I. Nueva antología personal y el tiempo; 1968.

Hace 55 años, en 1968, Siglo XXI Editores publicaba Nueva antología personal, el segundo intento de Jorge Luis Borges por auto-antologarse, con selecciones rigurosas de poesía, prosas, relatos y ensayos que atienden, en sus palabras, a “la perplejidad metafísica, los muertos que perduran en mí, la germanística, el lenguaje, la patria, la paradójica suerte de los poetas”. Y antes que cualquier otra consideración o especulación, en el prólogo firmado en 1967, califica al Tiempo como el mayor compilador, el editor de “antologías admirables. Lo que un hombre no puede hacer, las generaciones lo hacen”, es decir, el tiempo. “Un autor debe intervenir lo menos posible en la elaboración de su obra. Debe tratar de ser un amanuense del Espíritu o de la Musa…, no de sus opiniones, que son lo más superficial que hay en él… A un escritor… le está dado inventar una fábula, pero no la moralidad de esa fábula”. Resulta imposible elegir la obra favorita de la Antología en lo personal; sólo por entrever el hondo espíritu de Borges, que en ellos se universaliza, mencionaré dos de sus poemas que guardan correspondencia: “Límites” y “Las cosas”.

Ese tiempo antologador parece jugar una mala pasada a Borges. Un horrible texto (imposible que Borges hubiera escrito ese “poema”) atribuido a él continúa siendo citado y sobrevive como parte de su obra no obstante que una y otra vez algunos interesados (la propia María Kodama) hayan aclarado el asunto. El texto apócrifo es “Instantes”. Yo traté de manera bastante clara, me parece, el asunto en un texto publicado el 24 de febrero de 2018 en SDPnoticias. Pero lo hice en un contexto político y con una segunda parte de carácter onírico. Ahí se establece el historial de ese texto vulgar y el surgimiento de la confusión (para quien no conoce a Borges) por el poema “El instante”, incluido en Nueva antología personal. Revisado y expurgado del contexto de su publicación original, reproduzco parcialmente ese texto en recuerdo del 55 aniversario de la antología borgiana. En 2018 me negué a reproducir “Instantes”, por ser una vergüenza, un texto ramplón, vulgar; sólo compartí “El instante”. Pero en esta ocasión sí lo haré, para que el lector establezca de inmediato la comparación y distinga la distancia entre uno y otro. Y por cierto, el “verso” que se cita como como parte del “poema” atribuido, “la vida vale la pena vivirse por los momentos de arrojo”, es una adición apócrifa al también “poema” apócrifo. Antes de reproducir el texto en que aclaro el asunto de “Instantes” de Borges y su peripecia en México, aquí van los versos que tanto conmueven a los que no conocen al escritor y que en el sitio Poemas del Alma, tiene decenas y decenas, cientos de comentarios emocionados:

Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,


en la próxima trataría de cometer más errores.


No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.


Sería más tonto de lo que he sido,


de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.


Sería menos higiénico.


Correría más riesgos,


haría más viajes,


contemplaría más atardeceres,


subiría más montañas, nadaría más ríos.


Iría a más lugares adonde nunca he ido,


comería más helados y menos habas,


tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata


y prolíficamente cada minuto de su vida;


claro que tuve momentos de alegría.


Pero si pudiera volver atrás trataría


de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,


sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca


iban a ninguna parte sin un termómetro,


una bolsa de agua caliente,


un paraguas y un paracaídas;


si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir


comenzaría a andar descalzo a principios

de la primavera


y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.


Daría más vueltas en calesita,


contemplaría más amaneceres,


y jugaría con más niños,


si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...


y sé que me estoy muriendo.

Nueva antología personal. Jorge Luis Borges

II. “Instantes” vs “El instante”, y su peripecia en México

Adela Micha entrevista a la oportunista comunicadora ultraderechista Lilly Téllez. Me llama la atención que esta cite a Jorge Luis Borges. Y más aún, el contenido de la cita en relación a la “valentía” y el “reto” de aceptar una candidatura política de “izquierda” teniendo construida ya una trayectoria en los medios: “Hay que tomar el reto. Como decía Borges, que la vida vale la pena vivirse por los momentos de arrojo”.

De inmediato, la frase la sentí ajena a Borges, a su estilo y espíritu. De entrada, ni hablar de política, que al escritor le resultaba execrable. Y en términos generales de su pensamiento y a menos que alguien ubique la cita exacta, esta me parece extraña a su literatura y su poesía. A su ánimo vital.

