Durante los últimos días de diciembre pudimos leer todo tipo de predicciones para 2022. Algunas fueron útiles. Otras no tanto. No pienso reproducirlas aquí. Más que plantear escenarios y escribir ocurrencias sobre endebles pronósticos, creo que podríamos sugerir al gobierno de la 4T que defina una lista de tareas pendientes. Pero, al elaborarla, el común denominador de las políticas públicas debería ser el concepto de valor público.

En 1995, el profesor Mark Moore de la Escuela Kennedy de Gobierno de Harvard postuló que la tarea de los servidores públicos es crear valor público. ¿Qué es valor público? Se refiere al valor creado por el gobierno a través de políticas públicas, servicios, leyes, regulaciones y otras acciones. Es diseñado e implementado por administradores públicos que navegan con éxito en un triángulo estratégico que los ayuda a:

  1. Producir resultados valiosos.
  2. Actuar con innovación dentro de las limitaciones de recursos y capacidades organizacionales disponibles.
  3. Avanzar en un entorno autorizador, de jurisdicción formal e informal, de marcos y mandatos legales y regulatorios.

Dejemos a un lado, por un momento, las mañaneras y la ambición de concentración de poder; olvidémonos de la ideología de muchos de los activistas convertidos en funcionarios de la 4T; vayamos más allá de la polarización y el enfrentamiento social que se alienta desde el gobierno.

En las tareas del gobierno, la incompetencia es también una forma de corrupción. Lo que los ciudadanos esperan es que la administración pública se concentre en generar, eficazmente, la satisfacción que merecen. ¿Cómo? El objetivo debe ser enfocarse en crear:

  • Valor económico: generación de actividad económica vigorosa, crecimiento, más y mejores empleos.
  • Valor social y cultural: mayor capital social y cohesión comunitaria.
  • Valor político: diálogo democrático efectivo y participación pública eficaz.
  • Valor ecológico: desarrollo sostenible, reducción de la contaminación y de residuos, menor calentamiento global.

Los mexicanos esperamos una prestación de servicios públicos de calidad, accesibles, convenientes, que tengan en cuenta las necesidades de los usuarios. El gobierno de la 4T será reconocido si combate realmente la corrupción y si logra los máximos beneficios con los mínimos recursos. Las políticas públicas deben minimizar costos y evitar la burocracia innecesaria. Queremos que el desempeño financiero del gobierno sea eficiente, prudente y eficaz. Deseamos que la acción del gobierno se ejecute en un marco de certidumbre, estado de derecho, y proteja siempre los derechos de los ciudadanos.

Si el gobierno de la 4T se aplica a hacer su tarea con responsabiidad, el 2022 podría ser recordado por:

1. Logros y resultados concretos.

2. Confianza y legitimidad.

3. Calidad de la prestación de servicios.

4. Eficiencia.

Pero en el México del siglo XXI, el gobierno no puede hacer todo solo. La sociedad espera colaboración entre el sector público y el sector privado. Los ciudadanos saben que puede haber convergencia en los beneficios y el propósito de ambos, si se ponen de acuerdo y trabajan juntos.

¿Se pueden alcanzar los objetivos empresariales y, al mismo tiempo, avanzar en los objetivos de la sociedad? ¿Pueden las empresas, el gobierno y las organizaciones sin fines de lucro crear un cambio social juntos? ¿Cuál es la manera más eficaz para hacerlo? En el México del 2022, la colaboración debería ser el principio rector, no la confrontación. La colaboración es lo que nos hará exitosos como país.

Con frecuencia leemos que una gran mayoría de los ciudadanos quiere cambios en el gobierno; quiere ver una manera diferente de gestionar la administración pública y resolver los problemas. Pero también quieren que las empresas actúen de forma diferente, en una nueva dimensión social. No bastan las prácticas tradicionales de responsabilidad social corporativa. Las empresas deben beneficiar a todas sus partes interesadas, incluidos los accionistas, empleados, clientes y las comunidades en las que operan.

