Un gran avance científico se ha registrado en Connecticut, Estados Unidos donde un grupo de científicos encabezado por Nenad Sestand, logró devolver la vida a las células cerebrales de 32 cerdos que habían estado muertos por más de 4 horas. 

Este acontecimiento representa un avance en las posibilidades de devolver su función a un órgano que por alguna razón dejó de funcionar; sin embargo, aún hay mucho camino por delante. 

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Antes de continuar, es necesario mencionar que el experimento se hizo bajo rigurosos lineamientos éticos pues ningún animal fue sacrificado para poder hacerlo. Las cabezas provinieron de animales destinados al consumo humano que fueron decapitados para ello y luego esta parte fue donada para que la ciencia pudiera investigar la función cerebral. 

Foto: Josh Riemer / Unsplash

Los cerebros en cuestión, habían dejado de recibir oxígeno y médicamente estaban muertos, pero tras cuatro horas, fueron conectados a un sistema de perfusión que bombea una solución sintética de hemoglobina con oxígeno, nutrientes y medicamentos. A través del riego sanguíneo, el dispositivo hace que el cerebro esté a temperatura ambiente y repara la anoxia (falta de oxígeno). 

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Así fue como las células se  mantuvieron vivas durante 6 horas más, además de haber detenido su deterioro; las células han conservado su estructura, se redujo la muerto celular y se restauró la función molecular, entre otras cosas, sin embargo, durante todo ese tiempo no se produjeron ondas cerebrales ni hubo señales de consciencia, por lo que queda claro que la presencia de células vivas no es igual a que el cerebro funcione correctamente

Como dijimos antes, este es apenas un pequeño paso y, a eso se añade que el equipo científico no descarta la posibilidad de conseguir recuperar la función cerebral pues en la solución suministrada estaba incluido un fármaco que bloquea la actividad neuronal. 

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Para poder continuar con esta clase de experimentos, es necesario un consenso científico y ético de la comunidad de expertos, pues resucitar un órgano es “un camino inexplorado” que requiere de muchos más estudios y pruebas. 

Foto: Meo / Pexels

Con información de El Mundo.