NOTA: Este artículo puede contener spoilers de toda la saga de Mad Max.

De la mano de George Miller y Fury Road, Mad Max está de regreso; uno de los personajes de acción más brutales y complejos llega después de 30 años de estar en el lugar que más le gusta, las sombras. En estos momentos está demás decir que la cinta es por demás gloriosa, pues captura de manera efectiva la esencia de aquellas legendarias obras de acción de los 80 y 90; además de mantener la esencia del personaje insignea, la cual no es otra que ser un personaje ajeno a una definición típica del heroismo.

Así es, quienes piensen en Max como un héroe están cayendo en un error garrafal; Miller jamás expone a su protagonista como alguien que se ajusta a los canones de mitógrafos y estudiosos del tema como Joseph Campbell. Comencemos por el principio.

El mundo en el que se desarrolla la saga es uno abismal, es decir, donde los valores que tenemos entendidos (morales, estéticos, religiosos, etc.) ya no pueden sostenerse; la pelea por los energéticos ha hecho que gran parte de la población se corrompa y regrese a su primera naturaleza, a un estado donde sólo la sobrevivencia tiene cabida; más allá del estadio cultural que da origen a la civilización. Aquí, Max, como uno de los pocos policías aún en activo; trata de mantener juntas las grietas de la sociedad, pues tiene algo por lo cual mantenerse como un ser "político" y no una bestia.

La primer cinta nos muestra a este hombre involucionando, la sociedad y todo lo que le daba un fundamento se destrozan en un sólo movimiento; de la manera más cruel (la muerte de varios seres queridos), da cuenta que la comunidad es ya sólo una ilusión, no queda nada más, únicamente un abismo insondable. Un estado de matar o morir, ayudar al otro no es una opción, ¿cómo ser un héroe cuando no hay por qué luchar, no hay nada que salvar? La opción más viable, ser un villano. Al final de la primera Mad Max, se da el nacimiento de un villano; alguien sin una moral establecida que sólo vela por sí mismo, sin importarle el otro.

Así, Max es arrojado a un mundo extraordinario, pero ojo; en la dinámica del héroe, cuando este llega al terreno de las aventuras; su fin es atraversarlo y regresar al punto de inicio, ya con un nuevo entendimiento gracias a lo experimentado. En la obra de Miller, Max jamás regresa al punto de origen, se queda dentro de lo ajeno, en lo otro; de hecho, lo hace suyo. Cosa que podemos ver en Fury Road y El Guerrero del Camino; después de todo lo que vive con sus forzados acompañantes, en lugar de irse al terreno de la comunidad, se queda en lo que para muchos es una representación del infierno, en el abismo.

Ese es su hogar, comprende muy bien cómo se establece el caos imperante ahí y se desenvuelve como un "pez en el agua"; entrar en lo "ordinario" no cabe en sus posibilidades porque estaría alejándose de su propia esencia brutal; sería obligado a no activar su fuerza, cosa que ya no le es posible. No obstante, en estas dos entregas podemos ver una nueva faceta de Max, en un momento determinado deja de ser un villano, no se convierte en una fuerza del bien tampoco, pero pareciera que recupera algo de su humanidad o encuentra una nueva definición a la misma.

¿Por qué? Porque encumbra a los verdaderos héroes. De manera inmediata, en Fury Road, es Imperator Furiosa la que cumple con el canon heroico; esto gracias a la ayuda, desinteresada o forzada (según se quiera ver) del guerrero. Parte a una aventura extraordinaria, donde da cuenta de ciertas lecciones, para regresar renovada a la Ciudadela; en su camino encuetra a mentores y aliados que la ayudan, pero es ella quien, necesariamente, se debe de llevar la gloria y la recompensa. Max, bueno, Max simplemente cumple con su comentido y desaparece de nueva cuenta en su violento territorio.

¿Entonces este hombre atormentado jamás encuentra la redención, es una bestia aristotélica absoluta? Tal vez es en la Cúpula del Trueno donde se ve renovado, esto al mostrar un verdadero interés por los niños que habitan la estructura y tener la firme convicción de liberarlos; pero aún así queda abierto a discusión; pues él no regresará a ningún lado, no tiene a dónde ir, ¿cómo ser un héroe si no se tiene un lugar al cual retornar con una nueva visión de la vida? Los infantes de la Cúpula son la esperanza, pero no para él, para el resto del desolado mundo; Max es parte de esa naturaleza pervertida, lo sabe muy bien.

Las cintas de Mad Max nos muestra todas las facetas de su protagonista: un villano, un antihéroe, una bestia que se vasta a sí misma; pero jamás nos presentan a un ser heroico, no hay una moralidad real en él más allá del instinto primario de sobrevivencia. Aquí no hay héroes, sólo humanos arrojados a un abismo que jamás pudieron atravesar.