Si es una Cumbre de las Américas deben estar invitados todos los países americanos. ¿O no debería ser así? Si el presidente de Estados Unidos no quiere que participen Cuba, Venezuela y Nicaragua, entonces que le cambie el nombre a su evento. Sugiero: Nutraceuticals Los Angeles Summit.

Con tal modificación seguramente Andrés Manuel López Obrador aceptaría gustoso la invitación de Joe Biden. Y es que los nutracéuticos son muy importantes. Tienen que ver dos conceptos: nutrición y farmacéutico. Gran cosa inventada en 1989 por el doctor Stephen DeFelice quien fue capaz de encontrar alimentos que nutren y previenen enfermedades.

Ningún lugar mejor que Los Angeles, California, para que aprenden de nutracéuticos algunos gobernantes de las Américas; ¿cuáles? Los que convoque el anfitrión.

Me molestaría que AMLO no asistiera al Nutraceuticals Los Angeles Summit. Desde luego, me agrada que haya decidido no ir a una Cumbre de las Américas que no es para todos los países de América del Norte, Centroamérica y América del Sur.

Ya apoya la idea de Andrés Manuel otro líder latinoamericano, Luis Arce, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

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Ojalá otros presidentes de América del Sur se armen de valor y le digan NO a Joe Biden y a su cumbre excluyente. Pienso que Alberto Fernández, presidente de Argentina, y Gabriel Boric, presidente de Chile, podrían encontrar en la ideología —más o menos de izquierda— la dosis de motivación que se necesita para rechazar la cumbre que deja fuera a tres países.

Deben hacerlo sin pelear con Biden e inclusive, si se atreven —y ojalá se atrevan— , condenando los regímenes políticos cubano, nicaragüense y venezolano.

De que hay dictaduras en Cuba, Venezuela y Nicaragua, no hay la menor duda. Pero nada mejorará en tales naciones si se les deja fuera de los diálogos entre los líderes de América.

Biden no ha entendido que si margina a tales países, ayudará a darle credibilidad al viejo y falso discurso cubano —que es pura tontería, pero vende— de que el bloqueo o el embargo estadounidense es la causa de todos los problemas en Cuba.

Excluir dictadores no les daña, les fortalece. Joe Biden, más bien, debería sentarse frente a los presidentes Miguel Díaz-Canel (cubano), Daniel Ortega (nicaragüense) y Nicolás Maduro (venezolano) para decirles lo que piensa de ellos: que son unos miserables dictadores que no solo han acabado con las libertades de sus pueblos, sino que también han destruido las economías de tres naciones en las que hay no solo crisis financiera, sino hambre.

De frente, presidente Biden, para que el mundo recuerde las atrocidades en Cuba, Nicaragua y Venezuela. No debe Estados Unidos apoyar tales dictaduras por la vía de marginarlas.

Si Biden los invitara, creo que alguno o algunos de tales dictadores no acudirían, por miedo a que se les exhiba. Y, en tal caso, AMLO estaría obligado a acudir a Los Angeles, lo mismo que Arce, y ya no habría nada que incitara a Fernández y a Boric a ser solidarios con los impresentables Díaz-Canel, Ortega y Maduro.