En la siguiente broma jugada a unos estudiantes universitarios, las reacciones van de la sorpresa, risa a la franca intolerancia. 

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Un joven llega a la biblioteca escolar, toma un asiento, prende su computadora y conecta sus audífonos. Pero ¡oh! se le pasa introducir bien el cable auxiliar y como suele pasar en muchas ocasiones, no se da cuenta que los demás escucharán lo que pensaba sería una experiencia privada.

Y es que el muchacho se pone a ver "porno gay" en la comodidad de su silla. Al momento de dar play en cualquier video comienzan los gemidos masculinos de placer, gritos de dolor durante la penetración y ruegos de éxtasis: "Sí papi, dame más", "Así duro, más duro", y cosas por el estilo

Los otros estudiantes tienen reacciones variadas, unos simplemente no pueden parar de reír, otros se miran extrañados; molestos, otros exigen al joven que le pare, él los ignora. 

Al final parece darse cuenta de su error y decide retirarse del recinto universitario pero ¿qué creen? pues que ya era demasiado tarde, pues a nuestro bromista los efectos del porno gay se le pueden ver a un kilómetro de distancia, con una enorme erección que casi atraviesa la tela de su ropa deportiva

El bromista en cuestión es "Freddy Fairhair", búsquenlo a él, su ingenio y sus erecciones. 

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