El presidente López Obrador está actuando, al mismo tiempo, como Estados Unidos y como Rusia.

Voy a comparar la guerra de Ucrania con la lucha de Andrés Manuel contra los medios de comunicación y los y las periodistas insignes.

Antes de que Vladímir Putin invadiera Ucrania, el señor Volodímir Zelenski, presidente de ese país, era nada más un cómico; hoy es el nuevo Winston Churchill.

Antes de ponerse agresivo con AMLO —lo que no hizo con anteriores presidentes—, Joaquín López Dóriga era el máximo representante de la prensa vendida; como Andrés Manuel no se ha dejado intimidar y ha respondido todas las críticas del citado periodista, hoy López-Dóriga es considerado en ciertos círculos un héroe de la libertad de expresión. A algunas personas eso nos da risa, pero hay gente que se la cree.

Alteremos un poco la conocida expresión de Karl Marx: en el primero de los casos se trata de una tragedia (la de Ucrania); en el otro, de una farsa, la de López Dóriga.

Y es que si Zelenski trata de evitar la destrucción de su país en una invasión que ha causado ya la muerte de demasiadas personas, el señor López-Dóriga lo único que busca es recuperar los privilegios perdidos, esto es, todo lo que recibía de anteriores gobiernos del PRI y del PAN.

Claramente estoy tomando partido:

En la guerra de Europa, apoyo totalmente a Ucrania; en México, estoy con AMLO en su lucha de resistencia contra el pútrido periodismo de nuestro país.

Cuando inició el sexenio pensé que Andrés Manuel iba a perder frente a los medios; hoy debo admitir que ame equivoqué. En este momento, si se me pidiera apostar, lo haría a favor del presidente.

Pero no debí dudar: Andrés Manuel, contra la lógica de todos los estrategas electorales, hizo lo que se veía imposible. Me explico enseguida.

Sobraban expertos que en sus tiempos de oposición le decían a AMLO que se podía ganar una elección presidencial sin los medios, pero no contra los medios.

AMLO refutó a los especialistas: se impuso en una larga campaña muchas veces sin medios —la llamada opinión pública no se daba cuenta de sus actividades a lo largo y ancho de México—, e invariablemente contra los medios —el tabasqueño jamás ha dejado de cuestionar periodistas—.

Andrés Manuel es Joe Biden y Vladímir Putin al mismo tiempo

En efecto, AMLO es Biden y Putin a la vez. Aquí no meto a Volodímir Zelenski porque, como bien sabemos, los verdaderos protagonistas son los presidentes de Estados Unidos y Rusia.

Andrés es como el ruso porque, por la fuerza de su palabra, ha convertido a verdaderos payasos en grandes héroes libertarios —no solo a Joaquín, sino también a Carlos Loret de Mola y a otros y otras de cuyos nombres no quiero acordarme—.

Cuando la invasión se acabe y Rusia sea derrotada, Zelenski, si es honesto, dará las gracias a Putin: no es poca cosa pasar de comediante y bailarín de TV a prócer del mundo libre.

Cuando el primer sexenio de la 4T termine —supongo que habrá al menos un segundo gobierno de Morena—, Loret y López Dóriga enviarán flores y champaña al rancho de Andrés Manuel en señal de agradecimiento; y es que deben al presidente López Obrador haber pasado de ser lamentables chantajistas mediáticos a periodistas que empiezan a gozar de cierta respetabilidad, al menos en los círculos de la derecha.

¿Cómo ha resistido Ucrania el poderoso ataque ruso? Con heroísmo de su población, pero sobre todo porque Putin ha tenido que ocuparse de lo más importante para él: defenderse de las fuertes sanciones económicas ordenadas por Estados Unidos y sus aliados.

Vladímir Putin sabe que debido a las sanciones terminará por rendirse. Ya debe estar pensando en un arreglo más o menos digno para él que le permita retirarse de Ucrania sin todavía más daños para su Rusia, para su prestigio personal y aun para evitar la cárcel en el futuro.

¿Cómo resistió AMLO el poderoso ataque mediático que inició cuando se supo que disminuía fuertemente el presupuesto público dedicado a los medios? Enfrentando en el cuerpo a cuerpo a los sicarios de la información —es decir, respondiendo cada crítica recibida—, pero sobre todo con la misma estrategia de Biden y sus aliados: sanciones económicas.

¿A qué me refiero con sanciones económicas a las medios? A lo siguiente:

1.- Al inicio del sexenio se redujo al gasto en publicidad oficial simple y sencillamente para destinar los recursos a otros proyectos; es decir, no era un castigo para nadie.

2.- El periodismo y las empresas mediáticas respondieron como en el pasado: no me pagas, gobierno, entonces te ataco, y voy a atacarte cada día con mayor fuerza hasta que me pagues lo que exijo.

3.- A los medios eso siempre les funcionó y aun hoy les funciona con gobiernos locales, pero la 4T no cedió y, en vez de echarse para atrás, le bajó todavía más al gasto en publicidad.

4.- Es una simple cuestión de tiempo la rendición de Putin a causa de las sanciones económicas; era una cuestión de tiempo que los medios empezaran a pedir paz y arreglos por lo duro que es administrar los negocios sin publicidad del gobierno, o con esta en mínimos históricos.

Lo anterior explica lo que hoy vemos: grandes empresas desesperadamente queriendo quedar bien con AMLO y la 4T, recurriendo inclusive a la vulgaridad de ofrecer la cabeza de periodistas que se consideran incómodos, como según El Universal es el caso de W Radio con Carlos Loret de Mola.

Desde luego, como El Universal es uno de los más grandes afectados por la reducción en la publicidad gubernamental, ha dicho una mentira para explicar una verdad.

La verdad es que W Radio busca ver si algo recibe a cambio de la cabeza de Loret. La mentira, que la 4T pidió que termine la relación laboral entre el periodista y la radiodifusora.

Si Loret de Mola está en problemas se debe a decisiones de la empresa para la que trabaja. Nada más.

Un consejo a W Radio

No sean tontos, no despidan a Loret porque nadie los va a premiar si lo hacen. Es más, perderán audiencia si proceden de tal manera.

Otro consejo a W Radio: aprovechen el mini escándalo para decirle a Loret que reducirán sus honorarios. Carlos aceptará, ya que no tiene opciones: las otras radiodifusoras importantes tienen a sus líderes y no los moverán —Ciro, en Radio Fórmula; Aristegui, en Radio Centro; Sarmiento y Guadalupe, en El Heraldo Radio; Pascal, en Imagen Radio—.

La única posibilidad para Carlos Loret serían las estaciones regionales —muy exitosas, sin duda— de Pancho González, el dueño de Milenio, pero don Francisco es vivo y dada la situación ofrecería al periodista todavía menores ingresos.

En fin, ojalá Loret siga en W Radio, empresa que es un ejemplo —uno entre tantos— de que los medios empiezan a rendirse ya que les afectan muchísimo, no las críticas que se les hacen desde Palacio Nacional, sino las sanciones económicas de la 4T.

La estrategia de Biden y sus aliados derrotará a Putin; misma estrategia de AMLO contra una industria mediática mexicana totalmente presupuestodependiente.