El jugador de los Patriots de Nueva Inglaterra finalmente recibió preguntas de la prensa el martes en el día de atención a los medios del Súper Bowl en Indianápolis.
El wide receiver siempre soñó con ser el centro de atención en un Súper Bowl.
Nunca estuvo cerca de llegar al partido por el campeonato de la NFL en sus 10 años con Cincinnati, así que también cubrió la jornada de atención a la prensa para su cadena "Ochocinco News Network" en las redes sociales.
El martes, Ochocinco recibió preguntas de docenas de periodistas durante una hora, mostrando un aspecto recatado. Y se dedicó a hablar sobre el equipo, no sobre sí mismo.
"Vaya que he soñado con esto", dijo, ataviado con su jersey número 85, gorra azul del Súper Bowl y una incontenible sonrisa. "He jugado este partido desde hace mucho, desde que tenía cuatro años. Y esto es con lo que sueñas, venir a este escenario y disfrutarlo. Así que eso es lo que voy a hacer".
Claro que lo está haciendo al estilo de Nueva Inglaterra.
En lugar de conducir la charla hablando de sí mismo, Ochocinco fue parte del acontecimiento. No pareció importarle que no le hayan dado uno de los 14 podios colocados en la cancha para el entrenador Bill Belichick y los jugadores.
Se quedó sobre la yarda 13 entre los podios reservados para el tight end Aaron Hernández y para el receptor Matthew Slater, donde su suave voz a veces era opacada por los comentarios de sus compañeros que salían por los altavoces.
Nada de eso importó.
"Este es mi podio", dijo Ochocinco, en referencia a su pequeña sección de césped artificial rodeada por reporteros y fotógrafos. "Si estuviera allá arriba, no podrían acercárseme. No podrían oler la colonia que estoy usando".
Durante la sesión de casi una hora, Ochocinco difícilmente dio señales de su viejo estilo, que buscaba siempre llamar la atención. Luego de 10 años de ganar los reflectores y perder los partidos en Cincinnati, el amo de las redes sociales tenía que realizar uno de sus cambios más difíciles.
Ochocinco tuvo que usar la palabra "yo" con mucha frugalidad para coexistir con Belichick en Nueva Inglaterra. Tuvo que aprender a callarse, dijo, complementando el comentario con una palabra altisonante.
No había remordimiento en su tono de voz el martes. Cuando los Patriots se lo llevaron, sabía que su estilo de promocionarse a sí mismo terminaría. Si regresaba a esa actitud de "mírenme todos", hubiera sido el final de su estadía en Nueva Inglaterra.
"Pude haber hablado", dijo, "pero entonces estaría hoy sentado en casa".