Es obvio que la diferencia entre el huracán Otis que destruyó a Acapulco y el desastre nuclear de Chernobyl, es que el primero, fue un fenómeno natural y el segundo fue un evento “provocado” por manos humanas. Sin embargo, en lo que sí se parecen, es en la serie de acciones y omisiones de los funcionarios responsables de atender el antes, durante y después de ambas catástrofes. Aquí algunas de las similitudes: falta de competencia conocimientos, posponer advertencias, impacto en el recorte de presupuesto, falta de seguimiento a protocolos, prevalencia de la lealtad por sobre la inteligencia .

Veamos a continuación en detalle los puntos mencionados:

Falta de conocimientos y competencias: Un factor clave en ambos eventos, fue la falta de conocimientos y competencias de los responsables de tomar decisiones cruciales. En el caso de Chernobyl, por preferir la lealtad ideológica sobre la inteligencia, el responsable principal de resolver la prueba nuclear, resultó ser un desastre, al tomar una serie de decisiones antes, durante y después del accidente, que fueron fatídicas. En el caso de México, con el huracán Otis, la responsable de protección civil a nivel nacional, es una historiadora de arte, que además cuenta con pésimos antecedentes por haber afrontado otros desastres de una manera no adecuada.

Posponer advertencias: Otra similitud innegable entre ambas situaciones, es la tendencia de posponer las advertencias y hasta cierto punto, el rechazo por la ciencia. Tanto en Chernobyl como con el huracán Otis, las diversas advertencias y señales de peligro, fueron pospuestas por las autoridades responsables. En el caso de Chernobyl , las advertencias sobre los problemas de diseño del reactor, fueron pasadas por alto (entre otras cosas). En México, a los avisos del Sistema de Huracanes de Estados Unidos y el Sistema Meteorológico Nacional no se les dió la importancia adecuada , lo que repercutió en la falta de preparación para enfrentar al huracán y en una pésima o nula coordinación entre los tres niveles de gobierno. Si hubo acciones del gobierno, fueron tardías.

Impacto en el recorte de presupuesto: Los recortes presupuestarios también jugaron un papel esencial en ambas tragedias. Como sabemos, el actual gobierno de México, redujo el presupuesto en diversas áreas e instituciones. Lo anterior lo vimos en el recorte que experimentó el Sistema Meteorológico Nacional y el Centro Nacional de Prevención de Desastres, lo cual afectó la capacidad de monitorear y alertar sobre eventos climatológicos peligrosos, así como la coordinación y la respuesta efectiva ante el huracán Otis.

La falta de recursos también pudo ser causante en la falta de capacidad del gobierno para llevar a cabo las evacuaciones, proporcionar los refugios y atender a las víctimas, como la búsqueda de personas. En el caso de Chernobyl, por reducir los costos de los materiales para la construcción de la planta nuclear, pudo haber llevado a comprometer la seguridad. Se dice que el diseño fue defectuoso (entre otras cosas).

Falta de seguir protocolos: El respeto a los protocolos e indicaciones antes, durante y después de ambos eventos, es una característica compartida en las dos situaciones. En el caso de Acapulco, el puerto no fue evacuado a tiempo, lo cual generó que muchos marineros y pescadores no salieran y se quedarán atrapados en sus embarcaciones durante el paso del huracán (entre muchos otros ejemplos). En el caso de Chernobyl se desactivaron varios sistemas de seguridad del reactor, no se evacuó en tiempo, lo que aumentó las afectaciones del accidente.

Lealtad sobre inteligencia: Finalmente, no podemos ignorar la tendencia a privilegiar la lealtad al partido gobernante sobre la inteligencia, capacidades, la ciencia y el interés general. Tanto en la URSS con el partido comunista de la Unión Soviética (PCUS) como en Morena, se ha priorizado la lealtad ideológica sobre la inteligencia para ocupar puestos clave dentro del gobierno de la 4T, lo cual tiene una evidente repercusión en la toma de decisiones y en la respuesta a la crisis.

En conclusión, aunque Chernobyl y Otis en Acapulco son catástrofes con una naturaleza y origen muy diferentes, las similitudes en cómo los funcionarios manejaron las crisis son evidentes y preocupantes. Es crucial aprender de la historia y experiencias para evitar futuros desastres, provocados o magnificados por la falta de competencia, la ignorancia de advertencias, la lealtad ciega al partido gobernante y los recortes presupuestarios.

El bienestar, seguridad y dignidad de la población, deben estar por sobre cualquier movimiento o partido político.