Saltillo.- El activismo de Humberto Moreira —el exgobernador, recién expulsado del PRI, que más ha agraviado y avergonzado a Coahuila dentro y fuera del país— no puede anticipar nada bueno en un proceso electoral de por sí enconado. En un ambiente político y social de cambio, su insolencia expone al PRI a perder el gobierno, después de monopolizarlo 88 años, y a un desfondamiento en las votaciones para alcaldes y diputados del 4 de junio. Si el escenario se cumple, mucho se deberá a él y al grupo en el poder desde 2005. “Camarilla”, lo llama el candidato independiente Javier Guerrero.

Moreira es un político acabado, y su fuerza electoral un mito. Él mismo declaró a Ciro Gómez Leyva que el PRI rehusó postularlo para diputado federal, alcalde de Saltillo y diputado local. No de balde, pues él y sus hermanos son candidatos a correr la misma suerte que Javier y César Duarte, exgobernadores de Veracruz y Chihuahua. En esa dirección apunta el discurso de Guillermo Anaya, Armando Guadiana y Javier Guerrero, candidatos opositores al gobierno.

En la entrevista del 24 de marzo con Gómez Leyva, un Moreira demudado y avejentado (tiene apenas 50 años) se jactó de ser uno de los tres coahuilenses que han ocupado la presidencia del PRI. Compararse con Manuel Pérez Treviño —combatiente en la revolución bajo las órdenes de Carranza, gobernador de Coahuila, secretario de estado, fundador del PNR, antecedente del PRI, y precandidato presidencial— es una de sus usuales desmesuras.

Pérez Treviño era un hombre honrado. Él no fue a España a estudiar con una beca, sino como embajador. Sus contribuciones al exilio republicano, durante la Guerra Civil, todavía son hoy reconocidas. Moreira estuvo preso en Madrid por orden de la Fiscalía Anticorrupción, acusado de lavado de dinero. Una investigación de El País reveló que el presidente Peña Nieto “puso a su disposición toda la maquinaria diplomática y legal de su embajada en España para intentar conocer su situación hasta el mínimo detalle, atender a su familia y sacarle de la cárcel”. (Aristegui Noticias 22.03.16)

El segundo coahuilense líder PRI fue Humberto Roque (1996-1997). Antes, como líder del Congreso, celebró el aumento del 50% al IVA con la “roqueseñal”. Moreira no hizo el ademán de su tocayo, pero se lo aplicó a los coahuilenses con la deuda de más de 40 mil millones de pesos (de los cuales se han pagado alrededor de 15 mil millones de intereses). Moreira fue despedido de la presidencia del PRI por el escándalo de la megadeuda. Hoy, como candidato a diputado plurinominal por el Partido Joven, reta al sistema que en mala hora lo encumbró.

Además de tóxico, Moreira es mal entendedor. En su charla con Gómez Leyva, reprochó no haber sido invitado a la toma de posesión del candidato del PRI al gobierno, Miguel Riquelme, “ni como consejero municipal, ni estatal, ni nacional ni como exgobernador”. Acusó a Enrique Ochoa de cerrarle las puertas para contender. “No sé si conozca los estatutos”, dijo con sarcasmo. Semanas más tarde, sería expulsado del PRI por haber aceptado la candidatura del Partido Joven para diputado local. “Así lo marcan los estatutos”, replicó Ochoa. La decisión se confirmó este miércoles cuando se retiró el retrato de Moreira de la galería de presidentes. Hasta hoy, el valentón ha guardado silencio. En un audio divulgado en medios de comunicación locales a finales de diciembre pasado, Moreira amaga: “si me expulsan en Coahuila, expulsamos al PRI”.

El sueño de Humberto Moreira de ser presidente devino en pesadilla.