La tarde de este 1 de marzo, el nicaragüense, poeta, sacerdote y representante de la revolución sandinista, Ernesto Cardenal, murió a los 95 años a causa de fallas renales y cardiacas con las que luchaba desde hace tiempo. 

Su connacional, la escritora, Giconda Belli, fue quien confirmó la noticia a través de un mensaje con el que recordó y exaltó el espíritu revolucionario del hombre que encontraría en el sacerdocio una de las vocaciones que le dieron forma a su vida y su historia: 

"Ernesto Cardenal: nuestro gran poeta, acaba de morir a sus 95 años, después de una vida de entrega a la poesía y a la lucha por la libertad y la justicia".

Gioconda Belli

Nacido en Granada, en el seno de una de las familias más acaudaladas en influyentes de Nicaragua que había imaginado para él un futuro prodigioso dentro de la abogacía, Cardenal descubrió a temprana edad que su verdadera pasión estaba en las letras, específicamente en la poesía; con ella desahogó y vivió los amores y desamores de la primera etapa de su vida, pero esto no sería lo único que lo marcaría.

Para 1957, el joven Ernesto encontró en la teología y la religión católica una nueva forma de expresión, crecimiento y amor. Así se convirtió en novicio bajo las enseñanzas del también escritor, Thomas Merton. Así se lo anunciaron a través de una carta cuando fue aceptado para unirse al monasterio trapense de Gethsemani, en Kentucky, Estados Unidos. 

"Tendrá de maestro de novicios a uno que también es poeta, en cierto sentido, y estudió como usted en la Universidad de Columbia"

Monasterio trapense de Gethsemani

El carácter revolucionario con el que Cardenal escribió El Evangelio de Solantiname, lo llevó a ser vetado de la práctica del sacerdocio por el Papa Francisco II, quien no le perdonaría su participación activa en la política y como promotor de la Teología de la Liberación. El Vaticano lo perdonó en febrero de 2019, el día 17 del mismo mes, poco más de un año antes de su muerte, volvió a oficiar misa. 

Con información de BBC y El Reuters.