La langosta es uno de los platillos más populares y más costosos del mundo; su preparación básicamente consiste en elegirla y muchos restaurantes la sumergen frente a ti en una olla con b. Este proceso ha sido considerado por muchos como un acto de tortura para los crustáceos, por lo que en Suiza e Italia, han desarrollado una normativa que prohíbe este proceso cuando los animales estén aún con vida.

La legislación dicta que todo crustáceo deberá permanecer en su entorno natural y pasar por un proceso específico para ser sacrificados, esto para evitar las granjas ilegales de los decápodos.

Normalmente los crustáceos se mantienen en hielo aún estando con vida para su conservación; sin embargo, gracias a una nueva revisión de la legislación de aquel país en protección de materia animal, esto ya no será permitido a partir de marzo, así como el uso de dispositivos automáticos que castigan a los perros por ladrar, entre otras cosas.

"Los crustáceos vivos, incluida la langosta, no podrán ser transportados sobre hielo o agua helada. Las especies acuáticas deberán mantenerse en su entorno natural", apunta la regulación.

Con información de El País