El facilitador de acuerdos del presidente, el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se apersonó en la Cámara de Diputados en medio del debate para formalizar la militarización de la Guardia Nacional con una estridente declaración, anunció que buscará revivir la reforma eléctrica y construir una “verdadera reforma electoral”, con el apoyo del PRI.

Sin embargo, el líder de los priistas en la Cámara Baja, Rubén Moreira, desmintió al encargado de la política interior al asegurar que no existe ningún acuerdo político con Morena y el Gobierno Federal para revivir la reforma eléctrica ni para una reforma electoral que vaya en contra de la autonomía del INE.

Reabrir la reforma eléctrica

Las dos reformas son de lo más delicado para la salud republicana de la nación. Reabrir la reforma Eléctrica puede tener consecuencias catastróficas para la economía del país por varias razones, primero, porque para los inversionistas sería una señal de que en México no hay certeza jurídica para las inversiones privadas, nacionales y extranjeras; segundo, se perdería lo ganado por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que empresas maquiladoras y de la transformación se instalen en México, gracias a lo cual, nuestro país ha recuperado su posición como principal socio comercial de la economía más fuerte del mundo, pero las empresas requieren de abasto de energía limpia, barata y confiable y no de energía fósil, contaminante y cara.

De resultar cierta la pretensión de reabrir la reforma eléctrica, sería como una declaración de guerra a Estados Unidos, nuestro principal aliado, que daría ventaja a países como Rusia y China.

Una reforma electoral

Este miércoles, el presidente de la República en su mañanera reiteró lo que pretende con la reforma electoral, primero, eliminar a los diputados plurinominales que, en los tiempos más aciagos del priismo autoritario, fueron un triunfo y, segundo, quitar la autonomía al INE para regresar esa responsabilidad al gobierno.

Un retroceso a los tiempos de la Comisión Federal Electoral donde el responsable era el secretario de Gobernación, como en los tiempos de Bartlett y fraudes como el de 1988.

Un claro y simple ejemplo de lo que pretende AMLO con su reforma, fue cuando amenazó con que, si no se aprobaba la reforma de la Guardia Nacional, haría una consulta organizada por la secretaria de Gobernación donde no participaría el INE. En otras palabras, Gobernación organizaría las mesas de casilla, la recepción de votos y el conteo.

Pero ¿Qué hay detrás de las declaraciones de Adán Augusto?

Tal vez realmente sea eso, que, como lo anunció el secretario de Gobernación, quieran las dos reformas con el PRI, con ello, buscarían eliminar de tajo la inversión privada del país y mantener el control electoral para, como lo hizo el PRI más de 70 años, quedarse en el poder. Esto sería gravísimo.

Otro escenario, y que puede ser muy probable, es que las declaraciones del inquilino del Palacio de Covián sean un distractor más, de esos a los que nos tiene acostumbrados AMLO para sacudirse y no se hable más de temas que seguramente lo tienen muy preocupado: La divulgación de información producto del hackeo a la SEDENA y las infidencias que se cuentan en el libro “El Rey del Cash” sobre cómo operaba la recaudación de dinero para sus campañas.

O bien, puede ser una estrategia de negociación, amenazar con reabrir la reforma eléctrica, para negociar la reforma electoral.

Esperemos que su desesperación no lo lleve más allá de los distractores que acostumbra, porque de lo contrario, el pueblo de México será quien pague las locuras y obsesiones del presidente.