El sentido de la frase me recordó más bien a un famoso poema atribuido durante muchos años a Borges, “Instantes”, que es constantemente enviado en mensajes masivos y compartido en las redes sociales; alguien ha dicho que está pegado en todas las oficinas burocráticas de Hispanoamérica. Poema llano, vulgar, sin valor literario, de inspiración “psicologista” para el mercado de autoayuda y superación personal. Indignada y negando en absoluto la autoría borgiana, María Kodama, la compañera el escritor hasta su fin vital, dice que invirtió 8 años en la búsqueda del autor del texto. Y la encontró, a Nadine Stair, una gringa anciana.

Al menos es lo que Kodama concluye, porque autores varios han rastreado versiones primigenias del poema tan lejanas como 1935. Una de ellas, la de Don Herold, en el célebre Selecciones de Reader’s Digest, en 1953. A propósito, el crítico literario Omar González, en un profuso texto, “Borges y México. Entre negligencias, elogios y frijoles en la sopa”, sugiere que Nadine Stair era el seudónimo del caricaturista estadounidense Don Herold. Por otra parte, se ha establecido que junto a la versión castellana atribuida a Borges, hay variantes en distintos países e idiomas respectivos con múltiples autorías y aun anónimos.

En el poema de Stair no se encuentra la frase referida por la comunicadora filofascista, pero sí el estilo y el espíritu y hay una línea que se le acerca: “Si pudiera vivir nuevamente mi vida…. Correría más riesgos, haría más viajes,…”; otra, hilarante, dice: “Iría a más lugares a donde nunca he ido / comería más helados y menos habas”.

Quien haya leído a Borges con claridad, sabría ipso facto que es imposible que “Instantes” lo haya vaciado su genio. Pero por increíble que parezca, Elena Poniatowska no sólo se lo atribuyó, también dijo que ella, a petición del escritor envuelto en la ceguera, se lo había leído en 1973, cuando lo entrevistó; y lo publicaría de este modo ya como libro, Todo México, en 1990. Pero allí no acaba la historia. En 2012 tuvo que ser retirado de librerías Borges y México, publicado por Lumen y coordinado por Miguel Capistrán, porque incluía la entrevista de la escritora al poeta y el “poema” en cuestión.

En México para la presentación del libro de Capistrán en medio de la celebración de la relación entre el escritor argentino y el país, una indignada Kodama exigió el retiro y tuvo que cancelarse la presentación en Bellas Artes. Ha argumentado en diversas entrevistas que se trató de una invención de Poniatowska (nada extraño en ella), a quien no conoce, porque en la entrevista original de 1973 en tres entregas, nunca aparece el dato del poema ni de su lectura a Borges. Como tampoco aparece el poema “El remordimiento”, ese sí de Borges, pero dictado por este a su mujer 3 años después de la entrevista y tras la muerte de su madre en 1975; ambas mentiras las entregó la escritora mexicana en su publicación de 1990. Es decir, se trató no sólo de una ridiculez de Poniatowska al no tener juicio para valorar semejante poema, también de una “licencia literaria” al integrarlo en su libro. Un desbarre total. Random House Mondadori aceptó suspender el libro y extirpar el infortunado texto de Poniatowska para volverlo a lanzar. Sin embargo, Omar González señala que solicitó Borges y México por internet y ¡allí seguía el texto de La Poni y el supuesto poema de Borges! Como una ficción borgiana fantástica o una historia de terror.

No cito aquí “Instantes” no sólo porque es una vergüenza, también porque se encuentra en el internet o en las redes sociales fácilmente. Pero ofrezco en descargo un poema de Borges que, según el escritor Gordon Milcham, citando a otro, a Benjamin Rossen, pudo haber contribuido a la confusión, “El instante”, publicado en Nueva antología personal, de 1968. Lo saco de la página 35 de la versión 1971 de Siglo XXI Editores; se agradece el peso borgiano:

El instante

¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño

de espadas que los tártaros soñaron,

dónde los fuertes muros que allanaron,

dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?

El presente está solo. La memoria

erige el tiempo. Sucesión y engaño

es la rutina del reloj. El año

no es menos vano que la vana historia.

Entre el alba y la noche hay un abismo

de agonías, de luces, de cuidados;

el rostro que se mira en los gastados

espejos de la noche no es el mismo.

El hoy fugaz es tenue y es eterno;

otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

P.d. Borges reflexiona brevemente y pronuncia “Límites”:

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo