Una imagen vale más que mil mañaneras. Una de las imágenes que muchos quisiéramos ver es que las autoridades de Guerrero capturaran y presentaran a los cobardes extorsionadores que hace días dieron de tablazos a operadores del transporte público que se negaron a pagar derecho de piso.

La extorsión no es el mayor problema de Guerrero, a la luz de las desapariciones, iniciando con los 43 normalistas de Ayotzinapa, o de los bombardeos con drones y el despliegue del narcotráfico en las montañas; sin embargo, se trata de un delito que ocurrió a plena luz del día y en la vía pública, que con inteligencia, protocolos y prevención se puede erradicar. Lo que más indigna es la impunidad con la que actúan los delincuentes y el cinismo con los que algunos servidores públicos se lavan las manos.

El presidente hace mal en respaldar a ineptos e ineptas que han llegado a puestos de poder sin experiencia, que no asumen su responsabilidad y que, en muchos casos, no tienen la capacidad para enfrentar las responsabilidades para que fueron electos o electas.

A dos meses de las elecciones, uno de los temas más complicados de abordar es la estrategia de seguridad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, condensada por propios y extraños como “abrazos, no balazos”, porque se ha contaminado con las campañas de odio que no dejan ni un milímetro para la evaluación o reflexión.

Durante su sexenio, López Obrador recordó, en múltiples ocasiones, que Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico y que pactó con los principales grupos criminales, dichos sustentados en el juicio y sentencia de Genaro García Luna, secretario de seguridad calderonista, en Estados Unidos. El problema es que todo ha quedado en declaraciones, porque la Fiscalía General no pudo integrar carpetas de investigación sólidas en contra de García Luna en México o de algún otro integrante del gobierno de Felipe Calderón.

La respuesta de la oposición detonó con violencia este año con la campaña en redes sociales que tienen como eje el hashtag #NarcoPresidenteAMLO, la cual está colgada de un clavo ardiente: el saludo del Presidente a la mamá de “El Chapo” Guzmán y cuatro artículos de periodistas estadunidenses, donde los propios autores aclararon que no hay investigaciones en proceso.

El clima político está que arde y los hechos de sangre se presentan todos los días en varios puntos de la geografía nacional. Sobre el color rojo de la sangre, el amarillo del sensacionalismo de los medios y el negro de las campañas de odio de las redes sociales.

Respecto al tema de: “abrazos, no balazos”, hay mucho que decir, pero en este texto digamos lo siguiente:

Primero. Es correcto atacar las causas de la violencia y la descomposición social. Los programas sociales cumplieron con este propósito, particularmente Jóvenes Construyendo el Futuro, porque fue el primer esfuerzo en 30 años de darle a los jóvenes una alternativa diferente a de permanecer en el desempleo, sumarse a la informalidad o lo que era peor, al crimen organizado.

Segundo. En lo general, y de acuerdo a datos oficiales, varios delitos de impacto disminuyeron en un 20% durante la administración lopezobradorista. Pero la impunidad se mantiene en niveles de escándalo, cerca del 100%.

Tercero. Es correcto que las fuerzas armadas no apliquen fuerza letal en sus operativos. En sexenio anteriores, sin sustento legal, elementos de las fuerzas armadas masacraron y ejecutaron delincuentes y personas inocentes, además violaron derechos humanos de detenidos y procesados. Pero respetar los derechos humanos no es lo mismo que sólo mirar y dejar pasar.

Cuarto. Es correcto atacar las causas, pero no basta. La sociedad no puede esperar diez o quince años a que el tejido social se restaure. Es necesario la actuación de las autoridades, particularmente en los casos de alto impacto. No hablo de violentar derechos humanos, sino de la aplicación de inteligencia y protocolos de seguridad para la prevención y persecución del delito.

Cinco. Consolidar la Guardia Nacional, las policías y las fiscalías, estatales. En la actualidad, la Guardia Nacional cuenta con 130 mil integrantes, de los cuales la inmensa mayoría son militares o marinos. Esta fuerza debe aumentar por lo menos al doble, pero más importante es fortalecer las policías estatales.

Si Claudia Sheinbaum gana la Presidencia de la República, Omar García Harfuch seguramente será Secretario de Seguridad y Arturo Zaldívar su principal asesor en materia de justicia. No se trata de inventar el hilo negro, simplemente poner en práctica las estrategias ya probadas en México y otras naciones. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.

Onel Ortíz Fragoso en X: @onelortiz