores, en México se ha logrado consolidar el presupuesto más grande de la historia; e igualmente se tiene el presupuesto social más grande que jamás hayamos tenido en nuestro país con sus programas sociales y en especial el de becas a estudiantes.

Y agradeció a todos el seguir siendo parte del movimiento (Morena). “El movimiento siempre les va a retribuir su esfuerzo”, les dijo a todos ellos. “Solo respeten las circunstancias”, insistió al final.

Luego dijo, con una emoción visible a flor de piel:

“Ser Morena, no es portar una camiseta, ni ocupar un cargo. Ser Morena, es una forma de ser y ejercer el poder y, sobre todo, una forma de renunciar a los vicios del periodo neoliberal… Es asumir un compromiso ético con el pueblo y la justicia social”.

A continuación, hizo un puntual reconocimiento a Andrés Manuel López Obrador, el expresidente de la República. El dirigente, el compañero y el amigo.

Un comentario con el “corazón en la mano”, como le gusta hablar a Durazo a sus correligionarios, según dijo aunque en esta ocasión quería ser estrictamente analítico y poco emocional, pero terminó siendo profundamente emocional.

“Un reconocimiento al papel fundamental que ha tenido en el surgimiento y la consolidación de nuestro movimiento para Andrés Manuel López Obrador. A donde quiera que esté –siempre– de su gran contribución a la transformación política de nuestro país. Su constancia, su congruencia y su valentía, para marcar un antes y un después en la historia de México hablar de Morena, de sus principios y de sus logros, es hablar de él”, dijo el gobernador Alfonso Durazo.

“No podríamos estar hoy aquí, ni hablar del movimiento, sin reconocer su figura (la del exmandatario) ni su lucha incansable, por colocar al pueblo en el centro de la vida pública de México con él, millones de mexicanos recuperaron la esperanza y la dignidad. Sin embargo, su logro no solo es político… es profundamente moral”, enfatizó.

Y como un extraordinario “plus” a su mensaje, que da esqueleto temático al presente trabajo, de hecho, Alfonso Durazo hizo una leal, puntual defensa de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en estos arduos momentos en que su sexenio -materialmente- está siendo amenazado por factores de política externa, particularmente los que gravitan en torno a la relación bilateral con Estados Unidos y su actual presidente, Donald Trump, un presidente que, por cierto, tiene problemas para convivir con casi todos los países del mundo.

Como ningún gobernador o miembro del gabinete de Claudia Sheinbaum lo ha hecho, Durazo Montaño le reviró al abogado de Ovidio Guzmán, miembro del Cártel de Sinaloa detenido y procesado en la Unión Americana desde hace varios meses e hijo del líder moral de una facción del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, por los “irrespetuosos, inaceptables y mentirosos dichos, vertidos en contra de la presidenta de México y su gobierno, propios de alguien que tiene relación con delincuentes confesos, mediante las que este abogado, de nombre Jeffrey Lichtman, pretende poner en tela de juicio la defensa que hace Sheinbaum de sus connacionales -con la moralidad o la reputación que fuere- en un proceso extraditorio que de origen, pudiera estar lleno de irregularidades y de actos que comprometen la soberanía nacional mexicana.

Y ahí estriba la importancia de una voz como la del gobernador Alfonso Durazo, quien, con numerosos señalamientos, la mayoría de ellos falsos y mezquinos… “expuestos a la intemperie” en los últimos días, es de las muy escasas que se elevan, pues su propietario tiene “la voz completa” para contestarle en los mismos términos a un “abogángster” ávido de fama y reflectores, a quien se le “hace fácil” enderezar las baterías de su descalificación ligera, a una presidenta que hace esfuerzos notables para conservar la armonía social en su país y que ofende de paso a todo un pueblo como el de México.

Durazo sostuvo que las afirmaciones del “abogado” Lichtman están contaminadas por sus intereses económicos como defensor legal de un narcotraficante confeso y aseguró que la soberanía del país no está en riesgo.

Jeffrey Lichtman habría cuestionado que el gobierno de México tuviera alguna participación en el acuerdo de culpabilidad que su cliente alcanzó con autoridades estadounidenses. Calificó de hecho esa posibilidad como “absurda” y puso como ejemplo el caso del general Salvador Cienfuegos, asegurando que en esa ocasión Washington tampoco involucró a México en la toma de decisiones.

Ovidio Guzmán, “El Ratón”, se declaró culpable de cuatro cargos relacionados con narcotráfico en una corte estadounidense, la de Chicago, reavivando una especie de crisis o controversia entre ambas naciones, en el terreno de la colaboración judicial y la información confidencial proveniente de la delincuencia organizada.

Tácitamente, ese respaldo del mandatario sonorense es el respaldo mismo del pueblo de Sonora a su presidenta.

