Andrés Manuel López Obrador es de la escuela del priismo de Luis Echeverría. Es el seminario de la falacia lírica y de la demagogia populista, de la guayabera perenne y del ensalce de la pobreza.

La de AMLO es una forma de hacer política mediante el discurso nacionalista, negando cualquier realidad externa a México. Se pondera la hegemonía partidista por encima de la presencia del país en el tablero mundial.

López Obrador conduce al país mirando por el retrovisor y no a través del parabrisas. Bajo el mantra de todo tiempo pasado fue mejor, se apela incongruentemente a un porvenir iluminado.

Durante este sexenio, así como en el de Echeverría, se ha combatido con fiereza a la crítica, mas no a la criminalidad. También se ha optado por dilapidar recursos en energías sucias y en proyectos quiméricos.

Esta administración se ha caracterizado por ser indiferente a la ciencia, a la cultura, al medio ambiente.

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Otra réplica del echeverrismo ha sido el proceso para la sucesión presidencial.

Ayer eran Muñóz Ledo, Moya, Gómez Villanueva, Gálvez Bentancourt, Cervantes del Río y López Portillo. Todos ellos comandados por Rovirosa Wade. Hoy son Sheinbaum, Ebrard, López, Monreal, Noroña y Velasco. Los comanda Mario Delgado. La escuela es evidente.

Y tanto antes como ahora: corcholatas.

Afortunadamente entre los aspirantes a la candidatura presidencial oficialista, destaca una que ofrece disrupción. No sólo por ser mujer, sino por su trayectoria en el mundo de la ciencia, la cultura, la ecología.

Los antecedentes académicos de Sheinbaum son de dedicación a la ciencia y a la tecnología.

Con doctorado por el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y contribuciones al grupo galardonado por el Premio Nobel de la Paz junto a Al Gore por estudios relativos a la mitigación del cambio climático, Claudia se distingue del lopezobradorismo por no brillar por aspectos políticos, sino por méritos propios.

Sheinbaum no es grilla. Al contrario. Su forma de hacer gobierno fue siempre apelando a la modernización de los métodos, aprovechando las herramientas tecnológicas del momento.

Los resultados de su administración como jefa de gobierno de la Ciudad de México fueron notorios, sobre todo en el ámbito de seguridad, combate a la contingencia sanitaria, educativos y en impacto ambiental, justo en los temas en los que la actual presidencia más ha fallado.

Es por esto que si el oficialismo ganase la presidencia el próximo año, por lo menos si fuese con una candidatura encabezada por Claudia, se rompería con la escuela del echeverrismo, anacrónica y ajada, con la que actualmente se nos gobierna.