Estábamos en el entendido de que a finales de agosto la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) nos daría a conocer los resultados de la última auditoría realizada por la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés), para la recuperación de la Categoría 1.

Pero esa información no ha aparecido. Revisando a fondo el portal de la AFAC, no hay publicación al respecto, y tengo que decirlo, un rubro en el que la 4T nos sale debiendo a los ciudadanos, es el manejo de sus plataformas y páginas web.

No hay información actualizada en los sitios, sus páginas están pésimamente diseñadas, cansan la vista y no hay información disponible; ni siquiera están los correos electrónicos de los funcionarios de la dependencia. De verdad, de poco -o nada- sirve leer la biografía de cada personaje si no lo puedes contactar; en esta era de política digital, y comunicación inmediata, es lamentable que ni siquiera su “correo” esté disponible para la ciudadanía.

Así que se vuelve titánica la lucha por saber en dónde estamos parados el día de hoy, respecto a la degradación a Categoría 2. En términos de transparencia y rendición de cuentas es un gran fallo. Y no es argumento decir que son temas relacionados con temas de seguridad nacional; no son secretos de estado. La FAA no está obligada a proporcionar esa información; es responsabilidad de nuestra AFAC.

Así que como de manera oficial no podemos allegarnos de información, recurrimos a fuentes extraoficiales para saber dónde estamos parados y sobre todo ¿Qué sigue?

Es un hecho que la degradación a Categoría 2 ha golpeado sin piedad a la aviación nacional, y lamentablemente el gobierno actual no tiene -o si lo tiene está muy bien escondido- un plan de desarrollo aeronáutico que impulse el crecimiento de nuestras aerolíneas, y eso es preocupante, porque pareciera que no es de vital importancia recuperar la Categoría 1.

Llevamos con la degradación desde mayo del año pasado, esto es, 16 meses en los que las líneas aéreas extranjeras, sobre todo las norteamericanas han hecho su “agosto”, abriendo nuevas rutas a nuestro país, mientras que nuestras aerolíneas nacionales no pueden abrir nuevas rutas hacia los Estados Unidos. Sí, se mantienen las que ya existían, pero el mundo aeronáutico ya es otro muy diferente, sobre todo después de la pandemia.

La dependencia económica hacia los Estados Unidos hoy es más que evidente; es nuestro primer cliente, por decirlo de una manera, y los pasajeros están optando por viajar en sus aerolíneas; esto conlleva una merma, pues la derrama económica no se queda en el país, porque no hay mejores ofertas por parte de las aerolíneas mexicanas.

Y el pasaje “gringo” -a diferencia de otros- sí gusta viajar por aerolíneas mexicanas, pues siente que ya llegó a su destino en cuanto se sube a un avión; es parte del encanto.

Los rumores que corren al interior de la AFAC, razón por la cual no han publicado nada sobre la última auditoría hecha por la FAA, es que “tronamos como chinampinas”. Que si bien nos va, para diciembre es que podremos recuperar la Categoría 1, pero que está en veremos.

¿Por qué reprobamos? Para empezar, porque carecemos una política aeronáutica real, que no solo se dedique a parchar y poner alfileres, sino que lleve a cabo una reestructura desde los cimientos hasta el techo de la dependencia antes conocida como DGAC, y que ahora lleva por nombre AFAC.

Y es paradójico, al elevar el rango administrativo de Dirección a Agencia, las obligaciones son mayores, las exigencias no pueden ser la mismas. La intención fue buena, no tengo duda… pero la realidad burocrática es muy diferente, y más en nuestro país.

Los que conocemos el medio aeronáutico llevamos años denunciando la corrupción que existe en diferentes dependencias, como en Medicina de Aviación, Licencias, Comandancias, etc.

Y esto no es de ayer, llevamos décadas con esta corrupción pero nadie se ha atrevido en verdad a realizar una limpia. Adolecemos de doctores corruptos en Medicina de Aviación, de coyotes que actúan como gestores, y que los trámites -antes sencillos- hoy son la mar de complicados a pesar de los avances tecnológicos.