Podemos vivir mejor con los resultados de una buena colaboración, en una sociedad justa y armoniosa.

Peter Drucker escribió en su libro “La era de la discontinuidad” que todos los sectores de la sociedad son tocados por el interés público. Pero todos los sectores deben operar en simbiosis, como si fueran una orquesta, cada uno de ellos desempeñando su propio papel en colaboración con otras instituciones.

El premio Nobel Joseph Stiglitz argumentó que si decidimos colaborar entre los distintos sectores de nuestra sociedad tendríamos la capacidad de hacer crecer la economía y avanzar hacia la igualdad. Podríamos crear una prosperidad compartida.

Para que las empresas sobrevivan y tengan éxito en el México complejo de hoy, y en el mundo globalizado e hiperconectado, los líderes empresariales deben estar dispuestos a adoptar la colaboración como el principio rector, más que la competencia.

En verdad, los intereses empresariales y los intereses sociales pueden ser los mismos si logramos que en 2022 opere la colaboración entre empresas, gobierno, filantropía y comunidad. Para ello se requiere diseñar e implementar un proceso común, compartido, para la asociación productiva de los diferentes sectores. No hay nada escrito sobre esto. Los jugadores deben definir creativamente este proceso.

Es necesaria, primero, una visión de largo plazo y un plan coordinado e integral. A través de un proceso operativo bien estructurado, se pueden ampliar y alinear los esfuerzos y así aprovechar las fortalezas comparativas.

La gente es lo que hace la diferencia. El trabajo en equipo es vital. La colaboración exige una red de líderes que operan programas y organizaciones independientes pero coordinadas en cuanto al propóstio último. Estos líderes y sus equipos tienen fortalezas diferenciadas pero están alineados en torno a objetivos compartidos. Cuando empoderamos a las personas, las organizaciones públicas y privadas triunfan.

La definición de lugares para la colaboración es indispensable. La colaboración no se puede dar sólo en la imaginación de un líder. Cuando se logra la integración de las partes interesadas de todas las organizaciones y comunidades en un determinado lugar, el trabajo conjunto brinda resultados poderosos. Esto suele requerir tiempo y esfuerzo para generar confianza y requiere intencionalidad en torno a priorizar las preferencias y los mejores intereses de las partes interesadas. Trabajar en colaboración con un sentido de comunidad permanente, basada en el lugar específico, refuerza las relaciones a largo plazo.

La colaboración necesita financiamiento para compensar el riesgo y lograr una mayor escala. Las asociaciones entre el gobierno y las empresas pueden aprovechar y combinar diversas herramientas e inversiones financieras. Esto permitirá diversificar el riesgo y ampliar el fondo de capital disponible para llevar a cabo programas exitosos y obtener mejores resultados. Al combinar capital financiero de diferentes fuentes, incluido el capital filantrópico (que puede asumir riesgos significativos), los programas se benefician de una cartera versátil y coordinada de financiadores.

Siempre hay que medir el rendimiento y el impacto social. La colaboración exige que todos los actores trabajen juntos para identificar y seleccionar prioridades y programas que maximicen el valor público.

En conclusión, la colaboración público-privada y la inversión para generar valor público es la mejor manera de alinear los intereses y objetivos de las organizaciones del gobierno y empresariales. La eficiencia empresarial y la orientación al cliente pueden beneficiar los esfuerzos de los sectores público y filantrópico.

La colaboración no es una tarea fácil. El desarrollo eficaz de asociaciones entre el gobierno, empresarios y organizaciones de la sociedad requiere una compleja planificación integral, toma tiempo y es imposible de implementar sin finaciamiento adecuado y apoyos específicos, públicos y privados. Es difícil también porque requiere liderazgo visionario, participación comprometida, transparencia en la operación y medición del desempeño. Pero juntos podremos lograrlo.

Demos la bienvenida al 2022, el año que nos exige la colaboración entre el gobierno, los empresarios y las organizaciones de la sociedad.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino