El próximo año, que es la antesala del proceso electoral de las elecciones intermedias del 2027, será uno de los años más movidos por el tema de posicionamiento de los partidos. Aunque, de igual forma, será un caldo de cultivo para arreciar la guerra sucia al interior de las estructuras. Eso, de de por si, ya se viene visibilizando en algunas entidades donde reina la intriga y el fuego amigo; sin embargo, eso arreciará en la previa de una encuesta que, en el caso de Morena, constituye el mecanismo para elegir al coordinador de la defensa del voto. Hace mucho tiempo, de hecho, que ese instrumento de evaluación no provoca disgustos en el seno morenista, se entiende perfectamente que, ante cualquier cosa, está por encima el proyecto de transformación y el pacto de unidad que se sellará.

Y precisamente la unidad, ahora más que nunca, debe ser un elemento que aleje a los participantes de la controversia, sobre todo ahora que hay condiciones para ganar tres enclaves importantes como Chihuahua, Querétaro y Aguascalientes. Esta última entidad, por cierto, en donde más avance sustancial ha tenido la izquierda. Hay muchas razones para concluir que el PAN, en ese punto crucial, vive también una crisis profunda. Por lo que hemos visto, les ha pegado muy fuerte la ausencia de liderazgos a nivel nacional, y la falta de rentabilidad que tienen como contrapeso en el legislativo. Eso, desde luego, se propaga a cada uno de los territorios porque se rompe la cadena de la competitividad por los mismos dirigentes. De hecho, la población civil juzga cada uno de esos actos que, a nuestro juicio, es la manifestación más clara de la debacle.

En Aguascalientes, cuya gobernadora es señalada de haber colaborado en la operación política del candidato al ayuntamiento de Durango, ha perdido mucho terreno por los múltiples problemas que aquejan al territorio. Siendo así, podemos decir que, hoy por hoy, la situación en la que se encuentran las estructuras del PAN en Aguascalientes no son las mismas que años atrás. De hecho, Morena está muy cerca de emparejar en intención del voto a Acción Nacional. Eso puede verse, además de un preludio, como un salto importante que se presta para ir visualizando una contienda más reñida, pues Morena, que ha cerrado la brecha, tiene liderazgos muy competitivos que pueden lograr la hazaña. Es muy probable, casi una realidad, que un hombre encabece la coordinación de la defensa del voto en Aguascalientes. El punto crucial, en efecto, será el equilibrio en la paridad de género.

Una gran ventaja para que sea varón, sin duda, radica en la participación que tuvo Nora Ruvalcaba en la pasada elección. Hizo un buen papel, sin embargo, hay fuertes rumores que, por estrategia, la dirigencia dará un giro preponderante para elegir un hombre. Eso, por un lado, es un elemento que marcará la diferencia y, por otro, el tema de emparejamiento en la participación. Me refiero a que muchos, pese a estar arriba en las encuestas, quedarán fuera de la coordinación de la defensa del voto. Eso quedó claramente definido cuando Omar García Harfuch, puntero de todas las encuestas, tuvo que ceder su espacio para que Clara Brugada tomará la estafeta en la Ciudad de México. Con ese mismo argumento, se definirá al próximo candidato de la coalición Seguimos Haciendo Historia. En esa lógica, entonces, el timón recaerá en un hombre.

Hasta donde sabemos, a propósito de ello, la dirigencia nacional aprobará la postulación de un varón en Aguascalientes. La razón principal, desde luego, es darle un equilibrio al tema de la paridad de género. Eso, una vez que lleguen los tiempos, se oficializará en voz de la propia Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena. No habrá, pese a las fuertes presiones, perdedores, pues también, ha trascendido, el CEN ya prepara un acuerdo para sellar la unidad entre los participantes de la encuesta. Algo similar al cónclave que signó AMLO con las llamadas corcholatas. Con la decisión tomada desde ahora en Aguascalientes, pese a que muchos estarán atentos a las decisiones que se tomen, se privilegiará la simetría para emparejar la cancha; es decir, se moverán las fichas o, mejor dicho, las piezas del ajedrez si hablamos de estrategias. Siendo así, no se trata de un tema de género, sino de garantizar la participación de perfiles que, claramente, vienen empujando muy fuerte en ese relevo generacional.

Y ya con los jugadores en la cancha, ahora sí, Morena tendrá que concentrar todas las baterías para apoderarse de esos tres enclaves importantes que ahora gobierna el PAN. Aguascalientes es uno de ellos y, por ende, se convierte en una prioridad. En ese entendido, queda claro, se vuelve fundamental la proporción numérica que sume uno de los partidos que, hace poco, triplicó su intención de voto. Hablo del Partido del Trabajo, y su papel crucial que ha jugado como aliado. Morena, en ese sentido, tiene que aprovechar al máximo esa capacidad de expansión que tuvo el PT. Ellos, a todas luces, son una fuerza política consagrada que, a nivel nacional, tiene una fuerte presencia territorial, inclusive, muy por arriba del Partido Verde Ecologista, y del otrora todopoderoso PRI. Dada la importancia, existen muchísimas razones para sellar un acuerdo de unidad entre las fuerzas progresistas.