Ginebra, 28 feb (EFE).- El nuevo Gobierno libio opinó hoy que la problemática de la migración hacia Europa es una "carga muy difícil de gestionar" y pidió que se busquen soluciones conjuntas y bajo una visión de "responsabilidad compartida" entre países de origen y receptores.

Así lo manifestó el primer ministro libio, Abderrahim al Kib, en su primera intervención ante el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU, que recibe en sus primeros días de sesiones en Ginebra a dignatarios de numerosos países.

El responsable del nuevo Ejecutivo libio sostuvo que su país desempeña el rol, por su posición geográfica, de enlace entre Europa y África y que está dispuesto a cooperar con todas las partes involucradas para resolver los problemas relacionados con el tránsito migratorio.

Libia es un importante país de paso para la inmigración irregular procedente en especial de África y última etapa antes de alcanzar las costas europeas por vía marítima, que generalmente son las de Italia -muchas veces la isla de Lampedusa- por su proximidad.

El exlíder libio Muamar el Gadafi utilizó esta cuestión como una forma de chantaje frente a los países europeos y durante la revolución del año pasado, que llevó a su derrocamiento, se descubrió que incluso incentivó las salidas ilegales de embarcaciones repletas de inmigrantes desde las costas de su país.

Por otra parte, Al Kib pidió a los países que desistan de brindar asilo a los miembros del antiguo régimen o a familiares del exdictador, varios de los cuales se encuentran actualmente en Argelia, Níger y Túnez.

Los gobiernos de estos países han explicado que acogen en particular a los parientes de Gadafi, especialmente su esposa, hijos y las familias de éstos, por razones humanitarias porque se teme que, si regresan a Libia, sufran represalias.

"Pedimos que los representantes del antiguo régimen no reciban asilo internacional porque no puede haber inmunidad para criminales. Queremos cooperación internacional para que reciban un juicio justo", declaró el primer ministro.