Para muchas personas en todo el mundo, una dieta basada en pollo es considerada como saludable a comparación del consumo de carnes rojas. Sin embargo, existe un debate entre los consumidores, sobre si se debe o no lavar el ave cruda antes de cocinarla.

Los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), recomiendan no lavar el pollo crudo para evitar la propagación de microbios. Esto ha desatado todo tipo de comentarios a favor y en contra, pues muchas veces las condiciones con las que se almacena no son las mejores.

Los CDC indican que la mejor manera de matar bacterias del pollo crudo es cocinándolo bien. Lavar el ave o cualquier tipo de carne puede ayudar a la propagación de una bacteria conocida como campylobacter, que se aloja en utensilios de cocina, las manos y ropa.

El 44% de la población norteamericana lava el pollo crudo para eliminar la suciedad y gérmenes antes de cocinarlo. La campylobacter se contagia fácilmente por comer alimentos infectados como vegetales frescos, leche sin pasteurizar y, desde luego, el consumo de aves de corral.

¿Cómo evitar el contagio por campylobacter?

Un pollo que no está bien cocinado puede generar desde diarrea, fiebre, dolor abdominal, náuseas y vómito. La mejor manera de contrarrestar los efectos de campylobacter es tomar agua en abundancia e ingerir alimentos en pocas cantidades.

Los expertos también recomiendan lavarse las manos perfectamente después de manipular pollo crudo y vegetales. Las enfermedades por estos alimentos sin que estén bien cocinados duran pocos días, pero se debe tener mayor precaución en niños y ancianos, pues son los más propensos a contraer infecciones.