Durante la Edad Media surgieron varios padecimientos entre la población, debido al descuidado tema de salud, una que es bastante conocida es la enfermedad de la gota, conocida como “Enfermedad de Reyes”.

Se le llama así a la enfermedad de la gota, debido a que era padecida en su mayoría por los reyes, sus familias y la aristocracia de la época; no por una predisposición genética o de salubridad, sino por algo social.

La gota se produce debido a la sobresaturación de ácido úrico en el cuerpo, esto derivado de la alta ingesta de carnes rojas y alcohol (vino en la Edad Media), combinado con una baja actividad física.

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Ahora bien, en la alta Edad Media, el acceso a carne roja y vino era escaso entre la población de Europa, siendo casi exclusivo de las grandes casas y relacionados.

La aristocracia medieval era conocida por sus grandes banquetes, y también por su escasa actividad, siendo atendidos casi en todos aspectos por la servidumbre.

Esto derivaba en que pasados los 20 años, cuando el metabolismo y el ímpetu comienza a disminuir en el humano, los nobles, reyes y aristócratas comenzaran a aumentar de peso.

Los altos nobles y realeza de la época, pasaba la segunda mitad de su vida comiendo, bebiendo y descansando, lo que trajo como consecuencia el sobrepeso y la aparición de la enfermedad de la gota.

La enfermedad de la gota era vista como algo bueno entre los reyes

La enfermedad de la gota tiene consecuencias graves, las extremidades inferiores son las más afectadas, produciendo dolores incesantes en los dedos de los píes y limitando casi en su totalidad el movimiento.

Sin embargo, en la mencionada Edad Media, era vista como algo bueno entre los reyes y también en gran parte de la sociedad europea. Esto debido a su simbolismo social (nuevamente).

Sufrir de gota significaba que pertenecías a la clase alta de la época y te podías permitir lujos que el “vulgo” no, tener sobrepeso era visto como símbolo de abundancia.

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Además de que estaba el factor de atención, pues al sufrir gota los nobles se quedaban postrados en cama o sentados todo el día, dejando que se les cuidara en todo sentido, sin ellos mover un sólo dedo.

Claro que esto también se traducía en un deterioro fulminante de la salud y una muerte prematura, pues reyes y nobles jamás se atendían la enfermedad de la gota, manteniendo su estilo de vida.

Dentro de los reyes más famosos que fueron afectados por la enfermedad de la gota tenemos a Carlomagno y Enrique VIII, este último quien “popularizó” el padecimiento y su investigación siglos después.

Con información de BBC y Fundación Index/Gomeres.