El rezago en Medicina de Aviación es más que evidente, los tropezones que ha dado el Presidente Andrés Manuel López Obrador, primero ordenando desaparecer a las clínicas subrogadas (“Médicos terceros autorizados”), y luego un golpe de timón al ver colapsado el sistema, a tal grado que la Dirección General de Protección y Medicina Preventiva en el Transporte (DGPMPT) tuvo que hacer de tripas corazón y volver a dar de alta a las clínicas que antes había acusado de “nidos de corrupción”.

En realidad el primer “nido de corrupción” no son los terceros autorizados, sino la Medicina de Aviación; sin medias tintas, hablo de la oficina que está en Av. Hangares. Justo ahí donde hay personal médico que lleva años, y que no es corrupto, sino lo que le sigue, y que para darte el “apto”, tienes que pagarle “tributo”, ya sea en dinero o especie.

Este personal médico ha logrado que tripulantes con licencia vencida, la recuperen, a pesar de que la cancelación hubiera sido por motivos médicos. No importa que el Seguro Social haya diagnosticado una incapacidad permanente, hoy, esos tripulantes están volando otra vez.

Tenemos tripulantes volando con serias afecciones mentales, emocionales y físicas, todo “gracias a la corrupción” de Medicina de Aviación; evidentemente son pocos, pero ponen en riesgo la operación aeronáutica.

Pregunta seria a esos integrantes de la administración pública federal, que tienen verdaderas ganas de generar un cambio, que nos lleve a una Cuarta Transformación: ¿Por qué no empezar quitando a todo este personal corrupto de Medicina de Aviación?

Me reservo mi derecho para hablar en otro momento del caso de las licencias, ahí se pintan solos. Si no es la máquina que “se echa” (esto es que no quiere imprimir), o que faltan plásticos, los pretextos sobran: el horario de atención es una burla, se supone que abren a las 8 y cierran a las 2 de la tarde, cuando en realidad empiezan a atender cerca de las 10 de la mañana, después del religioso tiempo para desayunar, y por eso de las 12 empiezan a apagar todo, porque la una de la tarde de plano ya ni te atienden.

¿Otro ejemplo? Hablaremos -en otro momento- de los inspectores. En la auditoría de 2010 salieron mal, sin embargo se pudo subsanar -con alfileres- gracias a la bajada de Mexicana de Aviación. Con ese movimiento se redujeron de manera natural el número de inspectores necesarios. Pensemos mal, y a lo mejor acertamos: ¿Será que en esta ocasión están considerando las bajadas de vuelo de Interjet, y la próxima de Aeromar?

La aviación es un tema que debe ser primordial en la política pública de nuestra nación No podemos ni debemos soslayarla, es necesario invertir recursos, pero tristemente ni se ataca de fondo de la corrupción que hoy impera dentro de la AFAC, ni se le otorga más presupuesto por el “miedo que existe a que el dinero se desvíe”.

Estamos ante una gran coyuntura. Una clara señal de que este gobierno quiere hacer bien las cosas sería tomar medidas para cortar de raíz la corrupción que hay. No basta decir que las escaleras se limpian de arriba para abajo, y este es un claro ejemplo.

Todo tiene que ir de la mano con un proyecto para la industria aeronáutica del país. No estamos pidiendo que mantengan a las aerolíneas, ni que les condonen pagos o les den subsidios, eso no es una verdadera política aeronáutica. Lo digo fuerte y claro: urge un reordenamiento de rutas y slots, antes de que regresemos a Categoría 1.

Dejo en el tintero este tema fundamental, en el que van en juego muchos, pero muchos miles de dólares, pero que al ser un “intangible”, abordarlo nos exige muchos renglones, y no se trata de saturarlos aquí y ahora, mis estimados lectores.