Sin duda, Claudia Sheinbaum “no se duerme en sus laureles” y continúa su trabajo a lo largo de todo el país, sin descuidar en lo posible ningún rubro de la vida nacional, pero para los fines de la defensa de los valores nacionales más álgidos, como la soberanía y la dignidad misma, tiene en Alfonso Durazo a un genuino y leal colaborador, como en los mejores tiempos de consolidación del movimiento, donde fueron la mística y la convicción, los principales atributos que los cohesionaban entre sí como movimiento emergente en aquellos tiempos sin dinero y sin poder.

Como colofón de este comentario, expreso lo que seguramente gran parte de los enterados en política a nivel nacional, desconocen: el origen real de la persona de Alfonso Durazo Montaño:

Fue un niño y un joven de origen muy humilde, nativo de la sierra más pobre del Estado de Sonora, como lo es Bavispe, cercano a Agua Prieta y al Estado de Chihuahua y limítrofe con el Estado de Arizona. Durazo trabajó desde los cinco años, apoyando a su padre en la labranza de la tierra, sembrando con una yunta de mulas, limpiando de piedras del río las pequeñas extensiones de tierra que su padre don Conrado Durazo poseía (hombre de trabajo incansable) para poder mantener una familia de 12 hijos.

Alfonso estudió la primaria en Bavispe y se trasladó a Agua Prieta a estudiar la secundaria con muchos sacrificios de su padre y empezó a trabajar para sostenerse y al darse cuenta que carecía de recursos para estudiar en Hermosillo la preparatoria en Hermosillo, capital del Estado de Sonora, decidió trasladarse como “indocumentado” a Arizona, donde trabajó en las labores más difíciles, ganando un dólar y medio por hora y trabajando dos turnos, para obtener el dinero suficiente que le permitiera después de año y medio, residir en Hermosillo para estudiar el bachillerato y de ahí salirse a la Ciudad de México, donde “pasó hambres” con sus hermanos, pues no tenían para comer y se fue “abriendo paso” hasta el lugar que hoy ocupa en el quehacer político nacional estudiando Ingeniería Civil, después leyes en la UNAM y sendos posgrados en Cambridge, Inglaterra y recientemente, en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, donde obtuvo el doctorado en Políticas Públicas.

Cabe destacar que se ha convertido en los últimos años en “un lector empedernido” en español y en inglés y por ello posee una sólida cultura, abrevando de los grandes autores mundiales.

¿Es o no, Alfonso Durazo, un hombre producto de la “cultura del esfuerzo” como fue su exjefe, Luis Donaldo Colosio y no del privilegio? ¡Más que eso!

Durazo es un genuino ejemplo para las generaciones de origen verdaderamente popular; de aquellas que sin esperanza apenas si sobreviven al hambre y a la pobreza extrema en las que se encuentran; por eso, el gobernador de Sonora dice, que su mayor reto es abatir la hambruna y la pobreza extrema que ha ido combatiendo en sus casi cuatro años de gobierno.

Y por eso reitera también: “yo sí sé lo que es haber tenido hambre y haber vivido en la pobreza”. Al tiempo que critica sin ambages, los criterios burocráticos sustentados en los escritorios de la CDMX sin conocer la lacerante realidad existente en el interior de la República; y esto se los dice a los propios servidores públicos miembros de la 4 T a los que actúan con insensibilidad frente a las necesidades del pueblo, por criterios tecnocráticos y pretendidamente academicistas.

Ciertamente la historia del origen de Alfonso Durazo Montaño, junto al rigor, a la honradez y a la autenticidad con la que conduce su gobierno en Sonora, son conmovedores y, al propio tiempo, son la garantía de que el serrano sonorense de sombrero, concluirá su mandato con la frente en alto, con la dignidad a cuestas y con la satisfacción del deber cumplido con su pueblo y con sus orígenes, pues se trata de un hombre sensible y comprometido, que no ha perdido el piso y que no “se ha mareado” ni asume actitudes autoritarias, ni prepotentes, ni soberbias, propias del abuso del poder ese abominable ejercicio que no tiene ni ideología ni partido aborrecido.

Su pecado y su virtud han sido, el saberse ubicar en el camino que él mismo consideró correcto para llegar a su meta soñada: la gubernatura de Sonora.

Por todo esto, quedan vencidos los ataques, las diatribas, las calumnias y los rumores en su contra, los que seguramente surgen como producto de intereses enquistados desde dentro del “morenismo”. Y desde fuera también, pues, como reza la frase atribuida al Quijote de la Mancha: “¡Ladran Sancho… señal de que vamos caminando!”.

Autor: Héctor Calderón Hallal

@pequenialdo; @CalderonHallal1